¿Cómo vive un Beatle? por Maureen Cleave

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¿Cómo vive un Beatle? por Maureen Cleave

Mensaje por Eterno »

11 de agosto de 1966
The Beatles volaron a los Estados Unidos, aterrizando primero en Boston y después en Chicago a donde llegaron a las 4:18 p.m.

La prensa y tres canales de televisión los esperaban en Chicago y no hablaban de más que de las declaraciones de John sobre Jesús. The Beatles estaban programados para dar una conferencia de prensa en el piso 27 del Hotel Astor Towers en donde se alojarían.

John, obviamente, se sentía incómodo al verse forzado a disculparse por algo que los estadounidenses habían tomado fuera de contexto.

John: “Miren, yo no dije que The Beatles fueran mejores que Dios o que Jesús. Dije ‘The Beatles’ porque es más fácil para mí hablar de The Beatles. Pude haber dicho ‘la televisió’ o ‘el cine’, ‘los coches de carreras’ o cualquier cosa popular y podría haberme salido sin problema…”.

“No soy anti-Dios, anti-Cristo o anti-religión. No dije que somos más grandes o mejores. Creo en Dios pero no como una cosa, no como un hombre anciano en el cielo. Creo que lo que la gente llama Dios es algo en todos nosotros. Creo que lo que Jesús, Mahoma, Buda y todo el resto dijeron es lo correcto. Sólo es lo que interpretamos lo que no lo es”.

“No dije lo que están diciendo que dije. Lamento haberlo dicho, realmente. Nunca fue dicho con la intención de que sonara algo en contra de la religión. De lo que aprendido u observado, el Cristianismo me parece estar perdiendo importancia, estar perdiendo el contacto”.

Reportero: “Un disc jokey en Birmingham, Alabama, el que de hecho inició todas las repercusiones ha exigido una disculpa tuya”.

John: “La puede tener. Me disculpo ante él”

(De The Beatles Diary de Keith Badman)


El artículo con la cita en cuestión firmado por la periodista Maureen Cleave y publicado en el periódico Evening Standard el 4 de marzo de 1966.

.........................................

¿Cómo vive un Beatle? John Lennon Vive Así
Maureen Cleave
Evening Standard, 4 de marzo de 1966



Imagen

Fue hace 3 años que The Beatles se hicieron famosos. Desde entonces, los observadores han intentado calibrar ansiosamente si su fama fue de cera o sólida; predijeron la caída de los viejos Beatles, buscaron diligentemente a los nuevos Beatles (lo que fue tan inútil como buscar al nuevo Big Ben).

Por fin se rindieron; la fama de The Beatles va más allá de los cuestionamientos. No tiene nada que ver con que sean hostiles o amables, estén casados o solteros, tengan 25 ó 45, aparezcan o no en Top Of The Pops. Ellos están más arriba de cualquier posición aún aquella que podría desear un Rolling Stone. Son famosos de la misma manera en que la Reina es famosa. Cuando el Rolls-Royce de John Lennon, con sus llantas y vidrios negros, pasa, la gente dice: “¡Es la Reina!” o “¡Son The Beatles!”. Con ella, comparten la seguridad de una vida estable en la posición superior. Todos están hasta arriba en la estima pública –ella en el Palacio de Buckingham, ellos en el área Weybridge-Esher. Sólo Paul se mantiene en Londres.

La comunidad de Weybridge consiste de los 3 Beatles casados; viven ahí entre colinas de madera y los corredores de la bolsa. No han trabajado desde Navidad y su existencia se da en reclusión y, curiosamente, sin consciencia del tiempo. “¿Qué día es hoy?”, pregunta John Lennon con interés cuando tocas la puerta con noticias del exterior. Las fans continúan en las rejas pero The Beatles sólo se ven entre ellos mismos. Son más amigos que nunca.

Ringo y su esposa, Maureen, pueden visitar a John y a Cyn; John puede visitar a Ringo. George y Pattie pueden visitar a John y a Cyn y puede que todos visiten a Ringo, en coche, por supuesto. Todo lo que esté fuera de casa es para vacaciones.

Ven películas, juegan interminables juegos de Buccaneer; ven televisión hasta que la programación se acaba, frecuentemente escuchando discos al mismo tiempo. Pasan las primeras horas de la mañana grabando cintas locas. Las horas de comida y de dormir no tienen significado como tal para ellos. “Nunca tuvimos tiempo antes de hacer nada más que ser Beatles”, dijo John Lennon.

Es muy parecido a lo que siempre ha sido. Todavía ve sobre su nariz, tan arrogante como un águila, aunque los lentes de contacto han corregido la miopía que causó originalmente esta expresión. Se parece más a Enrique VIII que nunca ahora que su cara se ha llenado –sigue siendo tan imperioso como impredecible, indolente, desorganizado, infantil, vago, encantador y un pensador rápido. Sigue siendo fácil llevarse con él aunque es tan rudo como el infierno. “Nunca preguntaste sobre Fred Lennon”, dice decepcionado. (Fred es su padre; sólo emergió cuando se volvieron famosos). “Estuvo aquí hace unas semanas. Fue la segunda vez en mi vida que lo había visto –le mostré la salida”. Continuó de manera alegre: “No lo iba a tener a él en la casa”.

Su entusiasmo sigue ascendiendo e insiste en compartirlo. George lo ha introducido a la música hindú. “No estás escuchando, ¿o sí?”, grita después de 20 minutos de que inició el disco. “Esto es sorprendente –tan bueno. ¿Te parecen buenos los hindús? ¿Estás escuchando? Esta música tiene más de mil años; me hace reír, los Británicos fueron y les dijeron qué hacer. Sorprendente”. Y prende la televisión.

La experiencia ha plantado varias semillas de la duda en él; no que su mente esté cerrada pero está cerrada sobre lo que él cree en el momento. “El Cristianismo se irá”, dijo, “Disminuirá y se encogerá. No necesito discutirlo; estoy en lo correcto y se probará que lo estoy. Somos más populares que Jesús ahora. No se qué se irá primero, el rock ‘n roll o el Cristianismo. Jesús estaba en lo correcto pero sus discípulos eran corrientes y ordinarios. Sus malos manejos son lo que lo arruina para mí”. Se encuentra leyendo extensivamente sobre religión.

Hace compras rápidas en Asprey’s en estos días y hay vinos finos en su sótano pero aún sin mantiene sin la consciencia de quién es. Es demasiado flojo para realizar presentaciones aún si ha decidido en qué eventos aparecer –lo que no ha sido el caso.

Ahora tiene 25 años. Vive en una casa estilo Tudor falso grande, con páneles de madera y alfombras con su esposa Cynthia y su hijo Julian. Hay un gato que recibió su nombre en honor a la Tía Mimi y un comedor de color morado. Julian tiene 3 años y podría ser enviado al Liceo en Londres. “Parece que ése es el único lugar para él teniendo su posición”, dice su padre viéndolo sin pasión. “Lo lamento por él, sin embargo. No soportaba a la gente fea aún cuando tenía 5 años. Muchos de ellos son extranjeros, ¿no es así?”.

Dimos una vuelta rápida por la casa, Julian siguiéndonos con un gato siamés de porcelana grande en las manos. John pasa rápido a lo largo de los objetos en los cuales ha perdido el interés: “Ese es Sidney” (una armadura); “Ese es un hobby que tuve por una semana” (un cuarto lleno de coches de carreras a escala); “Cyn no me deja tirar eso” (una máquina de frutas). En el cuarto de estar hay 8 pequeñas cajas verdes con luces rojas parpadeantes. Las compró como regalos de Navidad pero nunca las dio. Parpadean durante un año; uno se lo imagina sentado ahí hasta la próxima Navidad rodeado de pequeñas cajas con luces parpadeantes.

Se detiene ante un objeto que aún le gusta; un crucifijo enorme de naturaleza Católica Romana con un 1HS en él; un par de muletas, un regalo de George, una Biblia enorme que compró en Chester, su disfraz de gorila.

“Pensé que podría necesitar un disfraz de gorila”, dijo. Se ve triste cuando se refiere a él. “Lo he usado dos veces. Pensé que podría ponérmelo en el verano y darme una vuelta en el Ferrari. Todos íbamos a comprar uno y manejar con ellos puestos pero fui el único que lo hizo. He estado pensando en ello y si no usara la cabeza sería un extraordinario abrigo de piel con piernas, ¿sabes? Me gustaría tener un abrigo de piel pero nunca me he encontrado uno”.

Uno siente que sus posesiones –que aumentan cada día- tendrían que ser muy preciadas. Todas las grabadoras, las 5 televisiones, los coches, los teléfonos de los cuales no se sabe un solo número. Al momento de acercarse al apagador de una de las cajas, se funde. Seis de las cajas con luces parpadeantes, garantizadas para durar hasta la próxima Navidad, han fallado. Sus coches –el Rolls, el Mini-Cooper (llantas y ventanas negras), el Ferrari (que se está pintando de negro)- lo desconciertan. Y también está la alberca y los árboles junto a ella. “Nada de lo que ordené”, dice resignado. Quiso que el fondo de la alberca tuviera un espejo. “Es una casa extraordinaria”, dijo. “Ninguno de mis aparatos realmente funcionan excepto el disfraz de gorila, el único que realmente me queda”.

Le gustan los libros y siempre pregunta qué es bueno para leer. Compra grandes cantidades de libros y éstos se mantienen ordenadamente en un cuarto especial Tiene a Swift, Tennyson, Xensez, Orwell, ediciones costosamente encuadernadas en piel de Tolstoy, Oscar Wilde. También tiene Mujercitas y todos los libros de Williams de su infancia así como algunos volúmenes inesperados tales como Cuarenta y Un Años en India de Field Marshal Lord Roberts y Curiosidades de la Historia Natural de Francis T. Buckland. Este último – con sus capítulos “Gatos Sin Orejas”, “Gente con Piernas de Palo” y “La Madre Inmortal de Harvey” – está entre sus preferidos.

Se acerca a la lectura con un interés vivo que no fue domado por la demasiada formal educación que recibió. “He leído millones de libros”, dice, “por eso parece que sé de las cosas”. Está obsesionado con los Celtas. “He decidido que soy un Celta”, dice. “Estoy del lado de Boadicea, todos estos malditos de ojos azules que cortan a la gente en pedacitos. Tuve un sentimiento horrible cuando desee estar ahí, no con esos malestares pero a través de la lectura. Los libros no te dan más que un párrafo sobre cómo vivían, tuve que imaginarlo”.

Puede dormir casi de manera indefinida y es, probablemente, la persona más floja de Inglaterra. “Físicamente floja”, dice. “No me molesta leer o escribir u observar o hablar, pero el sexo es el único acto físico en el cual puedo ser molestado por más”. De manera ocasional va a Londres en el Rolls conducido por un ex-guardia galés llamado Anthony. Anthony tiene un bigote que lo intriga.

El día que lo visité había sido invitado a un almuerzo en Londres lo que lo tenía emocionado. “¿Sabes cuánto dura un almuerzo?”, preguntó. “Nunca me han invitado a uno. Fue a Lyons el otro día y comí huevos, papas y una taza de té. Los meseros me velan y decían: ‘No, no es él, no puede ser él’”.

Se metió a su coche y mostró la televisión, la cama plegadiza, el refrigerador, el escritorio, el teléfono. Ha gastado demasiadas horas no productivas en el teléfono. “Sólo una vez pude hablar con una persona. Y habían salido”.

Anthony pasó el fin de semana en Gales. John preguntó si le habían dado la bienvenida y Anthony dijo que sí. Hablaron sobre la posibilidad de poner una extensión para el teléfono. Tuvimos que llamar al doctor porque John tenía una reacción en un dedo del pie. “No quiero ser como Dorothy Dandridge”, dijo, “que murió por una astilla 50 años después”. Añadió diligentemente que se había lavado el pie en cuestión.

Dimos una vuelta por el campo. “Famoso y cargado” es cómo ahora se describe a sí mismo. “Me dicen constantemente que estoy bien por el dinero pero después pienso que podría gastármelo todo para cuando cumpla 40 años así que continúo haciéndolo. Ahí fue cuando empecé a vender mis coches. Después cambié de opinión y los recuperé así como uno nuevo también”.

“Quiero el dinero sólo para ser rico. La única manera de obtenerlo es nacer siendo rico. Si tienes el dinero, es poder sin tener que ser poderoso. Frecuentemente pienso que todo es una gran conspiración, que los ganadores son el Gobierno y la gente como nosotros, la que tiene el dinero. Ese chiste sobre mantener a los trabajadores en la ignorancia sigue siendo verdad; eso lo que dijeron sobre los Tories y los hacendados y ellos; entonces se suponía que el Partido del Trabajo educara a los trabajadores pero no parece que lo estén haciendo”.

Mantiene ese horror mórbido hacia las personas tontas: “Famoso y cargado como soy, aún debo conocer a gente suave. Pienso frecuentemente que no soy realmente rico. Hay gente realmente rica pero no se dónde están”.

Encuentra muy fácil el ser famoso confirmando la sospecha de uno que The Beatles estaban destinados a esto. “Todos piensan que hubieran sido famosos si hubieran sido Latinos y eso. Así que cuando sucede, pasa de manera natural. Recuerdas a tu anciana abuelita diciendo cosas suaves como: ‘La harás con esa voz’”. No, añadió, él no tiene abuelitas ancianas.

Llegó al doctor 2 horas con 45 minutos antes de la cita con el doctor y al almuerzo a tiempo pero en el lugar equivocado. Compró un compendio gigante de juegos en Asprey’s pero una vez que lo abrió, por supuesto, ya no lo pudo cerrar. Se preguntó qué más podría comprar. Fue a la oficina de Brian Epstein. “¿Algún regalo?”, preguntó con ansiedad. Se dio cuenta que no hay nada como obtener cosas gratis. Se puso los lentes de la atractiva Señorita Hanson.

Llegó el rumor que un Beatle había sido visto caminando en la Calle Oxford. Se iluminó. “Uno de los otros debe estar afuera”, dijo, como hablando de un oso que se había escapado. “Sólo los dejamos salir uno ala vez”, dijo la atractiva Señorita Hanson de manera firme.

Dijo que vivir y tener sentido del humor eran las cosas a hacer pero ¿es suficiente para un espíritu que no descansa?

“Weybridge”, dijo, “no funcionará. Sólo estoy en una parada, como una parada de autobús. Los banqueros y corredores de bolsa viven ahí. Pueden sumar y Weybridge es el lugar en donde viven y piensan que es el objetivo, realmente lo piensan. Pienso en esto todos los días – yo y mi casa de Hansel y Gretel. Me tomaré mi tiempo y compraré mi casa real cuando sepa qué es lo que quiero”.

“¿Sabes? Hay algo más que voy a hacer, algo que debo hacer, sólo que no se qué es. Es por eso que me la paso pintando, grabando, dibujando y escribiendo y todo eso porque puede ser una de esas cosas. Todo lo que se es que esto no es para mí”.

Anthony lo metió a él y al compendio en el coche y lo llevó a casa con la televisión prendida en la obscuridad mientras los londinenses regresaban a casa de sus trabajos.

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Tomado de El Blog de Tere
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for_no_one
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Cómo vive un beatle?

Mensaje por for_no_one »

De casualidad, gracias a la deriva virtual, me encontré con la traducción de la famosa entrevista en la que John Lennon dice lo de "somos más populares que Jesús". En realidad, es más famosa la frase suelta que la entrevista en sí. Yo nunca la había leído, y para mí no tiene desperdicio. Es más, la archiconocida y polémica frase tal vez sea lo menos interesante de la entrevista. Hay tal vez por parte de la periodista, Maureen Cleave, cierta malicia, pero el texto es delicioso. Para mí representa un excelente pantallazo a la vida cotidiana de ellos, que de normal no tenía nada, y podía ser hasta alienante. Y además, nos permite asomarnos a la personalidad de John, y a la manera en que pensaba su futuro.
((PS: Me animo a subir la entrevista, porque no la encontré en el foro. Si estaba y no la vi, vean los moderadores de bajar o subir lo que amerite el caso ;) ))
La dejo en español y en inglés...





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¿Cómo vive un Beatle? John Lennon Vive Así
Maureen Cleave
Evening Standard, 4 de marzo de 1966

Fue hace 3 años que The Beatles se hicieron famosos. Desde entonces, los observadores han intentado calibrar ansiosamente si su fama fue de cera o sólida; predijeron la caída de los viejos Beatles, buscaron diligentemente a los nuevos Beatles (lo que fue tan inútil como buscar al nuevo Big Ben).
Por fin se rindieron; la fama de The Beatles va más allá de los cuestionamientos. No tiene nada que ver con que sean hostiles o amables, estén casados o solteros, tengan 25 ó 45, aparezcan o no en Top Of The Pops. Ellos están más arriba de cualquier posición aún aquella que podría desear un Rolling Stone. Son famosos de la misma manera en que la Reina es famosa. Cuando el Rolls-Royce de John Lennon, con sus llantas y vidrios negros, pasa, la gente dice: “¡Es la Reina!” o “¡Son The Beatles!”. Con ella, comparten la seguridad de una vida estable en la posición superior. Todos están hasta arriba en la estima pública –ella en el Palacio de Buckingham, ellos en el área Weybridge-Esher. Sólo Paul se mantiene en Londres.
La comunidad de Weybridge consiste de los 3 Beatles casados; viven ahí entre colinas de madera y los corredores de la bolsa. No han trabajado desde Navidad y su existencia se da en reclusión y, curiosamente, sin consciencia del tiempo. “¿Qué día es hoy?”, pregunta John Lennon con interés cuando tocas la puerta con noticias del exterior. Las fans continúan en las rejas pero The Beatles sólo se ven entre ellos mismos. Son más amigos que nunca.
Ringo y su esposa, Maureen, pueden visitar a John y a Cyn; John puede visitar a Ringo. George y Pattie pueden visitar a John y a Cyn y puede que todos visiten a Ringo, en coche, por supuesto. Todo lo que esté fuera de casa es para vacaciones.
Ven películas, juegan interminables juegos de Buccaneer; ven televisión hasta que la programación se acaba, frecuentemente escuchando discos al mismo tiempo. Pasan las primeras horas de la mañana grabando cintas locas. Las horas de comida y de dormir no tienen significado como tal para ellos. “Nunca tuvimos tiempo antes de hacer nada más que ser Beatles”, dijo John Lennon.
Es muy parecido a lo que siempre ha sido. Todavía ve sobre su nariz, tan arrogante como un águila, aunque los lentes de contacto han corregido la miopía que causó originalmente esta expresión. Se parece más a Enrique VIII que nunca ahora que su cara se ha llenado –sigue siendo tan imperioso como impredecible, indolente, desorganizado, infantil, vago, encantador y un pensador rápido. Sigue siendo fácil llevarse con él aunque es tan rudo como el infierno. “Nunca preguntaste sobre Fred Lennon”, dice decepcionado. (Fred es su padre; sólo emergió cuando se volvieron famosos). “Estuvo aquí hace unas semanas. Fue la segunda vez en mi vida que lo había visto –le mostré la salida”. Continuó de manera alegre: “No lo iba a tener a él en la casa”.
Su entusiasmo sigue ascendiendo e insiste en compartirlo. George lo ha introducido a la música hindú. “No estás escuchando, ¿o sí?”, grita después de 20 minutos de que inició el disco. “Esto es sorprendente –tan bueno. ¿Te parecen buenos los hindús? ¿Estás escuchando? Esta música tiene más de mil años; me hace reír, los Británicos fueron y les dijeron qué hacer. Sorprendente”. Y prende la televisión.
La experiencia ha plantado varias semillas de la duda en él; no que su mente esté cerrada pero está cerrada sobre lo que él cree en el momento. “El Cristianismo se irá”, dijo, “Disminuirá y se encogerá. No necesito discutirlo; estoy en lo correcto y se probará que lo estoy. Somos más populares que Jesús ahora. No se qué se irá primero, el rock ‘n roll o el Cristianismo. Jesús estaba en lo correcto pero sus discípulos eran corrientes y ordinarios. Sus malos manejos son lo que lo arruina para mí”. Se encuentra leyendo extensivamente sobre religión.
Hace compras rápidas en Asprey’s en estos días y hay vinos finos en su sótano pero aún sin mantiene sin la consciencia de quién es. Es demasiado flojo para realizar presentaciones aún si ha decidido en qué eventos aparecer –lo que no ha sido el caso.
Ahora tiene 25 años. Vive en una casa estilo Tudor falso grande, con páneles de madera y alfombras con su esposa Cynthia y su hijo Julian. Hay un gato que recibió su nombre en honor a la Tía Mimi y un comedor de color morado. Julian tiene 3 años y podría ser enviado al Liceo en Londres. “Parece que ése es el único lugar para él teniendo su posición”, dice su padre viéndolo sin pasión. “Lo lamento por él, sin embargo. No soportaba a la gente fea aún cuando tenía 5 años. Muchos de ellos son extranjeros, ¿no es así?”.
Dimos una vuelta rápida por la casa, Julian siguiéndonos con un gato siamés de porcelana grande en las manos. John pasa rápido a lo largo de los objetos en los cuales ha perdido el interés: “Ese es Sidney” (una armadura); “Ese es un hobby que tuve por una semana” (un cuarto lleno de coches de carreras a escala); “Cyn no me deja tirar eso” (una máquina de frutas). En el cuarto de estar hay 8 pequeñas cajas verdes con luces rojas parpadeantes. Las compró como regalos de Navidad pero nunca las dio. Parpadean durante un año; uno se lo imagina sentado ahí hasta la próxima Navidad rodeado de pequeñas cajas con luces parpadeantes.
Se detiene ante un objeto que aún le gusta; un crucifijo enorme de naturaleza Católica Romana con un 1HS en él; un par de muletas, un regalo de George, una Biblia enorme que compró en Chester, su disfraz de gorila.
“Pensé que podría necesitar un disfraz de gorila”, dijo. Se ve triste cuando se refiere a él. “Lo he usado dos veces. Pensé que podría ponérmelo en el verano y darme una vuelta en el Ferrari. Todos íbamos a comprar uno y manejar con ellos puestos pero fui el único que lo hizo. He estado pensando en ello y si no usara la cabeza sería un extraordinario abrigo de piel con piernas, ¿sabes? Me gustaría tener un abrigo de piel pero nunca me he encontrado uno”.
Uno siente que sus posesiones –que aumentan cada día- tendrían que ser muy preciadas. Todas las grabadoras, las 5 televisiones, los coches, los teléfonos de los cuales no se sabe un solo número. Al momento de acercarse al apagador de una de las cajas, se funde. Seis de las cajas con luces parpadeantes, garantizadas para durar hasta la próxima Navidad, han fallado. Sus coches –el Rolls, el Mini-Cooper (llantas y ventanas negras), el Ferrari (que se está pintando de negro)- lo desconciertan. Y también está la alberca y los árboles junto a ella. “Nada de lo que ordené”, dice resignado. Quiso que el fondo de la alberca tuviera un espejo. “Es una casa extraordinaria”, dijo. “Ninguno de mis aparatos realmente funcionan excepto el disfraz de gorila, el único que realmente me queda”.
Le gustan los libros y siempre pregunta qué es bueno para leer. Compra grandes cantidades de libros y éstos se mantienen ordenadamente en un cuarto especial Tiene a Swift, Tennyson, Huxley, Orwell, ediciones costosamente encuadernadas en piel de Tolstoy, Oscar Wilde. También tiene Mujercitas y todos los libros de Williams de su infancia así como algunos volúmenes inesperados tales como Cuarenta y Un Años en India de Field Marshal Lord Roberts y Curiosidades de la Historia Natural de Francis T. Buckland. Este último – con sus capítulos “Gatos Sin Orejas”, “Gente con Piernas de Palo” y “La Madre Inmortal de Harvey” – está entre sus preferidos.
Se acerca a la lectura con un interés vivo que no fue domado por la demasiada formal educación que recibió. “He leído millones de libros”, dice, “por eso parece que sé de las cosas”. Está obsesionado con los Celtas. “He decidido que soy un Celta”, dice. “Estoy del lado de Boadicea, todos estos malditos de ojos azules que cortan a la gente en pedacitos. Tuve un sentimiento horrible cuando desee estar ahí, no con esos malestares pero a través de la lectura. Los libros no te dan más que un párrafo sobre cómo vivían, tuve que imaginarlo”.
Puede dormir casi de manera indefinida y es, probablemente, la persona más floja de Inglaterra. “Físicamente floja”, dice. “No me molesta leer o escribir u observar o hablar, pero el sexo es el único acto físico en el cual puedo ser molestado por más”. De manera ocasional va a Londres en el Rolls conducido por un ex-guardia galés llamado Anthony. Anthony tiene un bigote que lo intriga.
El día que lo visité había sido invitado a un almuerzo en Londres lo que lo tenía emocionado. “¿Sabes cuánto dura un almuerzo?”, preguntó. “Nunca me han invitado a uno. Fue a Lyons el otro día y comí huevos, papas y una taza de té. Los meseros me velan y decían: ‘No, no es él, no puede ser él’”.
Se metió a su coche y mostró la televisión, la cama plegadiza, el refrigerador, el escritorio, el teléfono. Ha gastado demasiadas horas no productivas en el teléfono. “Sólo una vez pude hablar con una persona. Y habían salido”.
Anthony pasó el fin de semana en Gales. John preguntó si le habían dado la bienvenida y Anthony dijo que sí. Hablaron sobre la posibilidad de poner una extensión para el teléfono. Tuvimos que llamar al doctor porque John tenía una reacción en un dedo del pie. “No quiero ser como Dorothy Dandridge”, dijo, “que murió por una astilla 50 años después”. Añadió diligentemente que se había lavado el pie en cuestión.
Dimos una vuelta por el campo. “Famoso y cargado” es cómo ahora se describe a sí mismo. “Me dicen constantemente que estoy bien por el dinero pero después pienso que podría gastármelo todo para cuando cumpla 40 años así que continúo haciéndolo. Ahí fue cuando empecé a vender mis coches. Después cambié de opinión y los recuperé así como uno nuevo también”.
“Quiero el dinero sólo para ser rico. La única manera de obtenerlo es nacer siendo rico. Si tienes el dinero, es poder sin tener que ser poderoso. Frecuentemente pienso que todo es una gran conspiración, que los ganadores son el Gobierno y la gente como nosotros, la que tiene el dinero. Ese chiste sobre mantener a los trabajadores en la ignorancia sigue siendo verdad; eso lo que dijeron sobre los Tories y los hacendados y ellos; entonces se suponía que el Partido del Trabajo educara a los trabajadores pero no parece que lo estén haciendo”.
Mantiene ese horror mórbido hacia las personas tontas: “Famoso y cargado como soy, aún debo conocer a gente suave. Pienso frecuentemente que no soy realmente rico. Hay gente realmente rica pero no se dónde están”.
Encuentra muy fácil el ser famoso confirmando la sospecha de uno que The Beatles estaban destinados a esto. “Todos piensan que hubieran sido famosos si hubieran sido Latinos y eso. Así que cuando sucede, pasa de manera natural. Recuerdas a tu anciana abuelita diciendo cosas suaves como: ‘La harás con esa voz’”. No, añadió, él no tiene abuelitas ancianas.
Llegó al doctor 2 horas con 45 minutos antes de la cita con el doctor y al almuerzo a tiempo pero en el lugar equivocado. Compró un compendio gigante de juegos en Asprey’s pero una vez que lo abrió, por supuesto, ya no lo pudo cerrar. Se preguntó qué más podría comprar. Fue a la oficina de Brian Epstein. “¿Algún regalo?”, preguntó con ansiedad. Se dio cuenta que no hay nada como obtener cosas gratis. Se puso los lentes de la atractiva Señorita Hanson.
Llegó el rumor que un Beatle había sido visto caminando en la Calle Oxford. Se iluminó. “Uno de los otros debe estar afuera”, dijo, como hablando de un oso que se había escapado. “Sólo los dejamos salir uno ala vez”, dijo la atractiva Señorita Hanson de manera firme.
Dijo que vivir y tener sentido del humor eran las cosas a hacer pero ¿es suficiente para un espíritu que no descansa?
“Weybridge”, dijo, “no funcionará. Sólo estoy en una parada, como una parada de autobús. Los banqueros y corredores de bolsa viven ahí. Pueden sumar y Weybridge es el lugar en donde viven y piensan que es el objetivo, realmente lo piensan. Pienso en esto todos los días – yo y mi casa de Hansel y Gretel. Me tomaré mi tiempo y compraré mi casa real cuando sepa qué es lo que quiero”.
“¿Sabes? Hay algo más que voy a hacer, algo que debo hacer, sólo que no se qué es. Es por eso que me la paso pintando, grabando, dibujando y escribiendo y todo eso porque puede ser una de esas cosas. Todo lo que se es que esto no es para mí”.
Anthony lo metió a él y al compendio en el coche y lo llevó a casa con la televisión prendida en la obscuridad mientras los londinenses regresaban a casa de sus trabajos.




How Does a Beatle Live? John Lennon Lives Like This
by Maureen Cleave
London Evening Standard, March 4 1966

It was this time three years ago that The Beatles first grew famous. Ever since then, observers have anxiously tried to gauge whether their fame was on the wax or on the wane; they foretold the fall of the old Beatles, they searched diligently for the new Beatles (which was as pointless as looking for the new Big Ben).
At last they have given up; The Beatles' fame is beyond question. It has nothing to do with whether they are rude or polite, married or unmarried, 25 or 45; whether they appear on Top of the Pops or do not appear on Top of the Pops. They are well above any position even a Rolling Stone might jostle for. They are famous in the way the Queen is famous. When John Lennon's Rolls-Royce, with its black wheels and its black windows, goes past, people say: 'It's the Queen,' or 'It's The Beatles.' With her they share the security of a stable life at the top. They all tick over in the public esteem-she in Buckingham Palace, they in the Weybridge-Esher area. Only Paul remains in London.
The Weybridge community consists of the three married Beatles; they live there among the wooded hills and the stockbrokers. They have not worked since Christmas and their existence is secluded and curiously timeless. 'What day is it?' John Lennon asks with interest when you ring up with news from outside. The fans are still at the gates but The Beatles see only each other. They are better friends than ever before.
Ringo and his wife, Maureen, may drop in on John and Cyn; John may drop in on Ringo; George and Pattie may drop in on John and Cyn and they might all go round to Ringo's, by car of course. Outdoors is for holidays.
They watch films, they play rowdy games of Buccaneer; they watch television till it goes off, often playing records at the same time. They while away the small hours of the morning making mad tapes. Bedtimes and mealtimes have no meaning as such. 'We've never had time before to do anything but just be Beatles,' John Lennon said.
He is much the same as he was before. He still peers down his nose, arrogant as an eagle, although contact lenses have righted the short sight that originally caused the expression. He looks more like Henry VIII than ever now that his face has filled out-he is just as imperious, just as unpredictable, indolent, disorganised, childish, vague, charming and quick-witted. He is still easy-going, still tough as hell. 'You never asked after Fred Lennon,' he said, disappointed. (Fred is his father; he emerged after they got famous.) 'He was here a few weeks ago. It was only the second time in my life I'd seen him--I showed him the door.' He went on cheerfully: 'I wasn't having him in the house.'
His enthusiasm is undiminished and he insists on its being shared. George has put him on to this Indian music. 'You're not listening, are you?' he shouts after 20 minutes of the record. 'It's amazing this-so cool' Don't the Indians appear cool to you? Are you listening? This music is thousands of years old; it makes me laugh, the British going over there and telling them what to do. Quite amazing.' And he switched on the television set.
Experience has sown few seeds of doubt in him: not that his mind is closed, but it's closed round whatever he believes at the time. 'Christianity will go,' he said. 'It will vanish and shrink. I needn't argue about that; I'm right and I will be proved right. We're more popular than Jesus now; I don't know which will go first-rock 'n' roll or Christianity. Jesus was all right but his disciples were thick and ordinary. It's them twisting it that ruins it for me.' He is reading extensively about religion.
He shops in lightning swoops on Asprey's these days and there is some fine wine in his cellar, but he is still quite unselfconscious. He is far too lazy to keep up appearances, even if he had worked out what the appearances should be-which he has not.
He is now 25. He lives in a large, heavily panelled, heavily carpeted, mock Tudor house set on a hill with his wife Cynthia and his son Julian. There is a cat called after his aunt Mimi, and a purple dining room. Julian is three; he may be sent to the Lycde in London. 'Seems the only place for him in his position,' said his father, surveying him dispassionately. 'I feel sorry for him, though. I couldn't stand ugly people even when I was five. Lots of the ugly ones are foreign, aren't they?'
We did a speedy tour of the house, Julian panting along behind, clutching a large porcelain Siamese cat. John swept past the objects in which he had lost interest: 'That's Sidney' (a suit of armour); 'That's a hobby I had for a week' (a room full of model racing cars); 'Cyn won't let me get rid of that'(a fruit machine). In the sitting room are eight little green boxes with winking red lights; he bought them as Christmas presents but never got round to giving them away. They wink for a year; one imagines him sitting there till next Christmas, surrounded by the little winking boxes.
He paused over objects he still fancies; a huge altar crucifix of a Roman Catholic nature with IHS on it; a pair of crutches, a present from George; an enormous Bible he bought in Chester; his gorilla suit.
'I thought I might need a gorilla suit,' he said; he seemed sad about it. 'I've only worn it twice. I thought I might pop it on in the summer and drive round in the Ferrari. We were all going to get them and drive round in them but I was the only one who did. I've been thinking about it and if I didn't wear the head it would make an amazing fur coat-with legs, you see. I would like a fur coat but I've never run into any.'
One feels that his possessions-to which he adds daily-have got the upper hand; all the tape recorders, the five television sets, the cars, the telephones of which he knows not a single number. The moment he approaches a switch it fuses; six of the winking boxes, guaranteed to last till next Christmas, have gone funny already. His cars-the Rolls, the Mini-Cooper (black wheels, black windows), the Ferrari (being painted black)-puzzle him. Then there's the swimming pool, the trees sloping away beneath it. 'Nothing like what I ordered,' he said resignedly. He wanted the bottom to be a mirror. 'It's an amazing household,' he said. 'None of my gadgets really work except the gorilla suit-that's the only suit that fits me.'
He is very keen on books, will always ask what is good to read. He buys quantities of books and these are kept tidily in a special room. He has Swift, Tennyson, Huxley, Orwell, costly leather-bound editions of Tolstoy, Oscar Wilde. Then there's Little Women, all the William books from his childhood; and some unexpected volumes such as Forty-One Years In India, by Field Marshal Lord Roberts, and Curiosities of Natural History, by Francis T. Buckland. This last-with its chapter headings 'Ear-less Cats', 'Wooden-Legged People,' 'The Immortal Harvey's Mother'-is right up his street.
He approaches reading with a lively interest untempered by too much formal education. 'I've read millions of books,' he said, 'that's why I seem to know things.' He is obsessed by Celts. 'I have decided I am a Celt,' he said. 'I am on Boadicea's side-all those bloody blue-eyed blondes chopping people up. I have an awful feeling wishing I was there-not there with scabs and sores but there through reading about it. The books don't give you more than a paragraph about how they lived; I have to imagine that.'
He can sleep almost indefinitely, is probably the laziest person in England. 'Physically lazy,' he said. 'I don't mind writing or reading or watching or speaking, but sex is the only physical thing I can be bothered with any more.' Occasionally he is driven to London in the Rolls by an ex-Welsh guardsman called Anthony; Anthony has a moustache that intrigues him.
The day I visited him he had been invited to lunch in London, about which he was rather excited. 'Do you know how long lunch lasts?' he asked. 'I've never been to lunch before. I went to a Lyons the other day and had egg and chips and a cup of tea. The waiters kept looking and saying: "No, it isn't him, it can't be him".'
He settled himself into the car and demonstrated the television, the folding bed, the refrigerator, the writing desk, the telephone. He has spent many fruitless hours on that telephone. 'I only once got through to a person,' he said, 'and they were out.'
Anthony had spent the weekend in Wales. John asked if they'd kept a welcome for him in the hillside and Anthony said they had. They discussed the possibility of an extension for the telephone. We had to call at the doctor's because John had a bit of sea urchin in his toe. 'Don't want to be like Dorothy Dandridge,' he said, 'dying of a splinter 50 years later.' He added reassuringly that he had washed the foot in question.
We bowled along in a costly fashion through the countryside. 'Famous and loaded' is how he describes himself now. 'They keep telling me I'm all right for money but then I think I may have spent it all by the time I'm 40 so I keep going. That's why I started selling my cars; then I changed my mind and got them all back and a new one too.
'I want the money just to be rich. The only other way of getting it is to be born rich. If you have money, that's power without having to be powerful. I often think that it's all a big conspiracy, that the winners are the Government and people like us who've got the money. That joke about keeping the workers ignorant is still true; that's what they said about the Tories and the landowners and that; then Labour were meant to educate the workers but they don't seem to be doing that any more.'
He has a morbid horror of stupid people: 'Famous and loaded as I am, I still have to meet soft people. It often comes into my mind that I'm not really rich. There are really rich people but I don't know where they are.'
He finds being famous quite easy, confirming one's suspicion that The Beatles had been leading up to this all their lives. 'Everybody thinks they would have been famous if only they'd had the Latin and that. So when it happens it comes naturally. You remember your old grannie saying soft things like: "You'll make it with that voice."' Not, he added, that he had any old grannies.
He got to the doctor 2 3/4 hours early and to lunch on time but in the wrong place. He bought a giant compendium of games from Asprey's but having opened it he could not, of course, shut it again. He wondered what else he should buy. He went to Brian Epstein's office. 'Any presents?' he asked eagerly; he observed that there was nothing like getting things free. He tried on the attractive Miss Hanson's spectacles.
The rumour came through that a Beatle had been sighted walking down Oxford Street! He brightened. 'One of the others must be out,' he said, as though speaking of an escaped bear. 'We only let them out one at a time,' said the attractive Miss Hanson firmly.
He said that to live and have a laugh were the things to do; but was that enough for the restless spirit?
'Weybridge,' he said, 'won't do at all. I'm just stopping at it, like a bus stop. Bankers and stockbrokers live there; they can add figures and Weybridge is what they live in and they think it's the end, they really do. I think of it every day-me in my Hansel and Gretel house. I'll take my time; I'll get my real house when I know what I want.
'You see, there's something else I'm going to do, something I must do-only I don't know what it is. That's why I go round painting and taping and drawing and writing and that, because it may be one of them. All I know is, this isn't it for me.'
Anthony got him and the compendium into the car and drove him home with the television flickering in the soothing darkness while the Londoners outside rushed home from work.




Última edición por for_no_one el Mar Jun 30, 2009 2:05 pm, editado 1 vez en total.
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ReVoLuTiOn
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Mensaje por ReVoLuTiOn »

Yo estoy deacuerdo (Y) en que suban el video de cuando John dijo eso porque la verdad yo no lo he visto jeje muy buen tema for_no_one
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harri_beat
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Mensaje por harri_beat »

si que es dificil vivir easi eh!?
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everybody´s having fun
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Dcdelv
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Mensaje por Dcdelv »

aun no entiendo de donde salio ese lennon pacifista
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Leonardo Pizzarello
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Reconocimientos

Mensaje por Leonardo Pizzarello »

Felicitaciones y gracias a for_no_one por la inquietud y por compartir el artículo.
"Lennon y McCartney no pudieron seguir el uno con el otro, así como no fueron posibles el uno sin el otro".
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for_no_one
Polythene Pam
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Mensaje por for_no_one »

Ok, gracias. Lo busqué en el foro y aún así no me apareció.
:)
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el corsario
Rolling Stone
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Mensaje por el corsario »

Aplausos para John

Siempre genial, realmente daria cualquier cosa por que estuviera vivo y siguiera componiendo y hablando.

La de "Mas grandes que Jesus" y "los demas agiten sus joyas" fueron las mejores frases de la historia
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Chuck_MaryBeatle
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Ubicación: Lejos....Con los pies en la tierra mirando el cielo!

Mensaje por Chuck_MaryBeatle »

4 de Marzooo!! q bello dia!!
es mi cumpleaños :D cuando se dio esta
entrevista!!!
(no habia nacido todavia)
HOLAAAA!!
VIVA
THE
BEATLES!!!
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taxgirl
Beatlero
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Registrado: Mar Mar 09, 2010 9:59 pm
Ubicación: Mexico D.F

Mensaje por taxgirl »

ahi es cuando dices:

el dinero no lo es todo en esta vida :o :$
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Paul dibujo a George, George dibujo a Paul, John dibujo a Ringo, Ringo dibujo a John
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