[FanFic] Beatles Slash [Slash warning! +18 only] actualizado

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Be-a-bee
Brian
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[FanFic] Beatles Slash [Slash warning! +18 only] actualizado

Mensaje por Be-a-bee »

:* :* :* :* SLASH WARNING!!!! :* :* :* :*

Estos one shots y posiblemente, fics, son un borbotón de palabras que no tienen mucho que ver con la realidad, pero que yo adoro. Sí, son one shots y posiblemente un fic que refleja a mis amados Beatles como Gays, o cuando menos bisexuales, ¿no te gusta la idea? bueno no los leas y no te tortures, y no me tortures a mi jodiéndome la existencia con comentarios negativos al respecto. Para mí, esta idea, la idea de un John/Paul o de un Paul/George o de un Ringo/George o una tremenda orgía entre ellos, es menos espeluznante que la de mi John con aquella espantosa de Yoko, y si yo no crítico lo que no me gusta, ¿por qué tú sí? ahórrate la indigestión y sal del post si tanto te molesta, porque yo no tomaré encuenta tus comentarios.

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Pareja:John Y Paul.
Categoría: para mayores de 18, escenas sexuales explícitas, lenguaje vulgar y violencia.


Letras.

Dedos manchados de tinta azul, con aroma a viciado cigarillo y a sexo. Las hojas de canciones a medio escribir llenaban la superficie de la mesa. Paul re-re-editaba aquella frase de enganche que se le ocurrió de forma tan eficaz, como si editara a un hijo que está procreando. Y él amaba aquella fuckin´ poco importante parte de su egoísmo auto establecido.
Estaban en su camino a la cima. La p#$%@ madre de todas las cimas.
John miró a Paul a través de su pequeña y plana prisión en Hamburgo, Alemania, y se mordió el labio inferior. Estaban solos en aquella habitación donde George raramente tenía permitida la entrada.
“Oye carbon” lo llamó, tocando un rápido coro en su Rickenbacher. El rostro de Paul se elevó lentamente hasta toparse con el de John, y una ligera risita se le escapó de los labios.
“Eres espantoso John, honestamente.” Paul volvió a su intento de ignorar a su mejor amigo, y retomó su ajuste metódico del bajo Hofner en sus manos para comenzar con los arreglos de la letra.
“Idiota, estoy hablando contigo” Bromeó Lennon, empujando su guitarra hasta el borde del delgado colchón. Paul se detuvo y lo miró, encorvándose mientras apoyaba su peso contra las astillas de las paredes acre que los rodeaban.
“¿Qué John? Por el jodido Elvis, tengo que tenerlo listo para el estúpido show de esta noche. Tenerlo listo para que pueda salir al escenario.” Escupió McCartney de regreso agitando su peinado cabello para quitárselo de los ojos.
“Oh, ni quien quiera distraerte Paul” dijo John, moviéndose para quedar enfrente de su joven mejor amigo- “Ya verás que pronto tendrás un bonito par de labios sobre los tuyos” habló John alargando su mano para tocar la fruncida boca de Paul.
Paul rehuyó su mano, golpeándola para alejarla. “¿Qué te traes John?” preguntó, pegándose contra la pared de frío cemento.
John no esperó por otra palabra; su boca impactó contra la de Paul como la de un rabioso perro. Sudorosas manos serpentearon su camino hasta la mandíbula del chico, jalándola para abrir más su boca. Sentía a Paul empujándolo, forcejeando entre sus cuerpos, la urgencia y la confusión ligando sus desenfrenados movimientos.
“¡JOHN! ¡¿Qué pinches demonios?!” chilló Paul ajustando su mandíbula y frotándose la adolorida cara.
“Calla tu bocota McCartney” reclamó John, levantando su brazo derecho para abofetearlo violentamente con su cerrado puño hasta tirarlo sobre su endeble cama gris. “Debiste simplemente besarme, ¿no?” reclamó, desabrochándose la hebilla del pantalón y tirándola al suelo. Luego, esperó por despertar el calor inminente de su compañero. Pero, no había nada.
“¿Paul?”
El más joven de los dos yacía aún sobre el colchón, con el rostro presionado contra las sábanas de viejo algodón.
John se agachó, colocando sus manos por debajo del pecho de su compañero para voltearlo. Sus ojos buscando alguna respuesta. Paul no se movió y John continuó con sus intentos.
Una vez bocabajo, Paul se agarró del cuello de la camisa de John y lo jaló hacia abajo. “Quieres jugar el maldito jueguito hoy, ¿eh Lennon? Bueno, vamos a jugar entonces.”
Paul empujó a John contra la pared, su espalda chocando rudamente, el eco de los huesos chocando se oía claramente.
“En tu maldita madre, Lennon” dijo Paul, acaparando el cinturón de John y amarrándole con él las muñecas.
“No me puedo mover si estoy atado” replicó John sonriendo ligeramente.
Sujetándolo por los atados brazos, Paul arrastró a John a empujones a través de la maltrecha puerta hacia la helada noche.
“Camina, Lennon” indicó con voz ronca y de malas.
“¿Hacia dónde Paullie?” bromeó John por toda respuesta. Sus ojos ardiendo por tocarlo, por tocarse.
“Al callejón, hasta el final de él, ¿me entiendes?” Paul escaneó las calles, temiendo las seguras consecuencias de sus actos si eran vistos.
La oscuridad se tragó sus ansiosas formas y ellos siguieron su camino, con Paul apretándole el trasero a John ocasionalmente, empujándolo y arrojándolo hacia adelante. “Listo para correr hoy, McCartney, estas como una maldita motocicleta, jodido Cristo estás que ardes. ¿Eh?” Contestó John, mirando las ansias desesperadas de Paul que éste intentaba enmascarar con el misticismo de su secreto viaje.
“Cállate John” bramó Paul empujándolo bruscamente contra la pared; los nudillos de su amigo raspaban el húmedo cemento mientras sus cuerpos chocaban uno contra el otro. McCartney estiró la mano hasta la garganta del otro y la apretó lo suficiente para exponer sus deseos a través de gemidos, casi gruñidos al ir creciendo la anticipación.

“Déjame follarte Paul” Suplicó John con ojos excitados. “Yo… necesito estar dentro de ti esta noche. “declaró.
“Dije que cierres tu maldita boca John.”
Paul osciló su brazo hasta la mejilla del castaño dándole un puñetazo en la mejilla que lo derribó hasta el suelo. A John le temblaban las rodillas y todo el cuerpo parecía frágil por la inminente certidumbre…
“¡Inclínate!” le ordenó Paul tronándole los dedos. Aquella visión inundó de excitación a John. Sin discutir, John se inclinó presionando su cabeza contra la pared de descolorido color verde.
John se mordió el labio, su lengua palpitante de dolor; sus ojos cerrados mientras sus pantalones eran arrancados de sus caderas. Su propio cinturón manteniéndolo prisionero por alguna ironía que el demonio de la pasión le jugaba en su propio juego.
Paul se paró derecho, tiró los pantalones de John por algún lado en el callejón, y al tocar el piso, estos resonaron con un eco líquido de lodo. Paul sonrió con sorna.
Mirándolo desde arriba, sonrió con victoria, disfrutando de su rol de dominante, sostenido aún contra la siempre abrasiva naturaleza de John. Relamiendo la gloria del trasero que había suplicado por su roce, suscitando un profundo gemido proveniente de unos centímetros por debajo de él; John estaba claramente disfrutando de su falsa tortura.
Paul empujó dos de sus dedos dentro de la boca de John de forma repentina, empujando contra la base de su garganta mientras éste gemía. “Necesito lubricante men.” Murmuró en el oído de John en contestación de sus amordazados quejidos. “Gracias.” Dijo después, sacando su mano para deslizar los dedos dentro del trasero de John, quien ahora golpeaba la pared con fuerza intentando encontrar algún soporte.
“JOOder” resopló John con su cuerpo aceptando y rechazando a Paul al mismo tiempo. “Sigue, sigue” Suspiró. Paul rió locamente, extasiado por el poder de ser dueño, de tener la ventaja, el control...
“¿Sigo qué?” preguntó “¿esto?” sacó los dedos del trasero de John, pero lo golpeó con la helada hebilla de su cinturón aún puesto. “O quizá, ¿esto?” reiteró empujando su endurecido pene contra las nalgas de John, perturbándolo, jugueteando con él, acosando su ya reconocido límite.
“Deten… ah… deten tus malditos jueguitos McCartney.” Casi gritó John derramando lagrimillas de impaciencia. El pelinegro se agachó hasta el rostro de John, hincándose medio desnudo para ver mejor al fervoroso John Lennon.



Paul lamió el rostro de John, le hizo un giño y se inclinó, presionando sus labios en un fluido beso rápidamente contra los labios de éste. “Cock tease” le reclamó John, cerrando el espacio entre sus cuerpos, necesitándolo.
“Nunca Lennon“
Paul tampoco esperó más. Empujó su palpitante y más que lista verga hacia el ano de John, exhalando el peso del mundo cuando este prácticamente lo succionó al primer tramo.
“Ahhh, estúpido perro” exclamó masticando su labio inferior al entrar y salir de John. Éste, excitado, encajaba las uñas contra el muro, raspando las paredes imaginando que era la calurosa piel a su espalda. “Más fuerte… más fuerte” exclamó, con la necesidad de liberarse. Paul se detuvo, empujando completamente hasta el fondo y esperando. “¿Pau-Paul?” chilló John, volteando a ver al beatle a sus espaldas que sonreía diabólico.
“¿Qué dije antes?” se preguntó Paul elevando una ceja en duda.
“Está bien, cerraré mi maldito hocico” contestó John, meneando su cuerpo un poco contra la piel de su compañero. Paul no esperó, él mismo ya no lo soportaba, golpeteó su ingle contra los muslos y glúteos de John. Comenzó a moverse de nuevo en él, adentro y fuera, de lado a lado, girando sus caderas, sobre ellas y las de John… dándole vida a tanto entrenamiento previo.
“Joder… fuckin´ apretado culo, Lennon… ah…” gimoteó con la voz rompiéndosele. Ambos sudorosos hasta los dedos de los pies. “Pau…. Ahhhh…. Me… joder… ahhh… me…” intentaba decir John, sus rodillas paralizadas unas contra las del otro, sin poder sostenerse, cayendo al piso uno arriba del otro.
Paul no se detuvo, siguió moviéndose, apoyando las plantas contra el suelo para impulsarse, hundiéndose más profundo en John, golpeando ese dulce punto una y otra, y otra vez. “Sabía que así te gustaba” dijo Paul con el aliento desfalleciéndole, encajando los dedos en el carnoso trasero de John.
“Ahhhjjjm, estoy a punto de venirme John.”
Sus manos agarrándolo más fuerte mientras los espasmos los controlaban. Uno por uno, los espasmos los noquearon, y calló sobre John, su corazón bombeando a ritmo de batería cuando el baterista está hiperactivo.
“Joder…” suspiró. Dejó caer su cabeza colgante contra la espalda y hombros de John. Con el control totalmente perdido.
Lentamente se separaron. Paul se levantó y ayudó a John a ponerse de pie, tomando las atadas muñecas entre sus manos lo levantó y lo jaló contra si para besarlo, saboreando el sudor que se les mezclaba con la saliva.
“Te amo chingada madre” susurró Paul liberándolo de su atadura y tomándole la mejilla.
“Y yo te amo a ti maldita sea” replicó John agachándose para recuperar su ropa y torciendo la mallugada quijada. “¿Crees que ellos lo sospechen?” preguntó señalando las heridas que ahora ambos portaban.
“No, y dudo que lo lleguen a saber algún día.” Contestó Paul quitándole un mechón de cabello del rostro, sonriendo para infundirle confianza.
Última edición por Be-a-bee el Lun Ene 23, 2012 2:35 am, editado 5 veces en total.
♪ I beat Beatle ♪
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AMO LAS FIRMAS DE PAUL!!!!!!
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Be-a-bee
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¿Te importa si compartimos esta cama? John/Paul

Mensaje por Be-a-bee »

Pareja: John/Paul
Clasificación: mayores de 18, escenas sexuales explicítas lenguaje vulgar y rudo.


¿Te importa si compartimos esta cama?

Hamburgo Alemania no era un lugar agradable para los jóvenes extranjeros. La ciudad rechazaba a todos los tipos de personas que le fueran no natos, de entrada a los que se quedaban sólo para un trabajo temporal y, sin embargo, sus puertas rojas aquí y allá te invitaban a entrar, ofreciéndote de todo, y a todos.
Aquello era un oasis de música, alcohol, drogas y sucias mujeres fáciles que querrán cogerte, que querían tomar tu dinero y tu inocencia. Esa era la única razón por la que se habían quedado allí, donde parecía que, llegabas y no notabas que algún momento era esencial para irte también.
Aquella era una experiencia parecida a intentar controlar un rayo, a sentarse en una silla eléctrica, encadenarse los miembros, todos ellos, y desear dejar correr la corriente. Al menos era así para 5 tipos de Liverpool, Inglaterra.- John, Paul, George, Stuart y Pete. Para ellos, ese tipo de emociones nocturnas era algo necesario en aquel periodo de juventud.
El camino hacia el trabajo era como el mismo infierno; una predicción desigual de sus tres meses de compromiso con aquel bar que daba lecciones que se aprendían a la mala y robaba infancia con brutal sensualidad. Su camioneta estaba en las últimas, cargada hasta el tope de sus pertenencias musicales, con sus asientos incómodos donde habían tenido que dormir por tres días, llevando su paciencia y autocontrol hasta el límite.
“Hey John, ¿Ya viste aquella muñeca? ¡No trae nada encima!” gritó George con su ladina voz cansada.
“Sí, George, es una p#$%@, aquí las hay donde quiera.” Replicó Paul sonriéndole a John con sorna. Le guiñó el ojo y siguió mirando alrededor.
“¿Ah sí, McCartney? ¿Y tú qué cojones sabes sobre las putas?” preguntó John golpeándole levemente el hombro.
“Sé que averiguaré mucho sobre ellas aquí” susurró balanceando sus piernas fuera del vehículo. Sacaron sus cosas de la furgoneta, y se reunieron a la entrada del local. Un conjunto de sucias y viejas paredes que después de tantos sueños vagabundos y ratos de desesperación, les sabía a maravilla.
Como mala broma de un estúpido tío germánico que los había contratado, tenían que quedarse a dormir en unos cuartuchos en el sótano del local, cuyas goteras y mugre podrían espantar ratas, pero ellos iban en camino de la cima, y un poco de helado suelo no podría hacerlos sentir más orgullosos al ser aquel su primer y real trabajo como banda.
“¡Yo dormiré con Paul!” gritó John inmediatamente al bajar hacia el sótano, empujando en su corretiza a Stu contra Pete, y a George contra el muro, riendo con esa risa traviesa que lo caracterizaba en su locura.

El rostro de Stu se contrajo con aquel anuncio. Su talento natural de robarse a John y alejarlo de Paul se había convertido en más que un simple pasatiempo, y ahora ambos chicos –Paul y Stu- se las ingeniaban para rivalizar la presencia y aprecio del travieso chico. Una extraña mirada de éxtasis y victoria le bailaba en los ojos al adolescente de cabellos negros del que John se había autoproclamado compañero de cuarto. Stuart se tragó el mal sabor mordiéndose la lengua.
“Está bien, Lennon.” Contesto, como si el castaño hubiera pedido su permiso, serio y firme, pero con el rostro adusto y lleno de miseria.
“Okey, ven acá entonces John” se burló Paul, empujando a John dentro de una especie de cubículo habitacional de dos camas, tirando las maletas a la entrada. “Así que, ¿esto es eh?”
“Bueno, ¿no alcanza para sus expectativas, joven McCartney?” le tiró John, siguiendo su ejemplo de arrojar sus cosas al piso, y dejándose caer sobre la desvencijada cama. Paul apenas se tiró sobre su cama, cuando unos huesudos nudillos golpearon la puerta y un joven delgado entró sin preguntar a la habitación.
"Hey chicos, allá afuera solo hay una cama y no me late eso de dormer con Stu, ¿puede un solitario y joven hombre quedarse con ustedes?” dijo George Harrison encogiéndose de hombros y sonriendo lo mejor posible hacia sus amigos. John se burló de su expresión y arrojó su chamarra de modo seguro hacia la cama de Paul.
“Seguro Georgie, yo me voy a la cama de Paul, no hay bronca.” Y tiró de Paul hasta sacarlo de la cama. Paul rebotó del suelo y tumbó a John al piso.
“No John, yo no lo creo, chingado. Sí crees que puedes simplemente quedarte con mis cosas puedes irte yendo a pedir un chingado estúpido cartón para dormir en el pinche suelo.”
“Aww Paullie, ¿no podemos compartirla?” suplicó, picándole el hombro con el dedo, y haciendo gestos. Paul no mostró ni un mínimo de interés, y John le sacó la lengua y lo levantó por las axilas apretándolo fuerte. “Por favoooooooor” le pidió meneándolo de un lado a otro como si fuera tela. Paul se liberó de su agarre y lo tomó del cuello jalándolo hacia abajo hasta que su compañero estaba encorvado, luego lo despeinó con el puño y le picó las costillas entre risas.
“Hahahaa… espera… nooo….”
“¡Trampa!”
“Paul por favor….”
“Está bien”
George, sentado en su nueva cama, miraba a sus amigos pretender aquella pelea y sonreía. Les arrojó una almohada encima y se dejó caer sobre el sillón plácido de saber ante aquel inicio que aquel sería un increíble viaje.
_.-._.-._
El ambiente era jodidamente adictivo. Las mujeres, el alcohol, la música, el sexo… las luces, el sudor, el escenario… el sexo… Paul había nacido para aquello. Eso que hacia vibrar sus huesoso, los maremotos de experiencias y sensaciones, aquellas locas ondas expansivas de libertad que le quitaban de la mente la palabra “correcto”…
Esa noche, sin embargo, esa noche era diferente. Su cuerpo estaba lleno de sacudidas, sus dedos tiesos con una enfermedad paralizante con la que no estaba familiarizado. Paul estaba seguro de que Greta, la chica que atendía el baño, había puesto algo de sus detergentes en su bebida de cola, además había robado cualquier tipo de condón de su propiedad y Paul se las estaba pasando de malas al imaginarse una noche sin sexo. Por otro lado su cuerpo estaba reclamando la falta de sueño que le había dado en los últimos dos meses y esa noche había descendido sobre él en una enorme y pesada avalancha.
Su show había terminado ya, y su guitarra estaba bien sujeta a su espalda. Las chicas gritaban como locas, jalándolo de la chamarra de cuero, pasando sus manos con lascivia por cada tramo de piel que alcanzaban a tocar, incitándolo con miradas retadoras.
“Vuelvo en un segundo chicas” coqueteó, relamiendo sus labios con los ojos fijos en aquellos senos que se le mostraban como por casualidad. John vio como las chicas se derretían por su compañero y sonrió. Correteó entre George y Stu, ignorándolos cuando ambos lo llamaron, para llegar hasta Paul, cuando notó algo que no había visto antes en él.
“Viejo, ¿Qué haces? Esas nenas te quieren de ya, ¿sabes?” Paul escuchó los albures incontenibles de John, pero prefirió ignorarlos, sacándose la mano de John del hombro, y empezando el camino a su cuarto. Dando tumbos tras el escenario hasta llegar a las escaleras hacia el sótano, y de ahí, hacia su cuartito con la guitarra golpeándole la espalda. “Maldita Greta” escupió con furia.
John dio un paso hacia atrás y se le quedó mirando. Algo no estaba bien, algo muy extraño estaba ocurriendo con Paul. John se tambaleó precariamente, mientras su visión se disolvía con las paredes del local rodando al fondo, pensando en el rostro contrariado de su amigo.
“Calma” se dijo agarrándose de la pared. “Sólo necesitas dormir es todo.” Giró para ver a los otros, pero estos estaban ya demasiado inmersos en las chicas que los rodeaban. “No te necesitan… vete a la cama.”

Serpenteando entre los montones de basura que tapaban los pasillos hacia su habitación, Paul pateó todo cuanto pudo, hastiado por la sensación que le recorría en cuerpo. Estampó la puerta contra la pared al abrirla, deslizándose hasta el colchón del cual casi rodó en su debilidad. La guitarra reposando entre su espalda y la pared, y las botas bien puestas en sus pies, ambas cosas olvidadas como no importantes. Se quedó dormido casi inmediatamente, con pesados y lentos respiros que inundaron la habitación antes incluso de que su cabeza quedara sobre la almohada.
John caminó lentamente por la habitación, colándose por la puerta entre abierta con ligereza, y luego cerrándola tras de sí. No sabía cuál era su urgencia de seguir a Paul como si fuera un acosador nocturno siguiendo a su víctima. Como si estuviera acechando, -que era justo lo que había hecho para efectos prácticos.- pero algo lo había movido a saber de inmediato que su amigo estaba bien…
Se sentó al pie de la cama que habían compartido en aquellos dos meses, cabeceando al ritmo de la música que se filtraba a través de las paredes mientras se reían de estupideces, y que ahora se veían tan desolada con el cuerpo inmóvil y triste de Paul sobre ella. Se le quedó mirando, esperando en silencio, con un repentino sentimiento de preocupación en el estómago, que se calmó al escuchar un leve suspiro escapar por los labios rosáceos de su amigo.
“Al menos estás respirando” susurró. John le quitó las botas a Paul, recogió la guitarra y acomodó la cabeza de su amigo para que durmiera mejor. El cabello negro y lacio le calló sobre la frente en desorden, y el castaño le removió los mechones de nuevo a su sitio de despeinado arreglo de Paul que encantaba a las chicas en el escenario. Luego se movió sobre él, pasando con cuidado las piernas sobre su espalda para no despertarlo, se acomodó en el espacio que el chico había dejado, y pegando su espalda a la de él, se quedó mirando el techo esperando dormirse tan rápido como su amigo.
Pasada una hora, y los ojos de John intentaban ver algo de la habitación en la oscuridad absoluta del sótano. Pasó su tiempo escuchando la respiración de Paul. El cuerpo que se movía levemente de vez en cuando, temblando de frío, como si tuviera fiebre. John pasó un brazo alrededor de su compañero, quedándose dormido por fin apoyando la frente en su espalda, absorbiendo el aroma a cigarrillo y tequila que le despedía la ropa del chico. Con el cuerpo de John pegado a él, Paul no pasó un solo momento más de frío durante la noche. Mientras el frío aire nocturno de Hamburgo de solaba por las paredes, el calor de sus pieles se revolvía entre ellos como protegiéndolos.

-.-.-.-
La oscuridad rodeaba su vision, su cabeza cabeceaba con debilidad, y su garganta le ardía de los alaridos que el show de la noche anterior le había arrancado. Su cuerpo estaba rígido pero listo para comenzar el día, los temblores y dolores se le habían ido mientras dormía, y ahora se sentía mucho mejor. Paul levantó el brazo derecho y miró su reloj, 3:56 a.m. hora de Hamburgo. Mirando hacia la cama de George en medio de la oscuridad, y a base de prestar atención al ruido, notó que ésta estaba vacía. La música que venía desde arriba de algún lado del club le indicó precisamente donde estaba su amigo, acompañado por los demás bebedores y las prostitutas que se refugiaban del helado clima.
Se estiró un poco, relajado por el descanso que él mismo se había asignado, se removió sobre el colchó, golpeando su cuerpo contra el de alguien más. Se paralizó de inmediato pensando en alguna fanática que lo hubiera podido seguir hasta allí. Se giró nerviosamente y miró pestañeando para intentar ver mejor a la persona a su lado. Su mejilla chocó con una larga nariz delgada.
John.
Sonriente, Paul dejó caer su cabeza sobre la almohada, su almohada, de ambos, y rió levemente.
“John se vino conmigo, no se quedó con los chicos.” Masculló para sí, a su propio flujo de conciencia, sorprendido y feliz con este hecho. Casi enternecido. Notó entonces que no tenía las botas en los pies, y que la guitarra no le molestaba sobre el cuerpo. Además, notó, su cuerpo ocupaba el mayor espacio en aquel colchón de mier..., mientras que John se apiñaba contra la pared para dejarle el espacio. Giró más para acomodarse sobre el otro costado, quedando demasiado cerca de John. De nuevo sintió el rozar de su nariz sobre la piel de su rostro y se paralizó por un estremecimiento que le recorrió la espalda. Definitivamente aquella noche era diferente.
Se había sentido tan mal, terrible de hecho, que había desdeñado toda diversión por aquel día, pero nunca había esperado que John lo hiciera para quedarse con él, y menos cuando él mismo no se lo había pedido ni nada.
En silencio reconstruyó el rostro de John, presentándolo dormido, contemplándolo en su mente por largo rato. Imaginándolo, teniendo en su respiración leves suspiros, con los ojos moviéndose en dormidos espasmos periódicamente, su nariz aguileña apuntando hacia abajo en el pecho, sus delgados labios relajados, sonrientes por algún buen sueño, uno donde esté yo, quiso pensar.
Aquello le erizó el bello de los brazos.
“¿John?” susurró, moviendo con su aliento los mechones de cabello castaño de su amigo, removiéndolos de su cansado rostro.
John masculló algo aún dormido, su cabeza deslizándose levemente hacia Paul, rozándole con los cabellos el rostro al despierto beatle que lo llamaba. Fue entonces cuando McCartney supo, el estómago rodando en la anticipación y la realización. Pero no, no estaba bien… no era correcto pensar en semejantes… ilegalidades.
El pelo en los brazos se erizó más con el conocimiento certero, la conclusión de que John estaba allí porque le importaba. Porque él de verdad le importaba, más que Stu y sus conversaciones sobre abstractos, más que George y su leve competencia de conquistas, más que Pete y sus discusiones sobre anécdotas pervertidas… más que el sexo joder. En realidad se preocupaba por él, independientemente de la mier... constante que John usaba de fachada siempre, y que le tocaba soportar el 90% del tiempo.
Paul sabía que este era su momento, el momento. Podría arruinar el imperio o la construcción de un reino… o tal vez tan solo crear el cimiento más fuerte en la construcción del universo privado que tanto había esperado.
Con nerviosismo, casi timidez, algo extraño en él, Paul dejó que su mano acariciara la mejilla tibia de John, sintiendo su longitud con cuidado, su calidez, su suavidad… y allí permaneció, firme y quieto. No iba a retroceder ahora.

Sus labios presionaron los de John, ligeramente al principio, luego más fuertes y apasionados cuando John se removió inquieto al notar que alguien lo estaba besuqueando. Paul presionó con fuerza, succionando sobre los labios y mordisqueando las esquinas, saboreando la saliva de aquel hombre… de pronto, John comenzó a regresarle el beso, con su mano halándolo del cuello y el cabello hacia él, enredándose en las hebras de corto, lacio y suave cabello negro de Paul, impidiéndole alejarse siquiera un centímetro en su fuerza.
El cuerpo de Paul se sacudió con lujuría, sintiendo los pantalones más apretados de lo que estaban diez minutos atrás, y ni siquiera había tocado algo más de piel que el rostro de aquel hombre. Más instintivo que despierto, John siguió devolviendo el beso, entrometiendo su lengua entre los labios, dientes y paladar de Paul, incitando a la otra lengua a unírsele. Ambas quijadas chocando y rozándose, friccionando las pieles de ambos hombres.
La aguda mente de John comenzó a emerger de su aletargado y sumiso modo, sus manos se movilizaron con rapidez para agarrar el rostro de quien le besaba. Sus dedos corrían a través de gruesos mechones de pelo corto, un olor a alcohol, cigarro y sudor dulce impregna el aire.
“Sudor, alcohol y cigarros… sudor y…. alcohol y… cigarros, cigarros…” murmuraba su mente, provocando que sus ojos se abrieran de pronto en la sorpresa.
Rompió el beso, levantándose con rapidez despabilando todo rastro de sueño.
“¿Paul?”
El aludido se quedó quieto, recordando donde estaba; casi encaramado sobre John, esperando por la realización de su deseo.
“¿Sí?” replicó, sentándose y tambaleando sus piernas en el borde del colchón.
“Ahh… ¿estabas… estabas besándome?” le cuestionó John, lamiéndose los labios recién usados, esperando por una respuesta. Paul asintió en la oscuridad, intentando aferrarse a su decisión.
“S-Sí, te besé, y tú me besaste a mí”
“Joder…. ¡Estaba dormido McCartney, chingada madre!” se defendió a gritos John, moviéndose para levantarse de la cama y sentarse. El corazón le latía desbocado, John apretó la sábana bajo él.
“Nunca, nunca pensé que fueras… gay” resolvió, rascándose la nuca sin saber porque aquello no le parecía descabellado.
“¡No lo soy pen... imbécil!” John se rió con ironía plañendo en cada espasmo de risa y pestañeó. Paul se paró de la cama, chocó contra sus botas y las pateó para quedar frente a John.
“No lo soy.” Repitió agachándose hasta quedar a la altura de John que seguía sentado en la cama, levantando una mano para sentir su rostro en la oscuridad. “Excepto esta noche si tú quieres que lo sea.” Le dijo en un suspiro tembloroso.
John dejó de reí r y su mente procesó toda la información, tragando pesadamente.
“¿Qu..qué? “ preguntó, sintiendo a Paul acercándose.
“No soy homosexual, John, pero puedo serlo, por ti, esta noche.” Involuntariamente, John soltó un largo suspiro. Paul disfrutó del poder que ejercía sobre su amigo, normalmente dominante, y se deleitó en la embriaguez de aquella sensación… nunca antes… ni con chicas vírgenes… con ninguna había tenido aquella sensasión.
“¿Entonces?” preguntó, lamiéndose los labios y dejando caer sus manos sobre los muslos de John. John se mordió el labio inferior y cerró los ojos, renovado con la sensación de aquel beso que había quebrantado todas sus barreras, las del bien y el mal que él siempre se había ufanado de romper y dominar. Rompiendo la barrera entre correcto, no correcto y simplemente “correcto”, demostrándole una nueva división en las tangentes del término.
Confusión.
Paul sacudió la cabeza desesperanzado y tanteó en la noche en busca de sus botas preparado para huir del ahora sofocante cuarto, antes de que la asesina asertividad de su amigo le fuera devuelta con puños británicos.
“Bésame" suplicó John.
Paul se detuvo, con el corazón brevemente mudo, y que después explotó con fuerza contra su pecho, con el peso de la pérdida, -más allá de la pérdida de una buena sesión, la pérdida de alguien que había aprendido aquella noche, amaba- cayendo de sus hombros y su corazón hasta el piso. Había funcionado y la emoción le dio tan fuerte que su cuerpo recuperó los años que aquel ritmo de vida le reclamaba a cambio.
“¿Qué?” preguntó, tragando hondo, necesitaba oírlo de nuevo, oírlo decir aquello a aquel, a aquel preciso hombre.
“Dije… bésame, Paul” repitió el hombre, apretando sus manos contra su cuerpo.
“¿De verdad quieres que lo haga?” preguntó Paul, de pronto necesitado de aquellas palabras.
“…Sí.”
Dos palabras; Sin dudas.
Sus labios chocaron por la fuerza de ambos, incontenibles ya y con necesidad de verificar si aquello era la realidad o había sido parte de su sueño. De pronto ya no hacía falta una sola luz, sus dientes colisionando, sus lenguas rozándose, girando y girando, enredadas una en la otra. Las manos de Paul agarrando a John por debajo de sus brazos para levantarlo, justo como él había hecho la primera vez que estuvieron en esa habitación. El peso de su amigo lo arqueó y chocó contra la puerta, presionando la espalda de John contra la madera y encendiendo la luz de paso. La cabeza de John golpeó los frisos de yeso, y el impacto causó que sus dientes dentellaran el labio de Paul. Ambos apenas sobrevivientes a su primer round en aquella nueva situación.
“Joder Paul” expelió John sin aliento, moviendo sus manos para jalar del negro cabello de Paul.
“Quiero cogerte John” exhaló Paul, sus dientes mordiendo el cuello de John al decir esto, sus manos sobre la ingle de John.
John no contestó nada, demasiado entretenido en contener los círculos de calor que le navegaban el pene, demasiado excitado como para pensar. Paul rompió su cercanía, arrancándose la chaqueta y jalando de la camisa de John para sacársela, necesitándolo en el piso, muerto y enterrado.
“Déjame hacerlo” dijo John, hincándose sobre el colchón y sacándole la camisa a Paul. Había visto a Paul desnudo incontables veces, pero por alguna razón, ahora era totalmente diferente, diferente a cualquier cosa que él hubiera podido ver.
“Joder, eres… “ ¿sexy? ¿esa era la palabra? “Sexy” Paul gruñó. “Muy sexy” exclamó John, rectificando, con su boca presionando contra el abdomen pálido de Paul, raspando los dientes contra el cinturón de hebilla metálica que sostenía los pantalones apretados de cuero de Paul a su cuerpo. “Déjame quitarte esto” sus manos aflojaron el cinturón, y los dedos largos y calientes tocaron la piel de Paul sobre el pantalón. Acariciando con las uñas y las yemas la piel expuesta. Paul siseó en respuesta, tomando la cabeza de John y jalándolo del cuero cabelludo hacia arriba.
Se sacó los pantalones en un movimiento fluido, patadas de sus pies y las rodillas al borde del descuidado colchón.
“Sácate la ropa” exigió Paul exhalando contra el pecho de John.
John siguió sus órdenes, con el cabello revuelto a causa de la rapidez con la que le había sacado la camisa. La luz dándole sobre los profundos ojos, con las pestañas haciendo largas sombras en sus mejillas.
“Yo podré ser sexy, pero tú eres jodidamente hermoso, John” murmuró Paul, tomando la quijada de John con su mano izquierda, pasándole el índice con malicia por el borde de la quijada y empujándolo de nuevo. “Ahora quítate ese maldito pantalón y date vuelta.” La orden surgió rápida y caliente, firmándose con un sensual beso que se desfiguró en sus mordiscos y risitas.
“Sólo… déjame tocarte.” Pidió John, con ojos suplicantes alcanzando el endurecido pene de Paul con la palma de su larga mano. Paul alejó de un manazo la mano de John y le sonrió.
“Después, sólo, gírate un poco, ¿sí?” ordenó de nuevo con los ojos fijos en los de su compañero, mirándolo lleno de calor y deseo.
John fijó la vista en el seco y parado pene frente a su rostro. Paul sonrió por su expresión y le tomó el rostro, empujándolo contra su miembro, hasta toparse con la boca abierta de John, y más tarde, con su garganta.
La mordida instintiva de John sobre su sensible piel trajo la extraña combinación de estreches, humedad, y placer incontrolable, mezclado a su vez con un sonido que incendió su infierno personal y lo mandó fuera de control.
“JOOOODER” gimió Paul con los ojos girándole de placer.
“¿Alguna advertencia que debas recordad para la próxima vez, Macca?” se burló John, lamiendo la punta del pene de su mejor amigo. Paul ignoró su fechoría, y la cambió para hacer una propia.
“¿La próxima vez Johnny?” por aquel pequeño desliz que le recordaba que habían “acordado” que serían así sólo por esa noche, el uno por el otro, John pasó su rasposa lengua con lentitud haciendo círculos alrededor del miembro de Paul.
“Ah-h, ¡¡eso es suficiente!! Voltéate John… bleeding Christ!”
La desesperación era evidente en sus acciones, en sus palabras y en su gimiente y siseante voz que llenaba el aire, que se deslizaba a través de la noche empujándolos John a Paul y Paul a John, al borde de la cordura.

Paul miró hacia abajo, admirado por la perfecta composición que parecía formar su cuerpo y el de un inclinado John, fundiéndose con el resto del ambiente. Trazó la columna vertebral de John delineándola con sus dedos contra la piel, escupió sobre su miembro, en una extrema medida de generarle más placer que dolor a aquel hombre que se le entregaba de la manera más hermosa.
“¿Estás listo?” le preguntó, pero no esperó respuesta, metió dos dedos con rapidez, tratando de hacerlo, según creyó, más fácil para John.
“Arghh, chingada madre, Joder….” Chilló John con el cuerpo rígido por el punzante dolor que le atizaba el trasero. Cabeceó desesperado, buscando el rostro de Paul, para asegurarse de que el chico estaba bien y no era enfermo o pervertido.
“Soy completamente tuyo, lo sabes” le sonrió, moviendo un poco sus dedos hacia afuera, para permitirle mayor comodidad.
“Siempre lo has sido, tú idiota.” Replicó John con las palabras saliéndole como espasmos vocálicos del doloroso placer que lo estaba manejando.
Paul sonrió al tembloroso cuerpo de John y supo que era justo ese el momento, que era el momento de poseer lo que el destino le indicaba como suyo, suyo solamente. Sacó los dedos sólo para proceder a introducir su pene, con su cuerpo prácticamente apoyado sobre el de John, adentrándose a la estanqueidad absoluta de ese cuerpo y tuvo que sostenerse de la cama debajo de ellos para evitar caerle encima.
“Oh dios… dios… ¿así es? Dios… no te detengas Paul…”exhaló John, esperando a que su cuerpo se decidiera entre la punzante sensación de dolor y el placer que lo revolcaba.

Paul recuperó su cordura momentáneamente y comenzó a moverse, lento hacia afuera, rápido hacia adentro, sus cuerpos uniéndose en modos que no habían usado jamás hasta aquel día, con las sudorosas frentes, las bocas chirriantes de la fricción de intentar acallarse, y que terminaban explotando en nubarrones de expelidos gemidos compensado aquel calor que estaba surgiendo en sus cuerpos.
“Más rápido” exigió John apretándose contra el colchón con furia, con los brazos hacia atrás para apretar los muslos de Paul, lo único que le parecía permanente, estable. Paul obedeció bajo aquel extraño rol de líder-subordinado que se estaban compartiendo, y comenzó a moverse con más agilidad y maestría.
Entonces Paul arremetió contra John golpeándolo justo donde su cuerpo se volvía una unidad absoluta de sensibilidad. El golpeteo, acompañado por el estremecimiento de placer subsecuente, le recorrió el cuerpo en su totalidad al castaño.
“¡¡¡Madre de dios!!!”chilló. Sus rodillas flaquearon, temblando incontrolables. “Hazlo de nuevo, Paul, haz eso de nuevo. ” Divagó extasiado con Paul atento a cada simple suspiro listo para obedecerle.
“¿Te quieres venir pronto?” se burló, pero sólo porque el placer lo había noqueado a él también. Estiró la mano y tomó el pene de John, presionándolo, y jalándolo. John resopló contra la tela del colchón, con los dientes presionados mordiendo la tela. Paul embistió de nuevo, de nuevo directo a la próstata y John se retorció extasiado, enloquecidamente sensible a lo que su compañero hacía.
Paul sonrió y se movió más rápido, conteniendo un orgasmo que casi lo alcanzaba también ya.
Sacudió su cuerpo hacia atrás y adelante, tocando, sintiendo y moviéndose sin problemas contra John cuando oyó gritar a su amigo en un ataque demoníaco de placer.
“JohHHHHHHnnnn….”/”Pa-Pa…UL” gritaron, Paul encajando las uñas contra la piel de John y este haciendo casi jirones la tela vieja de las sábanas. John se tambaleaba de placer, golpeándose contra la cama que al chocar hacia ruidos curiosos, a causa de las oleadas de placer que le sobrevenían.
Eso era todo lo que Paul necesitaba para arrojarse hasta el límite, con la mente en blanco como si una luz blanquísima se le metiera por los ojos hasta el cerebro.
Se sostuvo del cuerpo de John, adentrándose lo más profundo y rápido posible, derramando su deseo en gritos de blancura que los cubrieron a ambos. Con la paz del éxtasis sobrevino la locura, cansados, extasiados, gozosos, comenzaron a reírse con desenfreno arañando sus cuerpos.
El temblor había empezado a disminuir entre sus cuerpos, las telarañas de placer y dolor corrompió su amistad para volverla una sólida unión no conformada por dos personas, ahora eran un cuerpo. Un solo cuerpo.
Lo único que quedaba era salir, como las camisas de ambos que habían “salido” despedidas de sus cuerpos. Paul se dejó caer sentado en el piso, apoyándose en las piernas de un John con mirada traviesa.
“¿Sigues creyendo que soy hermoso?” preguntó, guiñándole el ojo y después acomodándose para dejar a Paul descansando con la cabeza sobre sus muslos desnudos. Paul rió mirando desde abajo el rostro de John quien le acarició las sienes.
“Siempre lo he hecho, tonto.”
“Bien” contestó contento. “ahora sé porque todas esas nenas quieren cogerte… bueno, que las cogas…” aquello sonaba tan antinatural… su rostro se frunció y otra risa escapó de los labios de Paul.
“Hey ¿Paullie?”
“¿Paullie?” repitió Paul con una ceja elevada. John asintió. “Me gusta.” Admitió. “¿qué pasa?”
“Ahora yo también soy tuyo.” Paul asintió, sonriendo, levantandose levemente para besarlo. Recorriendo con la punta del dedo su larga y afilada nariz.
“Siempre lo has sido….”
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Ask me why. John/Paul

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“Ask me why” (Pregúntame por qué).

Capítulo 1.

El avión estaba en pleno vuelo, en medio de su camino a otra ciudad sin nombre, a otro lugar sin nombre. Los cómodos asientos de primera clase se sentían perfectos cuando John dejó que su cuerpo se acomodara a voluntad, moviéndose para arrellanarse lo mejor posible. Se había quedado mirando por la ventana, metido en un pensamiento que lo estaba extrayendo de sí mismo, respondiendo únicamente respuestas cortas –fuera de su costumbre común- a las preguntas de sus amigos, para dejarles en claro que no estaba de humor para nada más serio que uno que otro comentario, y mucho menos para unírseles en sus falsamente profundas cavilaciones.
Su atención fija en su compañero de al lado, que parecía tener la misma diversión que de costumbre. Siempre en el centro del reflector, adornado con belleza y atrayendo la mirada de una forma absolutamente natural. John resopló pensando en todas aquellas chicas que estaban obsesionadas con él, con él por sobre todos los miembros de la banda.
Sacó un cigarrillo, lo prendió y trató de poner su mente en el drama común que se llevaba a cabo a su lado.
A través de los años, el apetito de John, y por sobre todo el sexual, se iba haciendo cada vez más exigente. Nunca había cuestionado siquiera una vez las necesidades que se le suscitaban, y mucho menos por su fascinación con las mujeres que lo rodeaban como si fuera el último sobreviviente del clan de los hombres en una isla de mujeres, pero, en esos últimos días, había comenzado a preguntarse sobre aquel nudo que se le hacía en el estómago, y que llegaba de improviso en reiteradas situaciones en momentos justos. Momentos justos en los cuales él se quedaba a solas por mucho tiempo con su amigo, o cuando lo miraba demasiado a detalle, momentos que lo dejaban de un golpazo en el suelo, sin aliento, cuando el enorme nudo de su estómago se acrecentaba y notaba que un sentimiento de angustia se le elevaba por todo el cuerpo.
Momentos como cuando lograba ver a alguna tipeja enredada en la cama con su amigo, ellas riendo tontamente con sus bocas sucias, y él riendo encantadoramente y con provocación, sin saber cómo o porqué fregados, se sentía amenazado, loco, e incluso celoso.
Momentos estúpidos en los que sentía tan poca fascinación por las chicas que lo rodeaban, a las que él mismo había escogido para yacer en la placidez del sexo, desdeñándolas por la intención de ver con fijeza los movimientos de un Paul desacomplejado cuya atención si se desbocaba en las chicas que lo ansiaban con fuerza. Momentos en los que se dedicaba a escuchar los suspiros y jadeos de su amigo, y los movimientos de su cuerpo cuando yacía a revolcones en las camas de los hoteles.
Los tímpanos timbrándole, la garganta cerrándosele al escuchar los gemidos gruñones de la garganta de Paul, el agitado ritmo de su respirar, hasta que, ambos, juntos, Paul y él se venían, cada uno en un espasmo que iba dirigido a su propia pareja sexual.
Le había sucedido en Escocia y luego, posteriormente, en Hamburgo, pero ahora, un tiempo después, había comenzado a ocurrir de nuevo, y con mayor frecuencia que entonces.
La idea de que él pudiera ser gay no se le pasaba por la cabeza a John, ni cuando podía reconocer aquella misma mirada alucinada de fascinación que le dirigía a Paul, en los ojos de Brian cuando éste lo miraba a él.
Le gustaba jugar y mezclar, siempre había disfrutado de su despliegue de habilidades para hacer y lograr cosas diferentes a lo que los demás hacían, sobre todo en la sexualidad, donde su manual de métodos no sólo causaría la perversión de cualquiera, sino que, además, era un reto a seguir de sus tres amigos que lo miraban con presunto respeto y orgullo a causa de sus locas anécdotas y experiencias. Pero no había sido sino hasta después del cumpleaños de su amigo cuando decidió hacer pruebas en esa dirección, después de todo, siempre era él quién iba rompiendo cualquier barrera, para después, dar la cátedra a sus amigos.
Comprendiendo su ventaja sobre las circunstancias precarias de Brian, -aquella fantasía que el hombre mantenía sobre John,- le pareció bastante caritativo ayudar a su amigo y de paso darse una oportunidad de conocimiento experimental a sí mismo. Racionalizó que aquello era solo curiosidad y experimentación, y decidió pasar navidad con Brian para encontrar en el ambiente el momento justo. ¡Eso debía estar bien! ¡¡Era justo como se hacía cualquier procedimiento científico!!
Eppy, como solía burlarse John al hablar de Brian, aceptó su presencia para las navidades que planeaba pasar en España. Y al decirle aquel: “Por supuesto que puedes venir Johnny.” La idea de que ya ni siquiera hacía falta explicarle sus intenciones a Brian se hizo tangible ante la mirada que el manager lanzó al guitarrista.
En algunas ocasiones John solía molestar a Brian con ello. Lanzando comentarios, miradas, incluso hasta pasando demasiado cerca de su cuerpo, para provocar reacciones que siempre obtenía y que luego ocasionaban un furor de pelea cuando John pretendía que el acoso de Brian le resultaba realmente patético y asqueroso, con argumentos como: “¿De qué fregados estás hablando, maricón? ¡Yo jamás te tocaría ni con guantes!”
Esto siempre traía el rostro rojo de Epstein a escena, que, furioso y derrotado en su ego, se tragaba las ganas que le daban de gritarle que todo aquel zafarrancho lo invitaban a seducirlo más. John sabía todo eso, y así, con conocimiento de las cartas de su oponente, se decidía por jugar a ganar. John siempre había amado jugar un buen juego, y sobre todo ganarlo, ese era su estilo.
La noche en que John por fin decidió cortar tensiones entre ellos, cuando por fin tuvo el coraje para permitir la interacción que se había estado buscando, John estaba sorprendido. El puto de Brian sólo se había dignado a dar lengüetazos rasposos sobre el rostro de John, tocando con sus amaneradas manos la mejilla o los labios del chico. Por alguna razón incomprensible para él, todo aquel proceso lo dejó descompuesto, sintiéndose débilmente sentenciado al placer, pero muy cachondo. Supuso que aquello era porque sólo un hombre debía saber lo que un hombre espera obtener. Después de eso, había ido pensando en ello con tanta frecuencia que a veces le parecía que lo había leído en los libros de texto de su escuela, que sus profesores lo habían hecho repetir aquella frase en larguísimas planas en su cuaderno, hasta acabarse lápices enteros.
Noches después, su habilidad de provocar a Brian lo había llevado a obtener más que húmedos besuqueos, ahora Brian procedía a manosearlo, a masturbarse frente a él e incluso a tomar a John como fetiche de sus experiencias personales de manoseo rutinario. Para John, toda aquella muestra de manualidades y secretismo, casi hermetismo avergonzado, era una ventana al pasado, a los días en aquellos fríos y oscuros cuartos en Hamburgo que había tenido que compartir con sus compañeros masculinos. Cuando a medida que avanzaba la noche, las sábanas se volvían incapaces de acallar los jadeos de los otros en las camas de al lado.
Cuando España se volvió un sitio más de donde despedirse, John sentía que había vendido su alma a un pordiosero que había malgastado la prenda. Insatisfecho con los jugueteos bobalicones de Eppy, los sentimientos hacia Paul se iban volviendo una absurda constante en su mente, que pasaba horas maquinando canciones donde de pronto aparecían el rostro agraciado del chico, encajando perfectamente en las letras que surgían como borbotones cuando John pensaba en él, y que luego se dedicaba a cambiar para evitar que su amigo, inoportuna y a la vez convenientemente presente en sus horas de composición, no notara el gorgoreo de sus fantasías.
Había comenzado a fijarse demasiado en el bajista, a notarlo de verdad, a conocerlo más; era curioso, porque él y Paul habían pasado demasiado tiempo juntos, y ahora resultaba curioso como notaba detalles, ligeras cosas que nunca antes había visto. Cómo olía, su encanto al hablar, reír, cantar y bromear, cómo se sentía cuando el bajista le sonreía con complicidad en medio de la creación de letras cuando el pelinegro pensaba que su amigo se refería a una chica cuando decidía agregar un “I love you” en la letra. Como se sentían las manos de Paul al tocarlo, con las yemas de los dedos marcadas eternamente a causa del instrumento, o aquel sex appeal que le surgía como oleadas de detalles cuando, simplemente, lo miraba.
Todo eso había comenzado a volverse importante para John. No podía entenderlo, él no era gay, y él seguía con sus acostones regulares con toda cantidad de chicas. Y en su falta de comprensión, prefería desdeñar esos pensamientos asumiéndolos como boberías, menospreciando sus pensamientos como cuestiones comunes para cualquiera que no tenían importancia, hasta que la idea surgía de nuevo, mostrando su fea cabeza a un desesperado John que no podía evitar sentir cierto desprecio por su fisionomía.
El problema principal de ello, era que se había vuelto casi incontrolable, y John no sabía cuándo podría suceder. Se había acostumbrado a la comodidad que le brindaban las cuatro paredes que desde chico se había construido a su alrededor, cerrando incluso la puerta de paso con cobro de cuota, sentado y desolado, pero protegido, en su interior. Durante mucho tiempo había usado aquella barrera para mantener a todos, y sobre todo a los tres Beatles, fuera de su sistema, fuera de notarlo, pues ellos, siendo tan importantes en la vida que llevaba, eran los que más podrían herirlo. Así que, el ver las fisuras que nunca antes había notado en su pared, lo tenía atontado. Retazos de lo que George hacía por él, el compañerismo de Ringo y la complicidad con Paul, comenzaban a infiltrarse por los muros como gotas de agua de una inundación externa que amenaza por lanzársele encima a los pobladores refugiados del otro lado de la presa.
Él conocía a aquellos chicos, sabía que nunca aceptarían sus sentimientos, pero, no había forma, estaba convencido, de refrenarlos.
Apartó la vista de un sonriente Paul que lanzaba aros de humo hacia un George muy risueño, y dejó que su cabeza golpeara la fría ventana del avión, sintiendo como millones de avioncitos con la cabeza de Paul dibujada en cada ventana chocaban contra su cerebro una y otra vez. Suspiró.
-¡¡Para!!-le gritaba suplicante su cerebro, tratando de controlar y apacientar sus pensamientos. Revuelto en su miseria, John buscó a la azafata para distraerse con algo, pero la encontró platicando con Paul, y el sentimiento de querer saber cómo sería ser ella, siendo adulado por Paul, siendo sonreído por Paul, mirado… etc., preguntándose cómo se sentía ella ante esas cosas, y chingado, deseando arrojarla fuera de la compuerta del avión para alejarla de él, como si el chico no fuera a huir en búsqueda de alguna otra al siguiente segundo.
John quiso arrancarse la cabeza. Se jaló el cabello de las puntas sintiendo como un remolino de frustración se le crecía al ver a Paul y su ágil mano de bajista, aproximándose más a la azafata. Aquello siempre lo hacía sentirse como un voyerista estúpido que mira a su propia pareja entretenerse en plena faena, pero no podía evitarlo. Miró semi-complacido la habilidad de Paul, el factor de mantenerse siempre estable, en calma… por fuera como un simple joven inocente, por dentro todo un as del romance.
Incómodo, John notó que sus pantalones se sentían más ajustados, que su corazón latía más rápido, que su mente divagaba en sueños de él y Paul yendo hacia los baños del avión, y como todo él se desbarataba luego, con el dolor de cabeza regresándole acompañado de nauseas al ver a la azafata y a Paul ir hacia la parte posterior del aparato volador.

John brincó al sentir una mano en su hombro y una voz hablándole al oído.
-John, John, ya casi llegamos hombre.- lentamente, John se desperezó y miró, guiñando a causa de su mala visión, intentando humedecer los lentes de contacto para favorecerse. El rostro de un preocupado Paul lo golpeó con sorpresa.- ¿Estás bien?-le preguntó
-Sí, sí, sólo un maldito dolor de cabeza. ¿Hay algo para la migraña?- musitó con la boca seca.
-Uhmm, Neil debe de tener, espera.-el chico se giró.- Neil ¿traes algo para el dolor de cabeza? John tiene migraña.-
-Sí, tengo mi botiquín de emergencia en la maleta de mano, espera un segundo.-
-Ya viene con algo para ti.- John le regaló una pequeña sonrisa y asintió, mientras Paul se estiraba para tomar algo que Neil le tendía.
-Aquí tienes.- Le ofreció las píldoras.
-Gracias.-contestó John tragándoselas con un trago del escocés con coca cola que había pedido al inicio del viaje. Paul negó con la cabeza.
-El alcohol y la medicina no se llevan.- le dijo.
-Está bien, está bien, no te preocupes, no me irá peor…-el bajista se sentó a su lado, separados sólo por el pequeño pasillo que había entre los asientos.
-Entonces eso es todo, ¿no?, un dolor de cabeza.-
-Sí, eso es todo, no te preocupes. No dormí lo suficiente, y estoy algo cansado… demonios, creo que necesitaré algo para estar preparado para el show de esta noche. Cuando estemos allá le pediré a Neil unas cuantas de sus píldoras mágicas.- Sonrió. Su voz siempre conseguía quitarle a lo duro su capacidad de dificultad, y eso mismo había hecho ahora, hacer parecer como algo simple algo más complicado.
-“¿Unas cuantas?” ¿Estás loco o quieres estar loco por unos cuantos días?-preguntó la voz preocupada de Neil que se había detenido a escuchar su conversación.-Mira, sé que su trabajo es muy complicado, pero no quiero a ninguno de mis muchachos volviéndose adicto a estas idioteces. Toma, una para más tarde, pero no quiero ni verte mal, ¿me oyes? Y más te vale que la prensa no vea eso Lennon. El avión dará unas cuantas vueltas por arriba del aeropuerto, así que descansa, si quieres recuéstate, pero ponte el cinturón y mantente calmado.- se dio la vuelta y se fue y Paul soltó una risita siseante al verlo irse.
-Es todo un padre…- John asintió, se giró y recostó la cabeza en el respaldo y cerró los ojos queriendo perderse en el mundo de los sueños.

El bosque estaba repleto de árboles verdes, ensombreciendo todo al tapar el sol con sus espesas capas de hojas y ramas. Tan ensombrecido que John se sintió asustado. Siempre había sido bueno para ocultar sus miedos a base de burlas, lanzando crueles comentarios a todos y quitándoles importancia con sólo encogerse de hombros. Pero ahora estaba sólo y perdido, sin nadie de quien reírse para relajarse. ¿Dónde estaba? ¿Cómo es que había terminado en aquel sitio? Y ¿por qué aquello estaba tan oscuro y silencioso que lo hacía sentir la piel de gallina?
Comenzó a caminar deprisa, apoyándose en los troncos de los árboles. Un rayo de luz se colaba por un costado de donde él estaba, haciendo un camino por el que podía caminar. El camino lo llevo directo a un campo herboso. Se sentía tan abatido que se sentó el piso y después se recostó contra el pasto, blando, tierno y fresco, confortable, con los retoños haciéndole cosquillas. Fue así que se dio cuenta de que estaba sólo en boxers, pero que aquello mejoraba la sensación sobre su cuerpo, placentera y agradable. Cerró los ojos, sólo un momento, respirando profundamente. Su cuerpo se sentía gracioso… como si miles de dedos le rozaran con cuidado la piel, una risa hizo que abriera los ojos y notara, estupefacto, que de hecho, eran dedos. Dedos que recorrían su cuerpo como miles de gotas de una cascada que caen al río. Como dedos excitantes, apasionantes y extraños al tacto.
Su respiración sufrió un espasmo, se volvió dificultosa y rota, jadeantes sus pulmones intentaban tragar todo el aire. La oscuridad se expandió por el campo, coloreando el cielo para cubrirse con estrellas. Podía verlas punzando, palpitando, de un movimiento lento a uno rápido, su cuerpo y su respiración siguiéndoles el ritmo. Y entonces los dedos se volvieron dos brazos sosteniéndolo cerca.
-Shh, amor, eso fue la sensación más increíble del mundo, ¿no?-John miró a los ojos al dueño de aquella voz que había reconocido inmediatamente y sintió de pronto que todo él se llenaba de seguridad, calor, satisfacción y amor. Sonrió.
-¿John?-Sintió como alguien lo sacudía. No, no quería detener ese sentimiento. El zarandeo se volvió más fuerte. Lentamente, arrancado, John abrió sus ojos y se concentró en la persona que lo despertaba. Dio un salto hacia arriba y tiró la almohada sobre su regazo alejándose de Paul. Dios… ojalá y no haya hecho nada inapropiado, pensó nervioso, sonrojándose.
-¿Qué?-preguntó fingiendo irritabilidad.- Estaba teniendo un grandioso sueño, ¿sabes?- pero al mirar a Paul luego de aquellas palabras volvió a evadir sus ojos de oveja moribunda.
-Sólo me estaba asegurando de que estuvieras bien ¿sabes? Relájate. Supongo que… bueno….- Paul sonrió consciente de saber qué clase de sueño describiría John como “grandioso”.
-¿Qué?- preguntó John alarmado. Paul inclinó más su cabeza hacia John. John sintió un hormigueo en el estómago al tenerlo tan cerca.
-Bueno, estuviste gimiendo un poco… además creo que, con esa clase de sueños, te sentirías ya mucho mejor, ¿no?- el bajista había intentado ser delicado, pero no pudo evitar que una última risita disimulada se le escapara de los labios.
-Demonios Macca, ni una sola palabra de esto a nadie o te juro que yo te daré algo por lo que gemir.-John intentó fulminar a Paul con la mirada, pero aquella frase sobre hacerlo gemir le hizo sentirse vulnerable… Paul se puso de pie, sonriente, con cara divertida y se alejó bufando.

George se acercó a Paul, con los ojos puestos, la mitad en el atormentado John Lennon, la mitad en el divertido Paul McCartney a quien miró con rostro de duda. El guitarrista más joven se dejó caer en un asiento y jaló a Paul para que parara su huida magistral y se sentara frente a él.
--¿De a qué fue eso?-preguntó.
-Sólo un rápido intercambio de palabras.-respondió Paul.
-Dándole en sus últimas reservas de paciencia… ¿estás tonto?-preguntó George sonriendo de medio lado.
-Sí, eso creo.-
-Ten cuidado entonces…- le sugirió. -No voy a salir a tu rescate una vez que le despiertes el lado vengativo… no me metería con un Lennon enojado ni de chiste. Por cierto… ¿qué le dijiste?-la curiosidad se derramaba de la boca del chico.
-Simplemente lo caché en un momento de desprevención, estaba dormido.-contestó tímidamente Paul evitando la verdad.
-Oh.-un foco se encendió en el cerebro de George y su sonrisa se hizo grandísima.-¿Uno de esos espantosos sueños eh?-
-Algo así, pero está demasiado sensible al respecto, así que mejor déjalo ser antes de que te use a ti de desquite. ¡¡Casi me agarra a mí!!-
-Uhmm, ya veo, está algo furioso últimamente. Necesita un buen faje, eso es todo.- confesó George y lo miró con fijación.-Qué lástima, generalmente estas cosas las usa para las mejores burlas, hubiera sido fantástico… sólo espero que se le baje pronto…. El coraje digo.- Paul y él se rieron del comentario y se alejaron. El bajista respiró con regularidad, más relajado. La verdad es que se había preocupado un tanto cuando lo había oído gimotear, pensando en que su mala racha lo estuviera provocando dolores muy fuertes, y se sintió aliviado cuando John había dejado escapara eso del grandioso sueño. Paul se dejó caer en el asiento a un lado de George, detrás de Ringo y de Brian y le sonrió a la azafata que lo miraba con una sonrisa perversa.

John llegó con una sonrisa en el rostro. Se sentó al lado de Paul y se ajustó el cinturón.
-Hola idiota, ¿qué me he perdido? ¿Ya te anotaste una más a tu lista de clavados?-preguntó John mirando el rostro de Paul, sonriente a pesar de los nervios, que le devolvía la vista.
-Pequeño pervertido… no mucho, allí afuera hay muchas chicas lindas. Por lo que vi, hasta tú con tu mal humor ya te habrías anotado una más.- le guiñó.
-Duh, mejor cállate, te dije que no hablaras de ello. A todo mundo le ocurre ¿okey? Así es la vida. Estaba molido y necesitaba dormir, de lo contrario yo me hubiera montado a la azafata en tu lugar.- Se quejó John haciéndole una mueca a Paul.
-¿De verdad eso piensas? No, ella quería un poco de twist and shout conmigo. Pero no te preocupes, habrá tiempo para que encuentres una para el after del concierto. Yo sé que me encontraré una.-musitó viendo algunas fans gritonas haciéndole señas.- sobre todo después de una de esas “mágicas” píldoras de Neil. Nos dio unas cuando te quedaste dormido diciendo que no quería que nos pusiéramos como tú.- se burló encogiéndose se hombros.
-¿Lo hizo? Bueno, al menos así el show irá rápido y bien, bastará con unos 30 minutos, vamos a decir 25 minutos menos de lo normal… no podemos reducirlo mucho.- John se rió y Paul le siguió el juego.
-Sí, suena genial. Además tenemos que tener tiempo para hacer las malditas canciones para el nuevo LP. Con todo lo que hacemos se está complicando el tener diversión y componer.-Paul sacudió el hombro de John.-Sí, me refiero a que dejes de dormir tanto y te pongas a componer…-
-Lo sé, lo sé, tenemos que mantener la máquina engrasada. Creo que nos hemos vuelto lentos desde que nos compramos las casas. Digo, ya no estamos juntos todo el tiempo y no puedo preguntarte cómo va la canción y demás. Y definitivamente sí hace falta, necesito dinero.-Le lanzó una mirada traviesa a su compañero de composición.
-Sí, yo necesito dinero también, necesito conseguir unas cuantas cosas para la casa y además se me está empolvando el cerebro de repetir las canciones. Quiero comprar un equipo de fotografía para Mike, ¿tú qué opinas?- John sonrió. Adoraba los momentos en que ambos bajaban la velocidad y se ponían a platicar, sólo ellos dos, como los buenos amigos que eran. Casi siempre alguien llegaba a interrumpirlos y entonces todo se iba a la fregada, pero el tiempo que duraba era siempre maravilloso.
-Me parece buena idea. De hecho, si me dejas quiero ayudarte a conseguirlo.-Paul asintió.-bueno será mejor que nos pongamos a ello pronto entonces.-John se rió entre dientes y Paul se carcajeó por su expresión.
-Bueno, entonces aquí vamos de nuevo. Oh, mira eso, esas fans, me encantaría poder darles a todas una caja de fotos o autógrafos, siempre esperan tanto por nosotros.-dijo mirando por la ventana y señalando a la multitud de miles de personas que cargaban letreros y gritaban.
-Lo sé, no es como los días en The Cavern ¿no? Me encantaba más cuando era más… personal. No que me esté quejando claro, pero extraño la complicidad que había en aquel simple escenario. Ahora es sólo cuestión de tiempo antes de que les pateemos el trasero a todos, pero ha sido un largo camino.-musitó. Paul meneó la cabeza.
-Sí, es nuestro turno de patear traseros.-consintió.
El avión había aterrizado sobre la pista de aterrizaje. Todos se pusieron de pie para sacar su pasaje de mano y prepararse para bajar. Las compuertas se abrieron y eso dejó que miles de alaridos se colaran hasta sus oídos. La gente del avión bajó, seguidos por los técnicos, luego Brian, Neil, George, y compañía. Finalmente, los cuatro Beatles se miraron entre ellos y comenzaron su descenso listos para sacudir las manos y saludar a medio mundo.
Última edición por Be-a-bee el Mar Abr 19, 2011 5:30 pm, editado 1 vez en total.
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Capítulo 2.

Después del concierto, en su lujosa suite del hotel, los chicos se enredaron en una fiesta. Un buffet con comida inimaginable y deliciosa se enfriaba en una mesa con mantel al fondo de la habitación. Las bebidas se paseaban por la habitación con los invitados portándolas de un lado a otro hasta dejarlas vacías. Gente de todo tipo había ido al reinado Beatle que se desataba por todo el piso de aquel hotel. Los fotógrafos, periodistas, celebridades, personas importantes, amigos de Brian que él creyó debían ir a conocer a sus chicos, y finalmente gente del pueblo, se movían como si ellos mismo hubieran planeado la fiesta, yendo de habitación en habitación como si fuera su casa y no un hotel con propiedades privadas semi públicas.
Una enorme habitación inundada en música, gente bailando al son de música movida –su música¬- bajo suaves luces y caluroso ambiente. Todo como Brian lo había predispuesto. La gente allí estaba complacida en sus propósitos, los periodistas contentos de poder entrevistar, los famosos de ser entrevistados, y los fans de ver y oír hablar a John, Paul, George y Ringo. Las mujeres mostrándose en vestidos cortos y joyería pretenciosa, perfumes que flotaban entre la muchedumbre, tapando el olor del sudor levemente, los ruidos de los hombres que intentaban llamar la atención de las mujeres tratando que rivalizar con la atención que los cuatro hombres recibían.
John, rodeado de preguntones e interesados, pasado un gran momento de diversión, se sentó en una esquina de la habitación. Ya había dado un breve tiempo a las entrevistas y las cámaras, ya se había dejado ver y hasta tocar, ahora sólo quería bajar el ritmo, tranquilizarse y esperar a que pudiera irse de aquella estúpida farsa. Sostuvo un cigarrillo con la mano, la bebida con la otra, el alma con la boca, intentando fumársela para que le regresara dentro. Ignoraba las pláticas de las mujeres que se peleaban por llamar su atención, y asentía educadamente de vez en cuando para tapar el hecho de que no estaba poniendo atención. En lugar de ello, sus ojos buscaban en de redor, mirando a los colados e intentando no pensar en cómo ninguno de ellos le resultaba familiar, o siquiera simpático, para después fijar su vista en sus tres amigos.
Ringo bailaba con una mujer de largos cabellos, que se quedó con él, pegada como una suertuda lapa, durante todas las piezas hasta que, en una pieza lenta, la chica se le pegó tanto al baterista que parecía fundida en su cuerpo.
George hablaba, seguido en cada palabra como si estuviera predicando, rodeado de aturdidas mujeres que probablemente no entendían nada de lo que el guitarrista decía. John conocía a su amigo, y sabía que el más joven era más exclusivo en sus aventuras, así que él probablemente estuviera escogiendo quién pasaría la prueba para quedarse con él para la noche. George siempre descartaba a las otras con gentileza, con una maestría que hasta Paul le envidiaba de vez en cuando y que John no dominaba en lo absoluto, pero a fin de cuentas, el chico siempre se llevaba sólo a quien había escogido, y no había forma de hacerlo sentir nada de compasión por las demás reprobadas.
Paul, mostrándose encantador frente a todos, -una costumbre que el bajista tenía y que John no lograba comprender, pues siempre estaba el hecho de que se veía arrebatadoramente tierno, agradable o encantador, y por dentro maquinaba toda clase de truculentos trucos para divertirse…- estaba hablando con las chicas a su alrededor, con sus ojos, sonrisas, y demás actos de gentileza pre ensayados, actuando como si él estuviera escuchándolas con verdadera atención, con devoción. Eso, le había dicho a John alguna vez, es lo que las chicas de verdad quieren, la sensibilidad de ser escuchadas y sentirse interesantes. John, disgustado con el acto de Paul, se paró de la silla con las chicas imitándolo para seguirlo. Ofuscado, lanzó una mirada irritada hacia el grupo.
-Tengo que irme ya.-soltó sin una gota de carisma que ablandara el golpe.
-Pero John, ¿no quieres un poco de compañía?-preguntó una castaña de ojos oscuros.
-Uhmm… no lo creo.- dijo con voz estoica. Las chicas se mostraron sorprendidas por un momento, mientras él se iba solo, dejándolas en medio de la fiesta.
John se fue al bar del Hotel. El bartender llegó de inmediato a ofrecer sus servicios.
-¿Qué le puedo servir, señor?-
-Escocés, toda la botella.-contestó duramente.
-¿Toda la botella?-preguntó desconcertado.
-Ya me oíste, ¿algún problema?-
-Claro que no, señor.-
-Entonces tráeme la maldita botellas, ¡pero de ya!-soltó irritado.
John sostuvo la botella en un apretado puño y se coló a una habitación con puerta que decía “privado” esperando que así nadie lo encontrara. Afuera, en el pasillo el aire estaba claro y limpio, dentro estaba sofocante. Su cuerpo dio un vuelco contra la pared con él dando suspiros de alivio al irse resbalando por el muro. Miró la botella, su compañera para esa noche, y luego hacia la suite donde había entrado. Solo, se dedicó a tragarse más que a tomar, el alcohol de la botella.
Antes de atragantarse más con aquel quemante alcohol, John encogió sus largas piernas, cruzándolas. Encendió un cigarrillo, y lo dejó allí, encendido sin fumar de él, con la cabeza apoyada contra el muro, con los ojos cerrados.
Pensamientos revueltos le llenaban la cabeza de nuevo, y él tenía que pasar por cada uno de ellos, sin poder huir.
Sintió su cabeza mareada y sus ojos girando, abiertos, a causa de la pastilla mágica de Neil que había consumido antes. Se sentía ansioso, pero no quería salir ni hablar con nadie aún, especialmente con el grupo HIPER VIP del otro cuarto. Se paró y caminó hacia la ventana, mirando la ciudad, las luces palpitantes de los coches que se alejaban… las luces de las calles… de las casas… encendidas en todos lados. Se apoyó en el marco de la ventana, mirando como todo discurría justo como el licor desaparecía, mientras él bebía, fumaba y pensaba. Su mente iba de un lado a otro, de un pensamiento a otro, de una imagen a otra, estaba acostumbrado a ello porque era impulsivo, y además tenía un pensamiento demasiado rápido que él desperdiciaba malgastando bromas y armando líos. Era como ver escenas en cámara rápida de una película en desorden que se llenaba con escenas en desorden de otras películas en cámara rápida… sin que él pudiera poner un alto a la presentación.
La puerta se abrió y se cerró con un portazo que causó que la pared se sacudiera. Un hombre que él no reconocía entró por la puerta y se acercó hacia él. “Genial” pensó, “un maldito reportero.” John meneó la cabeza, negando irritado hacia el hombre alto y rubio que se acercaba con su impecable traje gris. El hombre se le quedó mirando un momento antes de proseguir su avance hacia él.
-¿En búsqueda de una entrevista, eh?-le preguntó John con tonó frío al reportero. El hombre negó con la cabeza sin detenerse.
-No precisamente. No, no estoy buscándote para una entrevista, o algún autógrafo, sólo quiero conversar.-John giró el rostro con frustración.
-Demonios, vine aquí para estar solo, no para tener un parlanchín que me siguiera… ¿para qué?-John fingió dulzura.-una conversación.
-Parece que sí necesitas hablar con alguien, no te ves muy feliz.-respondió el hombre sin tomar en cuenta el tono o las palabras de John.
-¿Qué? Déjeme adivinar, va a vender lo que digo al mejor postor ¿no?- preguntó John con el ceño fruncido de coraje.
-No, para nada. Soy un amigo de Brian y nunca le haría eso a él, o a ti.-
-Ohhh.-comprendió John.- ¿Un amigo de Brian? ¿Un maricón verdad?- su voz era dura y cruel. Se llevó la botella a la boca y bebió de ella.
-No pienses que eso va a ayudarte alguna vez.-señaló la botella.- Y sobre mi sexualidad, ¿te importa realmente? Realmente creo que no.- con eso el rubio se quedó parado frente a John.
-Tú, maldito descarado, lo que yo haga a ti no te importa, ¿me entiendes? Y sobre tu p#$%@ sexualidad, no, no me importa un caraXo. Sólo déjame en paz.-gruñó.
-Nunca estarás en paz, John, Oh, he sido algo rudo, por favor, perdona. Me llamó Donald.-Donald levantó su mano para que John la tomara. John lo miró con desconfianza un momento y se negó a levantar la suya. -¿No vas a darme la mano, verdad?- John negó y se tiró sobre un sofá de la habitación. Se desplomó sobre él y subió los pies sobre la mesa de café. Donald se sentó junto a él y lo volteó a ver.
-Veo que interrumpo tus profundas cavilaciones y que, es obvio, ya te está llegando el alcohol.-
-Maldito maricón, vete a la jodida fiesta con quien sea que hayas venido, o ¿eres la cita de Brian?- John se enderezó al hacer la segunda pregunta y sonrió con sorna.
-Mi piel no es de las del tipo de Brian. ¿Te molestan los homosexuales?-preguntó Donald sonriente. John no supo si lo de la piel era un no de verdad, pero se quedó pensando en la pregunta de Donald. Una parte de él quería decir que sí, la racional que le recordaba que aquello de ser homosexual era un delito. Pero había otra parte, que sólo podía despertar en él las ganas de ponerse furioso para alejar la atención a ello.
-Uhmm, supongo que no es lo mío. Pero si alguien encuentra más amor en el trasero de un hombre que en el de una mujer, ¿quién soy yo para decir algo en contra? Ahora, por dios, ¿podrías dejarme solo?-John se paró del sillón tirando la botella de la mesa, su rostro se distorsionó con frustración e ira.
Donald se paró después de John al ver que se había parado y le puso una mano en el hombro.
-Hey, cálmate, John. Yo no voy a decirle a nadie por lo que estás pasando.-
-¿Qué? ¿Qué demonios estás murmurando? ¡¿De qué fregados estás hablando?!-gritó enfurecido. ¿Qué demonios podía saber aquel tipo sobre lo que él estaba pasando?
-Brian no lo sabe, y tampoco los otros, pero yo sí. Te estuve mirando esta noche y eso reafirmó mis sospechas. Tú tienes “problemas” hacia Paul.-le dijo simulando las comillas y mirándolo a profundidad. Sin siquiera avisar, John golpeó a Donald tirándolo al suelo. Su puño cerrado golpeaba con fuerza y rabia, contundentemente. Donald, resuelto después de la sorpresa, comenzó a golpearlo también, hasta tumbarse sobre la mesa. El sonido de vidrios romperse y golpes hacía eco por la habitación en la que flotaba el aroma a escocés. Se escuchaban las respiraciones pesadas de los dos, los golpes y el crujir de la mesa. A Donald le goteaba sangre de la boca y la nariz, pero se las arregló para jalar a John y golpearlo en el estómago. John dejó escapar todo el oxígeno que le quedaba y se hizo bola sobre la mesa por un momento.
Donald no dejó pasar esa oportunidad para detener los brazos del Beatle con los suyos, cosa que John malinterpretó.
-¡¡¡Tú maldito puto, te mato!!!- gritó John haciendo tanto ruido que casi parecía que la música de la otra habitación no existía. John tomó a Donald de los brazos y lo empujó con fuerza casi zafándole el hombro. Donald deslizó sus manos hasta los brazos del Beatle con una fuerza que lo sorprendió. El rubio jaló de los brazos a John hasta hacerlo inclinarse. El guitarrista peleó para liberarse del agarre del hombre, pero no podía soltarse. Pensando con más calma, John levantó la rodilla hasta golpear la ingle de Donald que gruñó adolorido, soltándolo en espasmos de dolor, cayendo de lado al piso.
John se sentó en el sofá con expresión de satisfacción.
-Eso es lo que obtienes por meterte con John Lennon.- escupió dejando que Donald se enterara de que él había ganado.
El dolor se fue bajando y Donald se puso de pie. Estaba enojado por lo que John había hecho, pero estaba más entretenido en convencerse de qué hacer con aquella furia que llenaba el cuerpo del joven chico. En vez de enojarse, sus ojos habían dado al clavo al mirar los ojos torturados de John y se le había grabado su expresión de preocupación que el chico escondió con una sorprendente habilidad y rapidez en una máscara de ira. El rubio trató de ignorar las manchas de sangre sobre su cara camisa, satisfecho con saber que ese era el único trofeo para el chico que de verdad no había ganado ninguna batalla.
-John. ¿No te sentirías mejor si hablaras de cómo te sientes?-le preguntó.
-¿Y tú que fregados sabes? A penas me has visto, así que no vengas creyéndote que me conoces. Tú no sabes nada de mí.- John escupió dolor con esas palabras, pero él parecía no haberlo notado. Donald pensó en eso un momento.
-No, pero conozco lo que es estar como tú, y tener ese jodido miedo que duele hasta el infierno.-
-¿Cómo es que estás tan estúpidamente seguro de ello, y quién chingados eres?-
-Ya te dije, soy amigo de Brian.-John lo calcinó con los ojos.-… y un psicólogo de profesión, que se ha encargado de ayudar a Brian antes, no sólo a él como persona, sino que… bueno, él me mandaba notas y cartas sobre ustedes, preguntándome que podía hacer para ayudarlos con sus problemas para que pudieran enfrentarse a todo esto con más facilidad. He visto muchas fotos de ti y de Paul solos, ignorando a quienes los enfocaban para tomarles la foto. ¿Alguna vez has notado que cuando están solos, están demasiado cerca?- respondió y preguntó Donald.
-Duh, pero por supuesto, somos muy buenos amigos, él es mi mejor amigo y yo el suyo, y trabajos juntos todo el tiempo, eso no te lo necesitan decir unas estúpidas fotos. No necesito a un maldito loquero para decirme porque estamos tan juntos.- bufó John.
-¿No? Eso es una pena, pero déjame terminar lo que vine a hacer aquí a decir en primer lugar, y después tú puedes deshacerte hablando de mi lo que quieras, pero sobre todo, hablando conmigo de Paul. Mira, en muchas de esas fotos su cercanía es porque están tocándose demasiado. En algunas estás parado con Paul a tus espaldas, justo detrás de ti, sin separación, con él prácticamente enganchado a ti. En las fotos y videos que he visto de ustedes he notado la forma en la que sus expresiones cambian, sobre todo en los ojos, cuando se miran el uno al otro. Las emociones que veo no están en los ojos de ustedes cuando miran a George o a Ringo, de hecho ellos tampoco lo notan, creo. Paul se preocupa más por ti de lo que él quisiera y luego se recrimina jugando bromas, al igual haces tú, pero él lo esconde mejor que tú. Él tiene más control de sí mismo, preocupado por sí mismo en formas que tú llamarías egoístas. No se da cuenta de que tú sientes lo mismo, y piensa que está mal, incluso lo ve peor de lo que lo haces tú, así que trata de empujar esos pensamientos muy lejos de él. Estuve pensando en esto por un tiempo y cada vez lo veía con más frecuencia en las notas y fotos de Brian sobre ustedes, esta noche, mirándolos, lo he comprobado y estoy seguro de ello. Ambos tienen sentimientos por el otro, que son más que simples motivaciones de la amistad. No notaste a Paul mirándote cada momento que podía, sobre todo cuando estabas más rodeado de mujeres, porque estabas demasiado metido en tu miseria. Luego, sin perder el hilo, él regresaba a su harem, intentando concentrarse en su rutina. Se nota que no sabes controlarte.-dijo acariciándose el labio.- y que no sabes qué hacer con tus emociones, menos como aprovecharlas. Y apuesto a que, en privado, cuando están ustedes solos con lo de la composición, en aquellos cuartos que Brian tiene que solicitar solo para ustedes dos, los sentimientos son tan abrumadores que se retiran un tanto. Me refiero a que puedes estar con él, los he visto abrazarse bastante, pero siempre hay algo que los tira hacia atrás ¿eh?- explicó Donald a un burlesco John.
-¿Qué demonios?-fue la perpleja respuesta de John a lo que Donald había dicho. Lo había escuchado, mitad interesado, mitad aterrado de sentirse expuesto, con la ira acechándolo de nuevo.
-Ya me oíste. Tienes que hablar con Paul, asolas. Él siempre está en control de sí mismo, así que tendrás que manipular las cosas a tu conveniencia. Quizá puedas asegurarte de que escriban algo, eso siempre excluye a los otros de su entorno y les da privacidad. Después toma al toro por los cuernos y habla. Necesitas que él tenga la guardia baja y creo que eso es bastante difícil de lograr, se ha vuelto muy bueno para ello desde que te conoce, pero tú eres su punto más débil y además lo conoces mejor que nadie. Siempre sabes qué hay con él, sabes leerlo, lo que hace, sus movimientos, lenguaje y demás. Piensa en eso y haz un plan, asegúrate de estar listo por si necesitas cambiar la estrategia en el camino. Creo que sólo tú eres el apto para tirar ese muro, o al menos para sembrar esa semilla y hacerlo pensar en ello. Pero primero, por dios, necesitas controlarte, sobre todo a tu ira, y generarte una guardia más dura chico, pues Paul no se lo tomará directamente enserio y puede protegerse del mismo modo que tú. Sabes lo que sientes pero sólo no lo comprendes o no quieres… pero está ahí y no te abandonará, hasta que hagas algo al respecto.-terminó Donald mirando a John para intentar leer su expresión y prevenir una posible explosión. Lo conocía por los comentarios de Brian, y sabía lo difícil que podía ser tratar con él pues casi nunca respondía como esperabas y casi siempre era de una forma negativa.
-Ni siquiera te dije que sí me sentía así.- le tiró John mientras Donald se limpiaba el rostro con el pañuelo. Avergonzado, John deslizó su dedo contra su boca para humedecerlo y limpiarle una mancha que tenía en la mejilla y agregó rápidamente.-Con todo eso que has dicho, ¿cómo sé que no estás tras una historia para el periódico? Que por cierto todo eso es mier..., cojones, yo no creo que Paul se sienta así hacia mí y yo jamás dije que me sentía de ese modo por él.- apuntó John con sospecha. Donald casi rueda los ojos.
-¿Eres el más hermético de todos no es así? Apuesto a que nadie puede apuntarte una sin que salga más herido él que tú…. John, tengo más dinero del que puedo gastar, además no me interesa hacerme de esa clase de fama. No voy a vender esta información, ni siquiera se lo diría a Brian aun cuando es uno de mis mejores amigos. Por favor deten todo tu arsenal de defensa y se sincero conmigo.-
-No soy gay.-contestó John como todo un niño obstinado.
-¿Alguna vez has tenido sentimientos sexuales por un hombre? Podrías ser bisexual. No es algo malo, así que, dime, la verdad, ¿has tenido deseo sexual hacia algún hombre?- John estaba a punto de decir que sólo hacia sí mismo, pero dudó, decidiendo que era mejor ponerse serio. ¿Debía confiar en aquel hombre al que nunca había visto y que era el único que había notado algo de lo que sentía? ¿O debía negarlo y reaccionar en contra? No sabía qué hacer. Lo que sí sabía era que no podía seguir cargando esos sentimientos que lo estaban volviendo loco.
-Sí de verdad eres un loquero, pruébalo. Muéstrame tu matrícula, licencia… no que yo crea en eso, pero tengo que partirte en dos si resultas ser un farsante. Los doctores son de los seres más estúpidos, así que demuéstramelo.-sentenció. Donald sí rodó los ojos esta vez y sacó de su billetera una credencial mientras musitaba algo como maldito niño incrédulo con ese estúpido muro a su alrededor…
-Bien, así que sí eres lo que dices ser… demonios sí que te cotizas bien.- se quejó John al notar el precio por hora indicado en la tarjeta.-¿Esperas que te pague por todo esto?-
-No.- gruñó Donald irritado por la actitud del chico.-Sólo déjame saber si estoy en lo correcto y déjame ayudarte.-
-Será mejor que me vaya…-comenzó John y Donald lo interrumpió.
-John, yo sólo presté atención a los hechos y me preocupaste bastante cuando Brian comenzó a hablar demasiado sobre ti, y más con el viaje a España. Él… está demasiado interesado en ti y es muy… especial con sus asuntos personales. Así que tenía que venir… quería prevenirte con el asunto de que suponía que había probabilidad de que no fueras gay, pero al ver cómo se comportan tú y Paul no me quedan dudas.-Terminó Donald consiente de usar su carta más fuerte y peligrosa. La ira de John se movió por la superficie de su cuerpo y Donald dio un paso atrás de forma instintiva.
-Tú maldito hijo de p#$%@, ¿Qué te dijo Brian sobre el maldito viaje a España? ¡No soy un jodido puto! ¿Me entiendes imbécil?-gruñó con tanta ira que Donald terminó de hacerse hacia atrás.
-Sí, sé que pasó allá en España. Pero no se lo he dicho a nadie y tampoco lo haré. Tampoco creas que fue por boca de Brian, eres demasiado cerrado hacia él como para que se ufane de tenerte en sus conquistas, pero sé leer entre líneas y conozco a Brian más que tú, créeme, soy un profesional. Sé que no me equivoco sobre eso, ni sobre ti y Paul. Créeme, él también lo siente, sólo que no puede pensar en ello con tanta soltura como tú. No quiero herirte, ni a Paul o a cualquiera de ustedes.- Explicó Donald con voz calma, como indicándole a John que así debería de sentirse, pero manteniendo sus brazos listos por si John se lanzaba a atacarlo de nuevo.
John había leído muchos libros con cosas de muchos temas, y si recordaba bien, había leído algo sobre eso del lenguaje corporal, maldición… no voy a escucharlo, no voy a hacer caso de esto. Se repetía.
-¡Sal de aquí antes de que te parta! ¡Lárgate!- Bramó señalando hacia la puerta. Donald respiró profundamente y negó con la cabeza caminando hacia la puerta. Se detuvo con la mano en la perilla. Se giró para mirar al furioso hombre que lo estaba corriendo, el hombre que estaba escondiendo a base de ira, todos sus miedos.
-Muy bien John, me iré. Sé que eres una persona muy inteligente, piensa en lo que te he dicho y si necesitas hablar con alguien, bueno, aquí estoy.-Hizo un último intento de derribar los mil seguros de la puerta de John. Lo único que pedía era que el chico se diera y le diera una oportunidad… el rostro de John se enfureció mirando aquel rostro rubio. ¿Qué nunca se callaría y se iría?
-¡Te dije que te largaras de aquí!- John levantó un cenicero y lo arrojó contra la pared tras Donald casi golpeándolo. Donald abrió los ojos sorprendido. El cenicero se había roto, la pared se había abollado, en el piso había ceniza y cigarrillos tirados entre vidrios y pedazos de enjarre. Abrió la puerta y la cerró rápidamente tras de sí, huyendo de John.
La irá de John lo tumbó de cansancio en el sofá, y ahí se quedó pensando, intentando controlarse para evitar repetir todas las verdades que el psicólogo había dicho. ¿Era tan poco importante que nadie más había notado que había algo malo con él? ¿Qué le estaba pasando algo? ¿Qué tenía sentimientos ilegales hacia Paul? ¿Tenía Paul, de verdad, sentimientos hacia él?
Esculcó el mini bar y sacó las botellas que encontró en él. Acomodó la mesa de café para ponerlas en ella. Abrió una y se la tomó de un trago, para luego escupir el líquido al piso. Enojado, tiró la botella vacía.
No era muy tarde aún, Tony Barrow de seguro estaba despierto y él cargaba siempre con las fotos que usaba, artículos, revistas y hasta cintas. John sólo tenía que pedírselas y darles una checada. Tenía que comprobar él personalmente lo que Donald había estado repitiendo, tenía que ver si estaba en lo correcto sobre él y Paul.
Se puso de pie y se acomodó la ropa. Fue al baño y se limpió el rostro y se arregló el cabello.
-Rayos, estoy hecho un asco, si Eppy me ve se me arma.-se quejó John. Si tuviera el maquillaje que usaban en los conciertos lo cubriría fácilmente, ya lo había hecho antes, pero lo había dejado en su equipaje. Esperaba que el labio inflamado y el morete en el cachete se fueran rápido, pero el golpe era más notorio en aquel promontorio que él llamaba nariz. No podía hacer nada al respecto así que salió de la habitación.
-Cuarto… ¿en qué maldito cuarto está?- repetía leyendo los números en las puertas. Podía escuchar quejidos, gemidos y gruñidos dentro de muchos de los cuartos por los que pasaba, y se preocupó por si Tony se encontraba demasiado ocupado, hasta que llegó a su habitación. Tocó la puerta y esperó cambiando su peso de una pierna a otra. El hombre de las relaciones públicas salió y se sorprendió de ver a John, sin una paria pegada a él, o con poca ropa, parado frente a su puerta, luego notó el rostro de John.
-Hola Tone.-saludó John.
-John, ¿qué te pasó?-le preguntó acercándosele. Cerró la puerta a sus espaldas centrándose en el Beatle.
-¿Esto?- John se tocó el rostro.- Me tropecé al bajar al recibidor para despedir a alguien, el piso me ganó una pero ya se la cobraré en otra ocasión.- se encogió de hombros, tratando de parecer lo suficiente gracioso como para que Tony pensara que así había sido. Pero Tony le devolvió su cara de escéptico.
-Bien, lo que sea que haya pasado, espero que se arregle antes del concierto de mañana y de preferencia antes de que Brian te vea.-dijo. John le guiñó sonriente. –Supongo que un poco de maquillaje lo tapará… pero me supongo que no viniste a contarme cómo fue que el piso te va ganando 1 a 0… ¿qué pasa? ¿Qué trajo a John Lennon a mi puerta una noche cuando Neil y Mal trajeron tantas chicas?- John lo siguió dentro del cuarto y se sentó.
-No sé si ya se las hayan llevado, pero de verdad necesito algo… ¿podrías prestarme algunas de las fotos y demás material? ¿Los traes no?-
-Sí, pero ¿para qué los quieres?-
-Necesito darles una vista. Te las traeré mañana lo prometo.-
-Ya es mañana, ¿qué necesitas hacer?-
-Dios… mira la hora. Nada importante, sólo tengo que ver unas cosas.-
-Si me dices yo puedo ayudarte…
-No, no hace falta yo me hago cargo.-
-Está bien, está bien, te las traeré. Están en orden así que por favor devuélvelas tal cual.- Tony se paró fue a su closet y sacó la maleta, que subió a la cama, abrió y esculcó hasta sacar un sobre y unas bolsas que dio a John. John asintió y prometió devolverlo tal cual estaba. Se puso de pie y ayudó a Tony a guardar su maleta.
-Te lo traeré completo y acomodado.-prometió.
-Okey.- John se fue, dejando a Tony con la pregunta de qué le había pasado y para qué necesitaba aquellas fotos.

John se sentó y sacó las fotos y la información que Tony le había proporcionado, mientras quitaba las botellas de licor con rapidez. Encontró muchas fotos, que sacó y dejó sobre la mesa. Su dedo recorrió cada tramo de las fotos donde aparecían él y Paul, mirándolas con atención. “Así que el idiota tenía razón… nunca antes lo había notado, Paul parado tras de mi casi enganchado a mi cuerpo, y esa escena se repetía varias veces.”
Luego estaban los recortes de revistas, con fotos y notas informativas con títulos estúpidos como: “conoce a tu Beatle favorito; todo sobre él aquí” pasó eso por alto y se dedicó a mirar las fotos, y las imágenes lo dejaban cada vez más sorprendido. “Chingado tengo mi mano en su nuca… mi mano en su espalda, justo en la curva… maldición ésta es demasiado cerca…” las miraba y las estudiaba, sin ser capaz de creer lo que estaba viendo. “En éstas hasta tenemos miradas suspirantes… casi románticas…. Mi mano en la suya, o la de él en la mía… mi mano en su hombro… en su pierna… en su cabeza… en su brazo… en su cuello… ¡DEMONIOS! Mira nada más como lo estabas mirando John… o espera, esos ojos de él… él también me miraba a mí. Rayos es tan obvio si lo estás buscando… no puedo creerlo, ¿cómo es que nadie lo ha notado? Es tan tangible… él… él tiene sentimientos por mí.” John se recostó un poco en el sofá, aturdido. Notando como todo tomaba una claridad distinta.
Miró otra foto donde los dos estaban atrapados en su contacto visual y notó como sus miradas parecían idénticas. “¿Cómo nadie lo vio, John? ¡¿Cómo no lo viste tú antes?!” se recriminó. Las fotos siguieron pasando por sus manos, las observaba y buscaba detalles que al mirar de lejos había pasado por alto, fue dejando cada foto que veía en la mesa de café, viéndolas de reojo para comprobar que seguían igual sin ninguna figura diferente, pensando en que era casi imposible. Imposible que ambos chicos tuvieran sentimientos así… imposible que él quisiera a Paul de un modo distinto, imposible que Paul lo quisiera a él de un modo más allá que como amigos… Donald, ese hijo de perra, estaba en lo cierto, y ahora le debía una disculpa y su gratitud. Sabía que no podía continuar con eso. Lo supo cuando, en lugar de preguntarse por sus sentimientos, lo único que estaba buscando de verdad era la reciprocidad de Paul al respecto. Estaba emocionado con ello, aún si eso debería resultarle absurdo, o patético… asqueroso…. Pero ahora sabía que nunca sería feliz hasta que ambos admitieran sus sentimientos el uno por el otro. Él necesitaba tener a Paul. Hablaría con Donald al día siguiente…. Bueno cuando saliera el sol… y mientras tanto tenía que ir formando un plan que pudiera llevar a cabo.
Sus ojos se estaban cerrando, y la cabeza le rodaba de su posición, colgando de lado, por la mezcla del alcohol, el cansancio, el asunto de la pelea, la hora y el hecho de pasar por la verdad y salir liberado de ella. Dio un último trago y se tiró más sobre el sofá. Las fotos seguían esparcidas en el desorden ordenado en que las había acomodado, se le quedó mirando a una de él y Paul hasta que, justo cuando comenzaban a tocarle el cuerpo los rayos de sol, un ronquido escapó de sus labios.
Última edición por Be-a-bee el Mar Abr 19, 2011 5:39 pm, editado 1 vez en total.
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AMO LAS FIRMAS DE PAUL!!!!!!
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Loki Laufeyson
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Mensaje por Loki Laufeyson »

Estan muy buenos los fics, tenes una narrativa muy buena.
Espero el proximo captulo de Ask me why. Sinceramente me lo imagino asi a John con respecto a su sexualidad ( y mas desde lo que paso en la fiesta de cuampleaños de Paul xP).
I'll be waiting!
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Capitulo 3

Mensaje por Be-a-bee »

Muchisímas gracias por postear XD Loki. de verdad gracias por tu comentario.
Yo también me los imagino así... bueno creo que eso es obvio XD hahaha
Para ti: capiítulo 3!!


Capítulo 3. Dedicado a Loki Laufeyson, primer lector reconocido de estos post

Capítulo 3.

Con la mañana llegó la confusión. Tres Beatles estaba vestidos y listos para dejar el hotel en dos horas para el ensayo, y más tarde para el show matiné que iban a dar. Brian estaba despotricando contra John y su imposibilidad de ser encontrado. Les preguntaba molesto, gritándoles como si ellos hubieran escondido a John, pero los tres estaban desconcertados sobre el paradero de su guitarrista rítmico, y se preguntaban también dónde podría estar.
-¡Lo quiero aquí Ya! ¿Me doy a entender? ¡Esto es muy importante!-les gritó.-¿Dónde demonios está?- gritó, desquiciado, ahora dirigiéndose a los dos hombres que se suponía debían cuidar de los chicos y encargarse de todas esas cosas cuando él no estaba. Los había recontratado, para re despedirlos luego de haberlos despedido, pero no podía realmente correr a Neil, Mal o George Martin, y eso lo sabía, así que a ellos sólo los fulminaba con la mirada.-Encuentren a ese delincuente juvenil, antes de que decida despedirlos a ustedes también.-fanfarroneó.-Y ustedes tres-dijo señalando a Paul, George y Ringo que demudaron su rostro a uno de susto con el tono de Brian.- ayúdenlos. Sé que ustedes saben dónde está… ¡¡siempre conspira contra mí con su ayuda!!- Ringo había comenzado a negar violentamente, pero Brian no le hizo caso y salió de la habitación con un portazo que hizo cimbrar la pared. Todos se miraron entre sí, nerviosos, luego al pasar un segundo de silencio se encogieron de hombros y estallaron en carcajadas, sabiendo que Brian no podía, ni despedir a esos tres hombres, ni hacer nada contra Paul, George o Ringo, y mucho menos, ganarle una a John.
-Demonios, a Eppy se le zafó un tornillo.- se quejó George mientras tomaba su chamarra para salir con los otros en busca de John.
-No puede despedirnos a nosotros, y menos a ustedes tres, pero apuesto a que puede resultar una molestia en el trasero si lo desea.- se quejó Mal.-Busquemos a Lennon en este piso, y después bajaremos o algo…-
-No que no pueda despedirnos. Pero sabemos que él sólo no podría ni con un pandero… además no íbamos a permitir que despidiera a ninguno de ustedes aunque quisiera.-respondió Ringo, sonriéndole a los tres escoltas.
-Ya saben cómo se pone cuando se enoja. John diría que es su lado femenino.- se rió George.
-Mejor encontremos rápido a John para que él mismo diga todo eso por sí mismo ¿sí?- ofreció un irritado Paul.-Yo iré por acá.-Todos lo vieron, estresado y con el agraciado rostro fruncido. Para ellos, la mente de Paul estaba maquinando contra John y su libertinaje y el hecho de tener que hacer trabajo extra por el guitarrista.
-Yo voy contigo, Paul.-se ofreció Mal, cuando Paul comenzaba a alejarse por el corredor. Todas las habitaciones de ese piso habían sido pedidas por Brian, siempre se hacía así, por razones de seguridad para los chicos, razones de privacidad y para evitar molestias siempre terribles para su fama.
-Bien, Ringo ven conmigo, ustedes dos Georges vayan por allá.-dijo Neil señalando a George Martin y a George.
-Neil ¿ya habíamos mirado en esta habitación?-preguntó George al notar una puerta justo al lado de una columna, con lo que se veía más oculta.
-Creo que no…-
-Pues ábrela, tonto.- sugirió George. Neil tomó la perilla girándola para abrirla.
-Está cerrada.- exclamó extrañado mirando a los tres hombres a su espalda. George Martín se esculcó el bolsillo acercándose a la puerta.
-Tengo una llave extra que me dio Brian en caso de que los chicos perdieran la llave o algo así.- Ringo y George lo fulminaron con la mirada.-¡Idea de Brian no mía!-dijo buscando en un llavero con varias llaves. Sonrió cuando encontró la correcta.
-Apuesto a que él está ahí sí está con llave.- dijo George poniéndose detrás de su tocayo.
-Uy… ojalá no interrumpamos nada entonces.- le guiñó Ringo con una sonrisa.
-Estoy seguro de que así será. Nunca se nos ocurrió revisar aquí ayer cuando recogimos a las chicas.-sentenció Neil. Neil deslizó la llave por la cerradura y abrió. Los cuatro entraron a la habitación, y lo que encontraron los sorprendió. John estaba vestido… acurrucado en un sillón y dormido profundamente, sin haber siquiera tocado la cama de la habitación al parecer. Su chamarra le cubría levemente. Tenía la camisa con manchas de sangre que se habían vuelto de un color casi negro al secarse. El rostro de John, calmado por el sueño, ya no estaba tan inflamado, pero tenía raspones en el rostro y un moretón.
-¿Qué demonios?-Neil corrió hacia el guitarrista y los demás lo siguieron, sorprendidos por la apariencia de John y por ver la mesa cubierta con fotos y revistas de ellos.
-¡John! ¡John!- Neil estaba meneando al guitarrista con fuerza. John levantó el puño con fuerza, Neil, que lo conocía bien, se había hecho hacia atrás.
-Somos sólo nosotros, Johnny.- Le susurró Ringo, inclinándose para que John pudiera verlo pues por su ceguera a veces era complicado que los reconociera. Al ver el rostro del baterista John relajó el brazo y se calmó.
-Demonios, me sacaron un susto de muerte. Podría haberlos golpeado… nunca me hagan eso. Yo siempre estoy a la defensiva.- se ufanó tallándose las manos contra el rostro. Luego se enderezó, y el sol le dio en el rostro, se puso de pie rápidamente.- ¿Qué hora es?-preguntó medio apurado.
-Las doce y media. Brian está que te mata. Ya despidió a los dos tipejos de seguridad que contrató, y casi nos despide a nosotros por no poder encontrarte.- exageró Ringo.-Tenemos un ensayo en dos horas, ¿sabes?-
-Au.- La cabeza lo estaba matando.-Neil ¿tienes algo para la cruda?
-Sí, te traeré unas aspirinas, pero será mejor que saques tu trasero de aquí y te arregles pues con Brian necesitarás más que unas cuantas pastillas. Demonios, John, se ve que pasaste una nochecita… estás hecho un desastre.-Neil lo miraba desconcertado.
-Nada de qué preocuparse. Aspirinas, una cerveza y algo de maquillaje y ni Brian notará algo.- Dijo John apoyando su cabeza en el hombro de George.
-¿Quién te hizo eso por cierto? ¿Tus citas?- preguntó George Martin mientras Ringo y George miraban las fotos en la mesa con sospecha. George le pasaba la mano por el hombro a John para ayudarlo un poco con el dolor.
-No seas idiota. Estaba algo ido y rodé por algún escalón.-mintió John, retomando su mentira del día anterior. No podía explicarles que se había peleado con un psicólogo amigo de Brian y menos porqué lo había hecho. Al pensar en ello lo recordó muy bien, cada palabra que habían dicho él y Donald, todo lo que le había dicho a Tony y todo lo que había descubierto en las fotos. De pronto, Paul, Mal y Tony entraron por la puerta. Paul tenía los ojos turbados y Tony miraba con enojo el desastre que John había hecho.
-John, dijiste que las pondrías en orden de nuevo.- se quejó.
-Lo siento hombre, me acabo de despertar, lo hago en un segundo.- Paul notó entonces las fotos, y notó que George las estaba mirando con fijeza. ¿Por qué demonios tenía aquello en la mesa? Paul miró fijamente a George sin proponérselo, con la pregunta escrita en mayúsculas en sus ojos. George lo conocía lo suficiente para saber qué estaba pensando el bajista, así que desvió la mirada, se encogió de hombros y soltó a John para dar un paso atrás sin dejar de mirar al guitarrista.
-¿Qué es esto?-le preguntó soltando la pregunta que había estado cargando desde que entró a la habitación. John no podía decirle la verdad, aun cuando nunca antes había mentido a George, o a cualquiera de los tres Beatles, no podía decirles sus sentimientos enamoradizos de aquella vez. Diez pares de ojos se le quedaron viendo, esperando por una respuesta.
-Fotos.-contestó, queriendo ganar tiempo y haciendo uso de su sarcasmo habitual para hacerlos creer que era nada importante.-Nada Hary, estaba algo puesto y me dio algo de nostalgia.- aquello sonaba convincente, y sonrió satisfecho cuando Neil regresó con las aspirinas y un enorme vaso de agua.-Gracias Neil- John se tragó las pastillas y se tomó el agua como si hubiera estado en el desierto por días.
-Como dije, Brian está furioso, quiere verte y que se vayan ya. Mejor lávate el rostro y cámbiate esa camisa, no dejes que te vea sangrado… ya tendrá demasiado que decir cuando te vea el rostro. Chicos, salgan para darle privacidad. Paul, hazme el favor, y hazlo por Brian, quédate y ve que el pequeño Johnny esté listo a tiempo.-ordenó Nel.
-Bien, bien, no le haré tener un ataque cardíaco, me apresuraré.- John tomó sus cosas, le dio el sobre a Tony, y salió de la habitación con Paul a sus espaldas para ir a alistarse al cuarto que compartía con el bajista.
Los demás salieron, con Tony calcinando a John por el desorden que le había dejado.
-Maldito Lennon, se quedó con unas fotos….- rezongó revisando el paquete. Paul se paró en pleno pasillo, deteniendo a George y a Ringo que iban detrás de él y se puso a hablar con ellos. Negó varias veces, al igual que los otros dos, y se decían frases en rápidos y silenciosos siseos que los demás no comprendieron. 15 minutos después, Paul entró a la habitación. Escuchó satisfecho que el agua de la regadera estaba cayendo y que el guitarrista se oía apresurado dentro del baño, eso quería decir que no tendría que presionarlo para que se apurara.
Paul se ocupó dando vueltas por la habitación. Entonces vio la chamarra de John en el piso. Se arrodilló para levantarla y al hacerlo, cuatro fotos salieron de esta, cayendo hasta el piso. Paul las recogió curioso. Se sentó sobre la cama para verlas mejor con la chamarra de John en las piernas.
Les dio una primera mirada de forma rápida, luego, estupefacto, las miró más lento. La primera era una donde John estaba apoyado en una pared, con la mirada perdida, y con él mismo mirándolo profundamente. Sonrió un poco, pero luego tomó la siguiente. La siguiente era una donde John estaba parado de forma casual con Paul pegado a su espalda, ambos sonrientes y muy, muy juntos. Paul pestañeó, preguntándose por qué John tenía esa foto, y por qué demonios, él se había puesto tan cerca de John. Pasó a la siguiente foto, donde estaban ellos desde un ángulo de costado, hablando mientras caminaban juntos con la mano de John en la espalda de Paul. Pensando en ello por un momento, Paul notó que siempre había demasiado contacto entre ellos, que John muchas veces estaba cerca de él, tocándolo. Jamás lo admitiría frente a John, pero eso siempre le había provocado un sentimiento agradable, seguridad, calidez, e incluso, a veces, y eso no se lo reconocía ni él mismo, hasta excitación. Paul sacó ese pensamiento de su cabeza agitándola, pero, obstinado, pasó a una cuarta foto. Esa foto hizo que su corazón diera un salto, como si hubiera dado un último latido, hubiera muerto y luego, alguien, le hubiera dado shocks hasta revivirlo. La mano de John posaba en su hombro, y él y el guitarrista estaban cruzados en una mirada cómplice, como muchas que se daban, y una sonrisa cálida les poblaba el rostro. Por alguna razón la idea de que John jamás tocaba tanto o por tanto tiempo a George o a Ringo, y que, a pesar de sus travesuras, nunca los había atrapado mirándose entre ellos de aquel modo, lo atacó por completo. Paul siempre había pensado que era su mente la que quería verlo de ese modo, la que arreglaba todo para hacerlo lucir así. Ahora lo veía, estaba en sus rostros que se miraban entre ellos. Se veía tan obvio como en las otras fotografías, quizá un poco más. Paul se detuvo en la imagen de sus ojos mirándose directamente, era un simple contacto de ojos, pero él podría jurar que allí había un punto de terrible intensidad debajo de ese par de ojos, intensidad que flotaba más allá de sus rostros simplemente felices.
Graciosamente, nunca antes lo había notado. Él nunca había querido hablar con John sobre esos sentimientos que cada vez se le iban haciendo más duros de esconder. Había trabajado duramente para crear no sólo la máscara, sino el muro que los escondía y los apresaba; él era un hombre público, y su imagen era manipulable según lo necesario para que pudieran vender esas canciones que encantaban al público. Entre más sentía Paul que ellos hacían un contacto íntimo de verdad, más se convencía que era sólo él, y que John no sentía lo mismo aunque él así lo quisiera. Luego solía esconderse tras su muro, pensando que John podía llegar a perseguirlo como un fantasma de por vida por aquellos sentimientos que él no debería tener, y que no lograba entender, mucho menos aceptar: su mejor amigo convertido en su objeto de afecto. Siempre seguía viéndose con mujeres, y siempre trataba de darles a ellas los sentimientos que se reservaba para John, pero secretamente notaba que eso nunca sucedía por completo y eso lo aterraba de muerte.
¿Podía John estar sintiéndose del mismo modo que él? Paul se puso de pie, con la chamarra de John en el brazo y las fotos en la otra. Un cigarro le colgaba de los dedos. No podía dejar de mirar, de preguntarse sobre aquellas fotos y el por qué John las tenía. Las dudas le bailaban en el cerebro, dando vueltas y pasos de baile, mareándolo, atormentándolo más que nada. ¿Se sentía John del mismo modo que él?
Paul estaba tan absorto en sus pensamientos y en las fotos que no escuchó a John saliendo del baño.
John salió sonriente, mirándolo quieto en medio de la habitación, vestido sólo con una toalla blanca con el logo del hotel. Se había bañado, afeitado y peinado, y había salido a buscar su ropa sólo para encontrarse con Paul mirando las fotos. Por lo que había hablado con Donald, lo que había mirado en las fotos, y lo que veía ahora en el rostro de Paul al mirarlas, sabía que Paul estaba en las mismas que él.
El dolor de cabeza se le había ido, y ahora estaba plenamente despierto después de la ducha, y al mirar a Paul con su desordenado-ordenado cabello negro cayéndole sobre los ojos, sintió una sensación recorrerle hasta llegar directamente a su ingle. Aquello ya no era tan malo, no ahora que sabía la verdad.
Sonriente, caminó hacia Paul.
-Hola chismoso.- Paul saltó al notarlo tan cerca y John notó el sentimiento de intensidad que siempre sentía al mirarlo a los ojos justo antes de que Paul bajara la vista evitando sus ojos. Los ojos café de Paul lo traicionaron al bajar la mirada pues se toparon con el cuerpo semidesnudo de John y su instinto lo hizo mirarlo por completo, hasta la punta de los dedos del pie, y de regreso, aterrizando sobre la toalla. Avergonzado, Paul se giró y guardó las fotos en la chamarra dejando ésta sobre la cama.
-Lo siento, sólo levanté tu chamarra del suelo y las… fotos se cayeron de allí.-contestó nervioso, jalándose los dedos de la mano derecha. John se le quedo mirando, sabiendo que estaba nervioso y que traía la guardia baja. Ese dato, sin proponérselo, lo hizo sentirse deseoso de tocarlo más. Se acercó hacia él, esquinándolo para evitar que huyera.
-Ya sé que ocurrió Macca. Ahora déjame suponer que pasa ahora. Viste esas fotos, y lo supiste. Yo las tomé para mostrártelas luego, pero no pensé que fuera ahora, tan pronto. Yo lo hago Paul, noto la forma en la que me miras, y lo nervioso que estás de saber la verdad… noto como reconoces lo que siento, y como tus ojos te delatan más de lo que quisieras… noto que no puedes dejar de mirarme aun si lo intentas.-le dijo tratando de decirlo en control, gentilmente, esperando que el bajista pudiera admitirlo, que ambos pudieran admitirlo. Pero Paul empujó a John a un lado.
-Cállate, John.- dijo lacónicamente, intentando encender su cigarrillo con el labio inferior entre sus dientes. Por un momento John se le quedó mirando a ese gesto, y se le ocurrió una letra perfecta para una canción: “Esos labios eran demasiado hermosos para haber sido creados para besar/ demasiado suaves como para que un hombre los intentara tocar/” pero evitó pensar en ello y se paró con firmeza al borde de la cama, mirando cada movimiento de Paul. John lo conocía tan bien que podía leerlo por completo. Desde la forma en que su cuello estaba tieso, la forma en que sus manos aprisionaban el cigarrillo, el cómo sus labios se perdían entre sus dientes cada vez más, el cómo daba rápidas y nerviosas caladas al cigarro….
-Paul, lo siento, pero a mí no me engañas. Me quieres… y yo a ti. No es una cosa negativa, lo sabes. Siempre ha estado ahí, y se quedará, creciendo más y más y yo, por una vez, me doy por vencido, pues no puedo resistirlo por más tiempo.- sus palabras lo recorrieron con tanta fuerza al pronunciarlas que se le bajó todo al estómago, finalmente había podido decirlo y todo lo que necesitaba era que Paul le fuera recíproco. Cuando John notó que Paul no decía nada, comenzó a acercarse a él.-Paul, por favor, por favor, admítelo. Veo que estás mordiéndote hasta la uña, y sé lo que eso significa, sé que no sabes qué hacer. Sé que estás nervioso y asustado, pero necesitamos arreglar esto ya. Vamos, Paullie, admítelo, por favor.-presionó John.
Paul sentía cada nervio de su cuerpo dividiéndose en dos diferentes direcciones, una parte emocionada, excitada ante la confesión de John, la otra, asustada y fuera de control pensando en que, si admitía sus sentimientos todo lo que habían creado como grupo se arruinaría por su imagen pública. No, no podía hacerlo, la gente sabría, sus fans, su familia, sus amigos, ¡¡George y Ringo!! ¡Neil, George y Mal!, todos ellos lo mirarían diferente, lo odiarían, lo mirarían con el falso respeto con el que miraban a Brian. Es que aquello estaba mal, ¡¿Cómo podría él amar a John de ese modo?! ¡¿Cómo podía amarlo John de aquel modo?! Tragó aire con fuerza, intentando refrenar sus nervios.
-N-no puedo.-resopló intentando girarse hacia John. John estaba tan cerca, que pudo sentir el aliento de Paul sobre su piel cuando el bajista dejó escapar aquello. La toalla de John cayó al piso cuando éste se estremeció.
-Demonios Paul, ¿no lo ves? ¡Mira! ¡Sé que puedes oírme! ¿Es tú maldita reputación tan importante que no puedes reconocértelo ni a ti mismo? ¿No a mí? ¡Hay algo llamado secreto Paul!- le susurró al final, después de anunciar todo lo anterior con fuerza. – Sería nuestro secreto Paul, nuestro, como tantos otros que hemos compartido, tener ambas cosas, lo que siempre hemos querido. Sé que puede ser jodidamente duro de esconder Paul, pero, maldición, lo hemos estado ocultando ya por mucho tiempo, podemos hacerlo, al menos nos tendríamos el uno al otro del mismo lado.-razonó John volteando a Paul para que lo encarara.-¡Joder Paul mírame! No tengo ni una sola cosa sobre mí, ¿crees que es fácil estar así, frente a ti, expuesto?, ¿aceptarlo?- Paul tragó hondo. John y él sintiendo lo mismo, simbióticamente, sin pretenderlo, con una especie de alivio y luego, de nuevo, angustiados. Pero Paul simplemente no estaba listo. Empujó a John lo más fuerte que pudo, pues sabía que si esperaba un poco más no lograría mantener su decisión.
John vio la pared perderse y luego el techo aparecer ante él. Las emociones lo golpearon cuando notó que en el rostro de Paul ya estaba de nuevo esta estúpida máscara.
-¡No! ¡No hagas esa estupidez! Joder.- gritó John parándose al mirar a Paul con aquella actitud ensayada ya en función. Paul se llevó el cigarrillo a los labios.
-No sé de qué me estás hablando John.-Mintió Paul, resoplando.
-Oh sí, ya lo creo que sí lo sabes. ¡Te vi mirándome demonios! Te vi mirarme con deseo, maldito imbécil, ¡no puedes negar eso!- escupió John frustrado.
Ambos pegaron un salto al escuchar que alguien tocaba la puerta. Paul empujó a John lejos de él, John recogió la toalla, amarrándosela en la cadera, su rostro estaba rojo de ira por la interrupción en la confrontación con Paul, permitiéndole a Paul enterrar la verdad muy lejos de él. John sabía que habría podido derrumbar ese muro de nuevo de no ser por esa interrupción.
-¿Sí?-gritó Paul hacia la puerta, intentando controlarse. La puerta la abrió Mal, y los miró a ambos un segundo antes de notar que algo estaba pasando, pero no suponía qué, no le importaba y la verdad era que no había tiempo para eso. Brian necesitaba que los cuatro estuvieran listos ya.
-Paul, se suponía que te asegurarías de que John estuviera listo. Nos vamos en 15 minutos, los otros dos ya están en el cuarto de Brian, esperándolos, y ya no puede esperar más. ¡Apúrate John!- se quejó Mal.
-¡Yo no soy su maldita niñera!- respondió Paul.
-Sólo déjame cambiarme, ¿quieres?... demonios, dile a Eppy que se controle.- John fue hacia su maleta y sacó su ropa de ella.
-Mal, tú asegúrate de que Lennon se arregle, iré al cuarto de Brian con los otros.-contestó Paul con algo de coraje, queriendo huir. Sabía que con John no podría aplazarlo para siempre, pero él no le daría ni una sola posibilidad en la medida de lo posible. Lo único que le preocupaba por ahora era que tenían que escribir juntos… solos.
-No necesito una nana. Me estoy vistiendo Mal, lárgate.- John azotó la puerta y se inclinó contra ella. Había estado tan cerca de obtener una confesión de Paul, tan cerca. Cerró los ojos con fuerza y sintió la humedad que los estaba llenando.
-Maldición.- gimió John con exasperación. Tenía que mantenerse en calma y alejar todo eso de su mente por ahora, cambiarse, y hacer el maldito show. Luego, sí, después, tenía que disculparse con Donald. Después tendría que darse una buena tunda para prepararse para enfrentar a Paul. El juego sólo había dado comienzo, ese era sólo el primer round. Primero tenía que planear, después jugaría y Paul y él ganarían, pues Lennon siempre juega a ganar. Se sonrió, sintiéndose un poco mejor. Se colocó la corbata y dejó que quedara floja, se desabotonó algunos botones de la camisa y luego salió de la habitación.


Durante los shows de esa noche Paul se mostró como de costumbre, energético, activo, musical y encantador. Lo único diferente en él era que hablaba con John sólo cuando tenía que y lo hacía dando respuestas cortas e indicaciones en tono de orden, un tono que nadie quería usar con el explosivo guitarrista, pero, para sorpresa de todos, John no contestó de malas ni una sola vez. Paul se mantenía alejado de John componiendo de pretexto el estar cerca de George o de Ringo. Lo peor para John era que se estaba portando muy profesional; salió y cantó con él en el mismo micrófono, gritó con él, tocó con él, hasta meneo el trasero y la cabeza con él, hacía las bromas de costumbre y seguía el juego a las travesuras que hacían de costumbre de show en show.
Nadie le mencionó nada sobre el por qué se mantenía lejos de John, pero todos lo notaron. Incluso, el bajista alcanzó a oír a Ringo, George y Neil murmurando al respecto; las apuestas de Neil era que habían discutido y aseguró que eso lo tensionaba debido a que ellos eran un motor fuerte para la banda, pero los otros dos lo calmaban diciendo que, siempre que él y John peleaban todo terminaba arreglándose sin que alguien se diera cuenta de cómo. Así que dejaron las cosas como estaban, y Paul estaba muy agradecido por ello, no sabía cómo podría explicar las cosas… y además ¡él no tenía por qué decir nada al respecto! Él sólo tenía que concentrarse en protegerse, en ahuyentar de su mente los sentimientos que había descubierto en John, en evitar reconocer los que él tenía dentro suyo, y que lo estaban destazando vivo. En un momento no aguantó más y tuvo que pedirle a Mal que le consiguiera algo para los retortijones estomacales que lo estaban acechando. No le gustaba pensar que el guitarrista le pudiera producir semejante reacción biológica, y menos otro tipo de reacciones biológicas más penosas para él, y definitivamente no iba a dejarlo saber cómo lo estaban azorando sus palabras.
Tuvo que enterrar todo eso en el interior más profundo del gabinete de secretos de su cabeza que utilizaba para bloquear las cosas que no quería que la gente viera o supiera de él, de lo que él siente o piensa. No dejaba nada fuera de él a menos que fuera necesario. Así las cosas siempre eran más efectivas, mejores y fáciles.
John se acomodó en el sillón de piel sintiéndolo ceder un poco bajo su peso. Dejó que su cabeza descansara en el respaldo, encendió un cigarrillo y fumó soltando el humo por la ventana abierta, cerrando los ojos. Paul se había mantenido lejos de él lo más posible, y ahora, el cobarde se había sentado del lado opuesto de él, entre George y Ringo que al inicio lo vieron sorprendidos por ello. La cabeza le estaba empezando a doler de nuevo nada más de pensar en cómo el bajista había salido a hacer un doble show, el de la banda y el personal, en el cual ponía el empeño de mantener un teatro de máscaras. Justo en frente de él.
La máscara estaba en su sitio de nuevo, el muro había sido restaurado y puesto en su sitio de nuevo, ahora él tendría que conseguir un tanque para demolerlo. Quizá Donald tuviera una idea de cómo. Dejó que el humo saliera como una fuga enorme de tensión de una tetera, liberándolo por la nariz. No quería confiar en él, pero Donald era el único, aparentemente, capaz de ayudarlo. No era como si el doctorcito fuera a decirle a cualquiera, ¿o sí? De pronto se sintió atacado por la sensación familiar de terror que le venía cuando pensaba en la posibilidad de ser descubierto… no solía confiar con facilidad, pero tenía que dejar de pensar de manera negativa y lo mejor sería pedir ayuda ahora que alguien estaba dispuesto a darla.
Necesitaba estar a solas con Paul, a solas aunque sea con el pretexto de una canción de por medio.
A John le habían estado lloviendo ideas para una canción cada que miraba a Paul, por ejemplo, en pleno concierto cuando el chico estaba presentando una de sus canciones, sonriente y encantador, le había preguntado a John “¿Tú qué opinas?” –Tal como se supone debía hacer- y John había estado a punto de decir: “Opino que quisiera beberte como se bebe la sangre de la boca que te han reventado; con humillación, fascinación, dolor, angustia y pena." Pero al contrario, respondió como debía, con los dos primeros versos de la canción. Atontado por su pensamiento había estado distraído con la canción y no hizo las voces armónicas y se equivocó en dos acordes, con lo que George se acercó a ver si la guitarra tenía algo; John sólo atinó a disculparse con una sonrisita…
Luego, cuando se despidieron y Paul se trabó intentando decir sus nombres en algo que no solía hacer, John había comenzado a juguetear con la idea: Paul 4 letras… solo 4 letras (solo Paul 4 + 4 letras)…. amor 4 letras… sexo 4 letras… John 4 letras… y sólo se le olvidó cuando intentó meter en esa escala las palabras “cielo” y ganas.
Soltó un hondo suspiro dejando que su mente nadara en el pensamiento de Paul, intentando cerrar el mundo a su alrededor por sólo unos minutos, para que pudiera recuperar su fuerza para el juego.
En el camino no se interesó en las bromas y risitas de sus amigos. De hecho se aseguró de parecer invisible mientras miraba a Paul uniéndose con calma a la fiesta de alcohol en la que estaban los otros dos, lentamente se fue escurriendo para irse. Aún con sus intentos, Mal no pudo evadir su presencia al notarlo en aquel estado.
-John, ¿a dónde vas?- preguntó el corpulento hombre. John se detuvo y se giró un poco hacia él.
-Tengo algo que hacer… vuelvo enseguida.- respondió.
-Más te vale que no desaparezcas de nuevo John, Brian te matará si lo intentas.- comentó serio el hombre.
-Ese nene no puede hacerme nada Mal. Sus golpes jamás darán con mi cabeza.-
-Eso espero…- se rió Mal negando con la cabeza. Captando además el doble sentido.
-No te preocupes, estaré de regreso para la rueda de prensa.- dijo John hablando mientras se alejaba hacia el cuarto de Donald.
-Eres un caradura Lennon.- John le levantó el dedo y siguió caminando.
Cuando llegó frente al cuarto de Donald se puso a pensar qué le iba a decir. Disculparse no era precisamente su fuerte… de hecho era una de las cosas que no le salían nada bien. De todos modos tocó a la puerta, y está se abrió al poco rato. Cuando Donald vio a John su primer impulso fue cerrar la puerta, pero John detuvo la puerta con el pie.
-John, mi fuerte no es el box y no se me antoja otro round, así que vete.- pidió el psicólogo apoyándose con fuerza en la puerta.
-No vine a discutir.-dijo empujándola hacia el otro lado.- quiero disculparme por lo de ayer.-Donald dejó de empujar, pero no se quitó de la puerta.-Escucha, no voy a decir que estuve mal ni nada de eso, aunque sí, o que no lo hice a propósito, ambos sabemos que sí fue así… pero lamentó haber sido tan… haberme portado así y no haberte escuchado. Si me dejaras, me gustaría hablar contigo… ya sabes, sobre lo de anoche. Tú…. Tenías razón. Cuando te fuiste, me puse a pensar, incluso fui a buscar algunas fotos y…- John se detuvo un momento a respirar, no era fácil para él.- Lo vi, vi lo que me comentaste ayer… lo vi, y necesito hablar contigo si es que puedes perdonarme por lo que hice.-John esperó por la reacción del hombre. Esperaba que Donald no siguiera molesto.
-¿Llamas a lo de ayer solo “discutir”? ¡Ese debe ser un argot británico! Okey, entra, pero más te vale que te controles muchacho…-Lo dejó entrar.
- Yanqui.-se quejó John entrando. Luego se puso serio, sin ánimo de jugar a la buena educación. Reflexionó un momento y luego dijo:-Supongo que será mejor que diga todo antes de que reviente… empezó con Stuart, él está muerto ahora, pero era mi mejor amigo entonces, y éramos muy unidos, él sólo me parecía guapo, y nunca llegó a ser como ahora, pero no mentiré en decir que sí llegué a fantasear con él.-pero luego agregó.-Aún así siempre solía escoger chicas primero… mucho primero que a él.-Donald asintió comprendiendo que John hablaba de la pregunta que le había hecho la noche anterior.
-Entonces sí habías tenido pensamientos sobre hombres antes… pero sueles preferir una mujer y luego seguir pensando en hombres… pero para ti no puede ser cualquiera, ¿verdad?- aseguró Donald. John bajó la mirada, tratando de no enrojecer.
-No, supongo que no. Cuando conocí a Paul fue una cosa muy curiosa, Paul y Stuart no se llevaban y yo imponía a el uno la presencia del otro sólo para sentir, muy en el fondo, que lo que estaban discutiendo era sobre mí, no supe entenderlo hasta que, en Hamburgo, Paul se volvió mi centro… no todo mi centro, pero sí la mayoría de él… por ese momento Stuart seguía pareciéndome guapo, pero no había un punto de comparación entre él y lo que había con Paul, con todo y que Stu era más atractivo…- John no parecía tan seguro.-No sabía que podía hacer, así que fui a España con Eppy, pensando más en que no sabía qué podía hacer y buscando, ¿cómo decirlo? Algo de experimentación… -John sonrió, regalándole a Donald su primera sonrisa real de aquel día…

John había ido a explicarle las cosas a Donald, en retribución Donald le había explicado a él más sobre lo que tenía que hacer con respecto a sus sentimientos por Paul. Donald trató de ayudar a John para que tuviera un sentido de qué pasaba con el bajista. Y ahora eso tenía un poco de sentido.
-¿Cómo consigo que Paul baje la guardia un poco? ¿Cómo lo encuentro solo si quiera? Demonios, de seguro ya está enredado con alguna chica para esta hora.- Paul necesitaría correr por una mujer, la que fuera, justo como había dicho el rubio doctor, pues necesitaba reafirmar su masculinidad…
Tranquilo, lo más probable es que así sea… ¿y qué? Las muchachitas con las que se acuesta nunca le importan medio dedo… sólo tienes que esperarlo un poco, pero no tanto… el muro, si espero mucho el muro se hará más grueso… mañana tenemos el día libre, Brian dijo que necesitábamos hacer canciones y que quería que hiciéramos el intento mañana… eso puede ser muy útil. Le recordaré a Brian que haga un comentario al respecto frente a Paul, si consigues hacer que escriban una canción eso hará mucho al respecto, escribir siempre lo hace sentir más relajado, y luego de bromear y ser como éramos (somos, John, somos) de amigos, él bajará la guardia un poco. Y ahí sólo será cuestión de quitarla por completo… ánimo, Donald dijo que sólo tú sabes cómo hacerlo…
John sostuvo la tarjeta de presentación que Donald le había obsequiado, diciéndole que siempre que tuviera algún problema podía contar con él. Se la guardó en la cartera, seguro de que sí la usaría… Donald le había sonreído al fin, a modo de despedida, y cuando lo hizo notó que ya eran amigos, algo que no solía pasarle tan rápido.

“-Ah, y sí.-había dicho Donald cuando estaban en la puerta.
-¿sí?-
-Sí soy gay.-
-Lo supuse, y la verdad es que no importa, tampoco con Eppy lo ha hecho nunca, es sólo para joderlo un rato.-le dijo guiñándole.- no me importa lo que Brian quiera ser, es sólo para revolverle el cerebro un poco… algo que suelo hacerle muy seguido…- se burló John.
-Se lo dije, pero creo que ese hombre se te irá un día encima.-
-Uhmmm, yo sólo espero que tenga realmente alguien con quien estar, ¿entiendes? La burla siempre es genial, pero quisiera que él fuera más feliz.-
-Ojalá vieras tu vida con la claridad con la que vez la de Brian. Sé todo lo que implica para ti, estás casado, y el trabajo les exige cierta libertad de relaciones para el marketing, y si las cosas van bien con Paul tendrá que quedarse un tanto en silencio. La homosexualidad no está en la gloria de la aceptación estos días.-
-No, no creo que lo esté. De nuevo, fue grandioso el conocerte, y estaremos en contacto. Gracias de nuevo.-le agradeció con afecto. Y luego corrió para evitar que Brian le diera una regañina de nuevo. Cuando llegó a su habitación estaba seguro de que ésta estaría en uso, así que se dedicó a dar vueltas, fumando, mientras recordaba el resto de la conversación con Donald. Se dirigió hacia la sala de prensa.
Se acercó hacia la puerta, y esperó para ver si alcanzaba a oír la voz de Paul, pero no la escuchó. Paul no estaba ahí, aunque eso ya lo sabía. Así que se dejó caer al mini bar y se sirvió un trago, tratando de contestar con atención a las preguntas de los reporteros y hacer un buen trabajo frente a los amigos y la prensa. Lo peor fue la decisión final; John estuvo toda la noche manteniendo a las chicas atadas en la frontera de su aprecio.
Última edición por Be-a-bee el Jue Abr 21, 2011 8:35 pm, editado 2 veces en total.
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Anilu_Lennon
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Mensaje por Anilu_Lennon »

Rayos no tengo 18 pero igual me gusta XD es bueno eso de pensar todas las posibilidades :)
Segun lo que expresso Yoko una vez John casi pudo pensar en tener una aventura con McCartney D: suena loco y desquisiado y queria ver algo asi y Pss XD Gracias me lo diste ajajajajaja esta bueno (Y) bien jeje muchicimas gracias.
Para los de mente abierta como yo no es anormalia asiq ue por mi no os preocupeis :D
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Mensaje por Be-a-bee »

Anilu_Lennon escribió:Rayos no tengo 18 pero igual me gusta XD es bueno eso de pensar todas las posibilidades :)
Segun lo que expresso Yoko una vez John casi pudo pensar en tener una aventura con McCartney D: suena loco y desquisiado y queria ver algo asi y Pss XD Gracias me lo diste ajajajajaja esta bueno (Y) bien jeje muchicimas gracias.
Para los de mente abierta como yo no es anormalia asiq ue por mi no os preocupeis :D
hahaha ^^ Lo de los 18 es por prevención, así no me pueden decir que soy impúdica a lo loco sin avisar primero... XD hahaha
Qué bueno que te gusten estos escritos. XD es bueno saber que alguien los lee.
Y me da gusto ver que no lo tomes a mal XD
Pronto pondré continuación lo prometo XD
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AMO LAS FIRMAS DE PAUL!!!!!!
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Loki Laufeyson
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Mensaje por Loki Laufeyson »

Dedicado a Loki Laufeyson, primer lector reconocido de estos post
Ay! Me hace sonrojar :$ Pero soy nena
Me ha gustado mucho el capitulo (Y no solo porque me lo dedicaran), pensé que en cualquier momento John lo agarraba a cachetazos a Paul para entrarlo en razón XD
Estaremos siguiendo la señal (?) hasta el proximo capitulo .
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Ringo is love![/align]
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Be-a-bee
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Mensaje por Be-a-bee »

Hahaha iba a poner un "el primer" pero no supe y por eso dejé nada más así... lo siento XD hahaha
por mi error va de nuez... XD

Capitulo 4: dedicado a Loki LA PRIMERA LECTORA de este fic, y a Anilu Lennon por leer con todo y los criterios encontra XD, ser mexicana y portar el mismo apellido que yo ostento con tanto orgullo XD.

Capítulo 4.

Las 11 de la mañana era una hora demasiado temprana para levantarse, pensó John sentado a la mesa con el periódico tapándole la cara. Luego se enfrascó en un interesante artículo que borró la presencia de todos en la habitación, especialmente a Paul. Sabía que tenía que enfrentarlo, pero de momento tenía demasiado en contra de esa idea, demasiado a favor de huir y demasiado sueño como para intentarlo.
Paul se había levantado primero, como de costumbre, se había vestido sin prisa, con la ropa cómoda y sin preocuparse, como solía hacer en los días libres que tenían, se había servido una taza de té que ahora se dedicaba a arreglar, y la única diferencia entre eso y un día normal entre ellos era que el bajista se mantenía muy lejos del él.
Parecía tan jodidamente interesado en los remolinos que se hacían en el té que hasta John podría haber creído, en otro momento quizá, que debían ser algo espectacular. Era como si sus pensamientos giraran también con ellos.
Paul estaba rememorando lo de la noche anterior, luego del concierto. Se había asegurado de hacer notar que había estado con una chica, primero para ponerle una advertencia a John y luego para ponerle una advertencia a su cerebro, advirtiéndole que dejara de recordarle todo lo que John había dicho y hecho, y como él mismo se había sentido al respecto, estando de acuerdo sin querer realmente estarlo. Ahora, justo antes de que pudiera recordar el climax orgásmico de la noche anterior, el rostro y cuerpo de John se le aparecieron en la mente.
Paul dejó de darle vueltas al té un segundo, conmocionado. La noche anterior había pasado lo mismo, y había terminado con la chica de tan mala forma y tan pronto que se sintió terrible. Su mente compitió toda la noche contra el sentimiento de aprecio que tenía por John, que surgió como una terrible caries dolorosa cuando llegó a la habitación y lo vio ahí, sin chica, con ropa y dormido… dormido y luciendo tan jodidamente hermoso que a Paul se le congeló un segundo el cerebro y cuando regresó a su estado normal parecía despierto de un coma… o eso creía él.
Luego, al acostarse, se la había pasado pensando en los sentimientos que ambos sentían, y que tan lunático parecía que John hubiera estado en su pensamiento durante cada segundo que pasaba con esa chica. Casi no había podido dormir y cuando John se removió para despertarse se aseguró de que él pensara que él sí estaba durmiendo tranquilamente. Luego de unos minutos, John no regresó a la cama, sino de vagó, rumiando una carga que Paul hubiera deseado quitarle y que luego recordaba que le era imposible aceptar.

Ringo, Mal y Neil estaban sentados con ellos también, miraban divertidos como George devoraba su segundo plato de desayuno. Ringo rió contento, llamando un tanto la atención y Paul y John centraron su mente en mirar a George una vez enterados de la causa de su risa.
-Enserio Georgie, no sé a dónde es que va esa comida.-le sonrió el baterista, sabiendo que George detestaba ese tema de conversación. George no lo miró inmediatamente, se entretuvo lamiendo su dedo índice un poco. ¿Por qué no lo podían dejar en paz? Él sólo tenía hambre…
-¡Estoy en pleno crecimiento maldita sea! ¡Que tú ya seas un vejete es problema tuyo Richard! Y ya te he dicho que dejes de tocar el tema…- dijo George sirviéndose comida de nuevo. Ringo se aclaró la garganta.
-¿Vejete dices?... si yo solo te hice un cumplido, sólo sé que no entiendo a donde va toda esa comida. Eres un barril sin fondo, comes más que John, Paul y yo juntos y eres el más flaco de nosotros.-se rió.
-Sí, tú no subes ni una libra de peso.- se quejó John, intentando distraerse.
-Ya les dije, ¡estoy creciendo!- la irritación se escuchó en la voz de George lo que sólo hizo que los otros tres Beatles cambiaran una rápida mirada cómplice y sintieran más ganas de entrar al juego. Paul sonrió inmediatamente, olvidándose por un segundo que había hecho un plan silencioso con John como de costumbre, en lugar de evadirlo. Ladeó la cabeza un poco y le guiñó un ojo.
-John, ya deja a mí pobre Georgie, es sólo un adolescente, lo que pasa es que tú, imprudente, no conoces sus necesidades…-susurró Paul imitando la voz de la madre de George, el guitarrista sólo lo mató con los ojos y John evitó reírse, sin poder, por contrario esconder la sonrisa que le causaba el ver a Paul siendo el mismo con él de nuevo.
-Paul, tienes toda la razón, ¿cómo es que no pude verlo? Hary es tan sólo un chiquillo flacucho en crecimiento que necesita comida… en cambio nosotros hombres necesitamos cuidar nuestra dieta. Hary, cuando seas un adulto entenderás de qué hablamos.- Harrison les enterró vivos y los revivió para matarlos de nuevo.
-Fregado Paul, no me friegues, tú eres sólo 8 meses más grande que yo así que deja de fregarme los cojones… y tú, Lennon, que seas un anciano no te ha hecho nada bueno, sigo siendo más maduro que tú. Ya deja de ser tan lelo.-le escupió.
-¡Hey! Serás más maduro y lo que quieras, pero John es más listo, y eso de la madurez sólo te hace aburrido.- defendió Paul. Sonriente, poniéndole el brazo en el hombro a John.
-Sí, y Paul sigue siendo más grande que tú.-contestó John aún más contento. Intentando imitar la mirada de fingido desafío que Paul le mandaba a George.
-¡Sólo están celosos eso es todo! Mientras que yo puedo comer lo que yo quiera, ustedes ni siquiera pueden intentarlo, y además Paul hasta lo olvida, cuando se van en sus… “aventuras de compositores” parece que hasta come música, y aun con eso ganan más peso que yo y se están poniendo espantosos… a ese paso pronto yo seré el guapo, el listo y el mejor guitarrista del grupo, porque Brian tendrá que sacarlos del grupo por el espanto que le causarán a las fans.-se burló.
-Así que… según tú lógica George, estás diciendo que tú comes lo que Paul olvida comer, interesante argumento, eh…- dijo John mirando seriamente a George tomando el periódico con firmeza para acentuar su papel.
-Sabes que eso es imposible… pero en teoría podría ser.-le respondió George, con la boca con comida. John dejó el periódico en la mesa, se puso serio, con el dedo índice dándole golpecitos en la quijada. Los otros se taparon la boca para tragarse la risa cuando el guitarrista hizo finta de convertirse frente a sus ojos en un detective muy raro.
-Así que, en teoría, joven Harrison, usted asegura que cuando Paul recuerde que debe comer por sí mismo, usted no volverá a comer tanto de nuevo…- Paul lo cortó inmediatamente.
-Hey, ¡yo sí como! Yo solo lo olvido algunas veces, como él dice…- se defendió Paul.
-Cierto, lo había olvidado, el sexo es más importante para él, es por eso…- comentó animado el guitarrista. Luego inclinó la cabeza con una sonrisa socarrona y volvió su atención a George, que había regresado a su plato. Paul se quedó perplejo de lo que había dicho John, sabiendo que había un doble significado en ello, y tratando de dejarlo pasar para no volverlo aún más obvio.
Mal golpeó el hombro de George carcajeándose.
-Y qué, ¿van a hacer un trío?-
-Ya vas bruto… eso quisieras ver marica.-contestó George golpeando el brazo de Mal, riéndose.
-Hary, Hary, sólo estamos preocupados es todo. Vamos suponiendo que Paul aquí presente empieza a recordar que debe comer, y tu metabolismo cambia al de un hombre.-comenzó John pero George lo cortó.
-Soy un hombre con todo y la edad John.-
-Oh, pero ¿qué no dijiste que estabas creciendo? Yo sólo te estoy ayudando.-
-John te conozco. Sólo quieren que me enoje- sentenció George.
-Hary, cariño, me ofendes, yo sólo quiero ayudarte, es enserio, tienes tantas ganas de crecer que yo sólo quería ayudarte. Es más, Paul,- lo llamó, el bajista volvió al mundo real luego de divagar en el comentario de John.- ¿no te sacrificarías por George?- Paul entrecerró los ojos y frunció el cejo, pero asintió, confiando en John a pesar de todo. John lo puso en su pierna y comenzó a darle de comer en la boca. Al inicio Paul casi se cae de la sorpresa, pero después le siguió el juego, haciendo del muñeco de John. Todos se pusieron a reír, e incluso George casi ríe también, pero alcanzó a controlarse. John metía una cuchara con pure en la boca de Paul sin dejarlo siquiera que tragara, el bajista estaba deshaciéndose por no reírse, por comer todo lo que John le daba y no derramar nada, mientras John subía y bajaba el brazo como loco dándole de comer.- Ves, yo me encargaré de que este chico 8 meses más grande que tú, que dios lo perdone por semejante pecado, coma cada una de sus comidas, para que tú puedas volverte con un metabolismo de hombre.-
-John, ya basta.- dijo George a medio reír, medio enojar. John dejó que Paul se parara y luego él se puso de pie y fue hasta George.
-George, ahora no te preocupes, pero, estoy algo consternado por un posible efecto… ya sabes, secundario… pues, cuando tu metabolismo llegue a esta edad, bueno…- John miró a George tan serio que asustó al chico. –Te volverás el Beatle rodable.-Ringo bajó la cabeza, riéndose con Paul, Mal y Neil.
-Jajaja, muy gracioso John. Jódete.- John sin embargo lo tomó en brazos y lo alzó, apoyando su cabeza en el estómago del chico.
-George, aun así te querré, hermano, lo juro.- de pronto, George ya no aguantó más y comenzó a reírse a carcajadas.
-Ya John, bájame, bájame… hahaha…. John… está bien, está bien, me ganaron por esta vez. –

Brian, seguido de Donald entró a la habitación repleta de risas. El manager se alegró de verlos de buen ánimo. Ambos se sentaron en la mesa, Brian con un té, Donald con un café.
-Chicos, ¡qué bueno que estén tan contentos hoy! Necesito unos minutitos de su atención.-soltó Brian.
Los chicos dejaron salir unos quejidos previendo lo que vendría, mientras se sentaban esperando por oír que su día libre había sido cancelado.
-Brian, ¿llamas libre un día perdido?- se quejó Ringo. John se burló de la cara de Brian, que aún hablando inglés no lograba captar lo que el baterista intentaba decir.
-Eppy ya sabrás de que habla nuestro Ritchie, tenía planes para el día libre y no quiere pasarlo trabajando.- explicó.
-No, no Ringo, esto no te afecta a ti o a George.-dijo mirando a su vez a Mal y a Neil.- Ustedes, después de arreglar lo de las entradas de ayer son libres.-arregló mirando ahora a Paul y John.-Pero, en cuanto a ustedes dos… como ya saben, necesitamos más canciones para el nuevo álbum. John y Paul, lo siento, pero creo que necesitan ponerse a escribir. Tómense este día para ello, estoy seguro de que podrán darnos una canción o dos. Deben ponerse listos, si se dejan enfriar puede que luego les sea más difícil salir a componer algo. De verdad necesitamos esas canciones listas antes de que acabe este tour. Es imperativo.-sentenció Brian dejando claro que aunque había dicho “creo” aquello era una orden. Sabía que de los 4 chicos esos dos eran los más complicados y difíciles de controlar, y ya se veía venir una tremenda queja de parte de sus dos compositores. Sin embargo, para sorpresa de Brian, y de todos salvo Donald, John dio un leve asentimiento, mostrándose comprensivo.
-De acuerdo, pero más te vale que me pagues el doble pedazo de burgués,-se quejó, sonriente, pero luego agregó encogiéndose de hombros- de todos modos Paul y yo necesitábamos ponernos a escribir.- John miró a su compañero de composición y se encontró con cierta aprensión en ese que generalmente era un adicto al trabajo. John sonrió intentando darle confianza, pero sabiendo que el chico haría lo correcto, de todas formas necesitaban esas canciones y no era como que hubiera muchos días para ello. Ya tenían unas cuantas, pero nunca se sabía cuáles serían eliminadas y su reserva se había vuelto minúscula ya.
De pronto a Paul se le bajó todo el carisma que tenía hasta hacia unos minutos. Sabía que necesitaban las canciones y que él había hecho un trato con John en el avión al respecto. Pero eso había sido antes de saber lo que John tenía por decir el otro día. ¿Y si no estaba listo para estar a solas con John y sus sentimientos? Los de él mismo ya le preocupaban. Aún no sabía cómo manejar aquello, necesitaba tiempo para pensarlo. Pero no podía zafarse de ello, el tour estaba repleto de citas y de reuniones, no habría tiempo para que escribieran luego. Miró a John diciéndole con los ojos: “eso de tenme confianza no me lo creo Lennon” y tomó la decisión que todos esperaban. Con su actitud siempre segura, Paul ladeó la cabeza casi con aburrimiento de John a Brian, rompiendo una rutina de miradas pre-composición que ya llevaba unos años.
-Estarán listas Brian.-dijo.
-Bien, que buenos chicos. Quizá puedan tener dos antes de que acabe el día y yo cono gusto los dejo salir… -mencionó Brian, tan entusiasmado que olvidaba que antes ese par y sus salidas solían causarle fuertes dolores de cabeza. John sonrió y le guiñó un ojo a Donald, en agradecimiento, pues sabía que él había metido mano con Brian. El chico se paró y miró a Paul a los ojos.
-Vamos a escribir unas cancioncitas para decorar mi casa, comprarle un caballo a tu papá y un equipo de fotografía nuevo para ti, ¿sí Paul?- le pidió, intentando no sonreír.
-Claro.- suspiró Paul caminando detrás de él hacia la puerta.

Entraron a la habitación que compartían juntos. John tomó su guitarra, el cuaderno que usaba para escribir (un diario personal que había robado de su madre cuando ésta murió) y una pluma. Paul fue directo hacia el lavabo, y John se sentó sobre la cama, con la guitarra en la pierna, esperándolo. Había sacado una lata de coca cola del mini bar y se la sirvió con escocés, dio algunos sorbos al vaso bebiendo casi nada de licor mientras pensaba. ¿Cuál sería la mejor forma de afrontar aquello? ¿Cómo iba a jugar su juego? La única pieza segura que tengo es saber que Paul siente lo mismo que yo.
La mente de John estaba totalmente aturdida, recriminándose el no haber visto los signos antes, años antes cuando hubiera sido más fácil empezar algo con Paul al no tener otros compromisos estúpidos con imágenes que no les correspondían. Al no tener compromisos con una esposa en casa. Todas aquellas miradas, el nunca haberse corrido de un abrazo, o una caricia demasiado larga, los contactos mentales casi telepáticos, las miradas con mensajes secretos que John creía conocer y a las que jamás había penetrado en realidad. ¿Era en verdad tan ciego aún con los lentes? Si no lo había notado antes ¿cómo estaría preparado para hacer algo ahora?
Pensó que lo mejor era darle un poco de respiro a Paul jugándosela leve y seguro, dejando que la música se dedicara a limar asperezas y romper barreras como siempre hacía, dejando que sus canciones llenaran los espacios, sacando su verdadero Paul de dentro. Luego empezaría de ahí, quizá luego de hacer la primera canción. Lo bueno era que había estado con muchas ideas desde el concierto de la noche anterior, y esa mañana se había levantado con unas cuantas ideas extras también. Básicamente lo primero que había pensado era en las canciones que habían escrito juntos, y eso de algún modo lo había hecho crear alguna que otra cosa. Ahora entendía que esas canciones en las que se había basado hablaban de sentimientos sobre Paul y algunas otras cosas, pero sobre todo sobre él y cómo esperaba que le fuera reciproco. Quizá casi todas sus canciones fueran con respecto al amor. Bueno, no quizá.
Antes no sabía porque cuando veía ese par de apellidos entrelazados en los títulos con sus letras de mano pegaditas, Lennon/McCartney, como si fueran uno, una pareja, lograba sacarle largos pensamientos que siempre había evitado. Era raro ver ahora todos los juegos chuecos que la mente le había jugado y que él no había notado hasta mucho después.
Paul se lavó las manos mirándose en el espejo, lanzándole miradas a través del reflejo a un rostro que ya no podía ver como uno de los más reconocidos. ¿Cómo había pasado todo eso? Suspiró triste, ¿cómo de pronto, el rostro de John ya no parecía un alargamiento del suyo propio? Aquello realmente no podía importar tanto como para que una de las únicas personas que realmente lo conocía se volviera parte del tapiz de una pared de pronto, irreconocible pero parte de un deja vu eterno que le provocaba dolor de cabeza. No podía ser tan importante, estaba allí, escrito en la pared y ahora en sus ojos cegados. Eso, la palabra secreta sobre sus sentimientos inconcebibles e innombrables.
De verdad necesitaba algo que lo sacara de su estado actual, algo que lo hiciera ponerse en el modo más conveniente para escribir la canción y sacar aquello adelante. Quizá pretender no era tan fácil si John sabía que no era verdad aquello, pero era lo más lógico… sacó su guitarra del estuche antes de sentarse en el colchón de su cama, lejos de John, o al menos lo más lejos que un colchón lo dejaba estar. Se giró sin mirar siquiera a su compañero.
John no dejó de notarlo, era obvio para él lo inconfortable que estaba Paul en ese momento, lo incómodo que se sentía aún si escondía su descontento lo mejor que podía. Se rascó la nuca y luego le pasó un vaso con coca cola y escocés a Paul.
-Creí que esto podría ayudarte a relajarte un poco y hacer esto lo más fácil posible. Lo sé, sé que no estás a gusto, y de verdad duele, lo siento ¿sí? Pero sigo siendo yo, John, tu amigo. Jamás haría algo que te ponga en riesgo ni algo que te lastime. Soy sólo yo ¿sí? Hay que divertirnos un poco, relájate, hagamos lo que mejor sabemos hacer… tengo el cuaderno listo… ¿alguna idea para escribir?- dijo John para quebrar el hielo, sonriéndole lo más cálido que pudo pero sin ser sugerente, un tanto nervioso, queriendo que Paul se sintiera bien, pues detestaba verlo mal, así que evitó cualquier cosa que lo hiciera ponerse a la defensiva y decidió pasar directo a las canciones.
Paul deliberó un segundo, tomó el vaso y se lo bebió de un trago con la garganta sedienta y seca. El licor le quemó al pasarlo.
-Gracias… lo necesitaba.-Intentó sonreírle de vuelta.-sí tengo una idea, ¿y tú?- John se le quedó viendo al vaso vacío de Paul, tomó las botellas del piso y le sirvió otra vez, y se sirvió un poco también para él. Encendió un cigarrillo, inhaló profundamente y exhaló mientras pensaba.
-Sí, tengo algunas ideas. Así que supongo que esto será fácil, lograremos esas dos canciones fácilmente. Por cierto ¿me ayudas a afinar la guitarra?- él podía afinar la guitarra, pero siempre lo hacían mejor Paul o George, y de hecho, siempre querían hacerlo, quizá porque notaban que ellos lo hacían mejor, y él simplemente dejaba que lo hicieran. Paul negó con la cabeza, sonriente. Quitó la ceniza de su cigarro en el cenicero y tomó un trago.
-¿Cómo es eso posible? Siempre quieres que George o yo lo hagamos. Entre eso y encontrar tus estúpidos lentes ¿cómo vivirías sin nosotros?-preguntó Paul con sarcasmo, dramatizando.
-No podría sobrevivir Paul… por eso los tengo a ustedes.- Dijo John alegre.
-Sí claro… aprovechado.-se quejó inexpresivo el bajista, tomando la guitarra para afinarla. Siempre era una rareza verlo hacerlo porque, al ser zurdo, todo parecía de cabeza en su proceder. John escuchó el tono de Paul y supo que algo de lo que había dicho le había quitado la gracias al asunto a los ojos del bajista, John lo miraba enganchado como siempre de ver como lo hacía, tan… raramente que era inevitable verlo, pero algo preocupado por el tono de su amigo.
-Hey, amigo, vamos a pensar en la canción, olvídate del resto, por favor.-pidió sin mirar al bajista, con los ojos fijos en la guitarra.-Siempre me he preguntado cómo haces eso. Sí, obvio que están… de cabeza, pero…-
-Tengo que hacerlo así, ya sabes. Tengo buen oído, jeje, oído musical, siempre lo he tenido, lo cual es una gloria para ti también, ¿no?-
-Sí, ahora deja todo eso de la monótona voz- que no te queda, por cierto- y toda esa negatividad. Sólo olvídate de los últimos, dos días, -sugirió John- y piensa en lo que quieras antes y después de ello, te conozco hermano, así que, andando.- No quería provocar una pelea con Paul así que no impuso nada de su comentario, ni siquiera lo hizo notar más como siempre pasaba con lo que él decía, pues parecía que sus palabras siempre eran como voces a gritos en salones de meditación, y trató de mejorar el ambiente.
Paul tragó saliva, levemente enojado consigo mismo por estar causándole esa sensación a John. De cierta forma notaba que era hiriente, y quería serlo y no, al mismo tiempo. Eso lo frustraba.
Después de varios tragos, algunos toques y un cenicero lleno de colillas de cigarro, la tensión había desaparecido. Las canciones estaban casi listas, pero seguían trabados en una sección y en su estado vale-madre, la dejaron tal cual y se distrajeron con otra canción. Se dedicaron a terminar la tercera canción, que bien podría ser la segunda según se viera, esperando poder regresar a la anterior con la cabeza más clara. Finalmente la tercera canción estuvo acabada. Ahora sólo necesitaban el medio de la segunda canción para terminarla y tendrían tres canciones listas.
Paul se sentía mejor. Con las risas y las rimas absurdas el sentimiento de que su mejor amigo había vuelto se estaba cerniendo sobre él, y se estaba sintiendo realmente feliz de ello, pues, aunque no quisiera, había extrañado esa camaradería y esa confianza.
Escuchar las tonterías que decían con los farfulles, voces y caras de John complementando eso, cuando tenían la música pero no las palabras para una estrofa, lo hacían sentirse como en un lugar completamente suyo. De pronto era como cuando era niño y jugaba a hacer música. John hacia que Paul se riera como loco. El chico se cayó al piso y su guitarra soltó un ganggg al tocar el piso que sólo lo hizo reír más. John golpeaba con el puño el colchón a causa de la risa, y al verlo Paul se dobló para sostenerse el estómago.
-Creo que ese ruidito gangoso, ese Gannnggggw –imitó.- queda perfecto aquí. Lo hace sonar diferente, como que me gusta…- se burló John deslizándose al piso también, riéndose y luego jaló su guitarra para que hiciera por sí misma otro gannng. Paul soltó una risita entre los dientes, ya sin aire para reír.
-Sí, sí, moción aprobada por el sistema.-
-¿Sistema? ¿Cuál?-
-A mí también me gusta, yo soy la ley y ese es mi sistema.- respondió Paul riéndose con John. Estaba teniendo un buen rato, como siempre que se quedaban ellos solos o cuando sólo estaban los otros dos de la banda con ellos.
-¿Dónde lo pondremos entonces su señoría malvadísima?-Paul le sonrió. John pensó que podría morirse viéndolo reír y morir contento. Ese par de labios, joder, labios que lo fundían bajo sus ojos. Se recorrió hacia Paul dejando la guitarra a su lado.
-No lo sé, solo sé que sonaría genial en alguna canción. A lo mejor en otras, pero sí estaría genial en el inicio de alguna ¿no crees?- respondió y preguntó. Tenía la mitad del cerebro procesando lo que estaba diciendo, y la otra mitad pensando en cómo desearía tocar a Paul y escucharlo hablarle las palabras melosas que decía en la canción. John necesitaba oír a Paul decirle que lo reconocía, necesitaba esa afirmación.
Jugar aquel juego había sido genial, pero en el fondo necesitaba desesperadamente que Paul dejara de sólo jugar y aceptara sus sentimientos. Escucharlo decirle que sí aliviaría cualquier temor que él tuviera dentro. De hecho, siempre le había ocurrido así, cuando se sentía esquizofrénico en la oscuridad, era la voz de Paul en la habitación lo que lo mantenía en calma. Ahora estaba muy esquizofrénico… lo sentía, dentro, la misma inseguridad borboteando, el chico inseguro que de pronto sentía tenía más de sí mismo que el seguro socarrón que él apreciaba más. Detestaba a ese niño inseguro. ¿Es que nunca se iría? ¿Nunca lo dejaría solo por más conciertos donde fuera aclamado? John suspiró sin notar que Paul lo estaba mirando y que podía escucharlo claramente.
-Sí…-respondió Paul mirándolo extrañado, con las cejas fruncidas, con la duda en el rostro. John miró a su compañero. Ese rostro, ese adorable rostro, esos ojos… y me está mirando raro. ¿Qué hice? Pensó John tratando de recordar si había hecho algo, luego se acercó a Paul, pretendiendo calma.
-¿Qué?- preguntó suavemente, sin saber qué era lo que había hecho.
-Hiciste un ruidito raro, como si de pronto te hubieras exasperado y no pudieras hacer nada al respecto.- explicó Paul. -¿Te hice enojar?-preguntó.
-Oh, eso…-John suspiró.-No, Paul, tú no hiciste nada.- El bajista no parecía convencido, y de hecho se veía algo preocupado. Paul siempre parecía saber qué exactamente quería decir cada cara y cada sonido que John dejaba escapar. Siempre adivinaba las miradas y las señas inconscientes y las conscientes. Sí, se había exasperado, y sí Paul de cierta forma tenía la culpa, pero no directamente. Le quitó la guitarra de la mano a Paul dejándola a un lado de la suya.- No puedo explicarlo.- Ya lo había hecho y Paul no había dado señales de que eso fuera algo que él quisiera aceptar.
En un impulsó, John se arrojó sobre Paul tirándolo al piso, abrazándolo. Su palma sostuvo la quijada de Paul para mantenerla fija hasta que el guitarrista besó al bajista. Le pareció que todo ocurría en cámara lenta, en una tortuosa cámara lenta, pero fue menos de un segundo lo que tardaron sus labios en unirse. Aquello era algo con lo que John había alucinado largamente.

El beso le llegó tan rápido a Paul que no notó nada hasta que ya estaba inmerso en el beso, hundido en él. Cuando su mente hizo click y se dio cuenta de todo, se zafó de John y lo aventó lo más que pudo.
-Espera…- Pidió Paul sacudido. –Un momento.- demonios, eso se había sentido tan bien… pero eso no era lo importante, aquello no debía ser así, no debía pasar. Se puso de pie, mareado y sin aire, esculcó al colchón hasta encontrar su chamarra y trastabilló al tomarla. Necesitaba pensar, alejarse de la mirada descorazonada de John, huir de los ojos abatidos de John que tanto conocía y de los cuales nunca había sido causante… huir de esos ojos que siempre que veía le causaban un odio profundo hacia lo que los hubiera causado. Pero no podía odiarse a sí mismo… no podía. No quería.
Aquella mirada desapareció tan rápido como surgió. Con John, como siempre, guardándose todo para los momentos en los que nadie pudiera verlo sufrir o hasta el momento en que ya no pudiera guardarlo más y explotase. En su lugar, el guitarrista se puso de pie, con algo de ira en el rostro que siempre le había ayudado a pretender frente a CASI todo el mundo.
Paul no era cualquier persona en el mundo, y conocía ese lado de John también. El bajista se sorprendió de lo mucho que podían leerse entre ellos sin decirse nada, sólo con los ojos y algún gesto, en otro tiempo él solía adorar esa complejidad de lenguaje, esa complicidad que nadie más compartía… era algo que siempre le había gustado por peculiar. Se fue pensando en eso, huyendo por la puerta hacia el pasillo.
-No, tú no estás huyendo Macca, no de nuevo. Tenemos que arreglar esto, lo que sea que sea.-gritó John irritado, pero se podía oír el alegato de abajo. Sabía que Paul lo oía también. Así era como funcionaba todo entre ellos, conociéndose de inicio a fin. Paul levantó su mano para detenerlo.
-John, por favor, necesito pensar en esto. Estaré de vuelta ¿sí? Lo juro, sólo déjame estar por unas cuantas horas, lo necesito John. ¿Sí?- explicó Paul con la mano sujetando la perilla de la puerta. John negó con disgusto, contra él y contra Paul.
-Vete entonces, eres un maldito cobarde y lo sabes. Te gustó ese beso tanto como a mí. Pero vete, anda, lárgate, huye como de costumbre, vete por esa línea que ni siquiera es propia, lárgate porque de pronto cambié de opinión y no me interesas en lo más mínimo.- dijo John con una voz apenas contenida, dolida y brusca. Paul asintió con la cabeza, triste, salió por la puerta y la cerró. Para John, esa puerta cerrándose significaba variedad de cosas. Cerrar esa puerta entre los dos, entre su amistad… lo notó y furioso golpeó la pared con el puño.
-Demonios.- gritó con los ojos lagrimeando de coraje y tristeza, dejándose caer contra la pared, deslizándose hasta el piso hasta sentarse, con las rodillas contra el pecho, los brazos alrededor de estas y la soledad en todo el cuerpo. Un terror nuevo y escalofriante le recorrió. El terror de que Paul nunca pudiera admitirlo, de que no pudiera reconocer aquellos sentimientos, y que huyera para evadirlos, que lo dejara, que se fuera con otros, que lo que ellos tenían nunca volviera. Dejó que la cabeza le cayera sobre las rodillas, ahora sí derramando lágrimas.
Demonios, detestaba llorar, y más llorar como un chiquillos desconsolado, pero se desahogaría y luego se regodearía en sus convulsiones de dolor, preguntándose por el regreso de Paul, queriendo saber qué pasaría.
Última edición por Be-a-bee el Vie Abr 22, 2011 1:44 am, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Be-a-bee »

Mientras escribía esto era lo que estaba en mi reproductor: (Muy afine a la ocación)

Ich werde in die Tannen geh'n
Dahin wo ich sie zuletzt geseh'n
Doch der Abend wirft ein Tuch auf's Land
Und auf die Wege hinterm Waldesrand

Und der Wald der steht so schwarz und leer
Weh mir, oh weh
Und die Vögel singen nicht mehr

Ohne dich kann ich nicht sein,
ohne dich!
Mit dir bin ich auch allein,
ohne dich!
Ohne dich zähl' ich die Stunden,
ohne dich!
Mit dir stehen die sekunden,
Lohne nicht!

Auf den Ästen, in den Gräben
Ist es nun still und ohne Leben
Und das Atmen fällt mir ach so schwer
Weh mir, oh weh
Und die Vögel singen nicht mehr

Ohne dich kann ich nicht sein,
ohne dich!
Mit dir bin ich auch allein,
ohne dich!
Ohne dich zähl' ich die Stunden,
ohne dich!
Mit dir stehen die sekunden,
Lohne nicht,
ohne dich!

Ohne dich!

Und das Atmen fällt mir ach so schwer
Weh mir, oh weh
Und die Vögel singen nicht mehr

Ohne dich kann ich nicht sein,
ohne dich!
Mit dir bin ich auch allein,
ohne dich!
Ohne dich zähl' ich die Stunden,
ohne dich!
Mit dir stehen die sekunden,
Lohne nicht,
ohne dich!

Ohne dich!
------------------

Iré entre los abetos
Ahí, donde por última vez la ví.
Pero la tarde lanza un paño sobre la tierra
y sobre los camino, a la orilla del bosque.

Y el bosque está muy negro y vacío,
Me duele, oh duele
Y las aves no cantan más

Sin tí yo no puedo estar,
sin tí!
Aún contigo estoy tan solo ,
sin tí!
Sin tí cuento las horas,
sin ti!
Contigo se detienen los segundos,
Nada vale ya!

Sobre las rama, en la zanja
ahora hay silencio y no hay vida
Y mi respirar se me hace muy difícil
Me duele, oh duele
Y las aves no cantan más

Sin tí yo no puedo estar,
sin tí!
Aún contigo estoy tan solo,
sin tí!
Sin tí cuento las horas,
sin tí!
Contigo se detienen los segundos,
Nada vale ya,
Sin tí!

Sin tí!

Y respirar se me hace tan difícil,
Me duele, oh duele
Y las aves no cantan más

Sin tí yo no puedo estar,
sin tí!
Aún contigo estoy tan solo,
sin tí!
Sin tí cuento las horas,
sin tí!
Contigo se detienen los segundos,
Nada vale ya,
Sin tí!

Sin tí!

--------------------------------------------------------------------------------
Ohne dich- (sin ti) Rammstein
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Anilu_Lennon
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Mensaje por Anilu_Lennon »

No se como lo haces pero esta mas que enial!! :D Muy bueno!!
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Loki Laufeyson
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Mensaje por Loki Laufeyson »

La escena del desayuno es EPICA XD. Como siempre muy buen cap y con un tremendo final.

P.D:
Hahaha iba a poner un "el primer" pero no supe y por eso dejé nada más así... lo siento hahaha
por mi error va de nuez...
No hay drama, aunque tambien tengo la culpa yo que me puse un nick de hombre XD
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Amala
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Mensaje por Amala »

OMFG!!Nunca me imagine encontrar un fanfic YAOI en beatles perù me alegro que quien lo inicio fue alguien que escribe muy bien (: KAWAII!! :3
En vano, ese deseo de la noche traerá la mañana con un beso gentil, calido y lleno de cobardia,
démosle color a esta ... última noche ♥
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cuppatea
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Mensaje por cuppatea »

¡Excelente! Gracias a tu tema me registré aquí, realmente narras muy bien, además es muy raro encontrar fanfics slash de los Beatles en español :). Me haces el día (L)
Por cierto, ¿te gusta el George/Paul e.e?
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Be-a-bee
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Mensaje por Be-a-bee »

algunas de las imagines que me inspiraron a este fic: (No pondré las más famosas O.-)

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Anilu_Lennon escribió:No se como lo haces pero esta mas que enial!! :D Muy bueno!!
hahaha, yo tampoco lo sé... XD :$ :$ :$
De verdad muchas gracias Anilu!! ^^ que bueno que te guste.
Prometo que en cuanto tenga tiempo me pongo a escribir.
Loki Laufeyson escribió:La escena del desayuno es EPICA XD. Como siempre muy buen cap y con un tremendo final.

P.D:
Hahaha iba a poner un "el primer" pero no supe y por eso dejé nada más así... lo siento hahaha
por mi error va de nuez...
No hay drama, aunque tambien tengo la culpa yo que me puse un nick de hombre XD
Hahaha, qué gusto que te haya gustado loki XD jajaja
La escena del desayuno... XD digamos que siempre que pienso en ellos me los imagino haciendo travesuras y por eso fue genial escribir esa parte XD (F)
Amala escribió:OMFG!!Nunca me imagine encontrar un fanfic YAOI en beatles perù me alegro que quien lo inicio fue alguien que escribe muy bien (: KAWAII!! :3
Wow, gracias ^^ gracias, muchas gracias Amala
La verdad es que estaba un tanto nerviosa cuando lo subí, creo que hasta me puse medio a la defensiva en la presentación... pero es que no encuentro un sitio para colgar fics beatles tan fácil, y menos uno slash así que... XD es bueno saber que ya tengo 4 lectores XD hahaha
cuppatea escribió:¡Excelente! Gracias a tu tema me registré aquí, realmente narras muy bien, además es muy raro encontrar fanfics slash de los Beatles en español :). Me haces el día (L)
Por cierto, ¿te gusta el George/Paul e.e?
La pregunta tiene una respuesta afirmativa!! XD amo a George y a Paul... de hecho me encantan las parejas slash entre los beatles, con todo y que todo mundo me vea mal. Tengo una amiga cuya fascinación es George/Ringo. XD
Muchisimas gracias por leer y por postear, me da un gustazo saber que te gusta el fic, y que bueno que te uniste a Beatles Peru!! XD este sitio me gusta mucho.
Es cierto, es medio díficl encontrar fanfics Slash de los beatles U.U aún en inglés, ya de por sí es complicado encontrar fanfics de los beatles XD
prometo pronto traer el capi 5 XD saludos.
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Anilu_Lennon
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Mensaje por Anilu_Lennon »

no puedes poner entre el fic el George/ringo? me encantaria verloo!! :D jojo erdon es que es la primera vez que leo uno en beatles perú no es muy logico :D aww!! :D
Es muy lindo <3!! :D
te queremos esperamos con ansias el capi 5 :D ^^ Kyaaa!! :D
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Be-a-bee
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Mensaje por Be-a-bee »

Anilu_Lennon escribió:no puedes poner entre el fic el George/ringo? me encantaria verloo!! :D jojo erdon es que es la primera vez que leo uno en beatles perú no es muy logico :D aww!! :D
Es muy lindo <3!! :D
te queremos esperamos con ansias el capi 5 :D ^^ Kyaaa!! :D
Anilu, no sé si esto te guste, pero aquí va, sólo para ti XD hahaha

-George!! George!!
-¿Qué?-
-Ven, por favor, George, ¡¡ven!!-
-Ya voy sólo…-
-Venga…-
-Ya, ya… ¿qué pasa? ¿Quién murió?-
-¡¡Mira!! En la pared, detrás de ti.-
-¿La pared….? ¿Qué? ¡Ritchie! Es sólo una araña…¿Por eso estás gritando? ¿de verdad?-
-Sí, ¡ahora mátala!-
-¿Por qué no lo haces tú?
-Porque no quiero acercármele.-
-Por favor Ritch, es una araña, no va a hacerte daño.-
-¡¡Es nuestro cuarto!! ¿Qué pasa si se sube a nuestra cama en medio de la noche y me muerde? Ya ha pasado, créeme.-
-No va a morderte Ringo.-
-Sí lo hará… me pasó cuando era niño, una vez desperté y tenía una en el cuello… la maldita había estado trepando sobre mí mientras yo dormía.-
-No ha sido la única querido…-
-No es gracioso Geo…-
-Oh, ¿te asustan mucho eh?
-No estoy asustado es sólo que son… asquerosas.-
-¡Rinny está asustado!! ¡¡Rinny está asustado!!-
-Por favor Hary, ¡¡no estoy asustando!!-
-¿Por qué no la matas tú entonces?
-Porque… porque no tengo ganas.-
-Aw te ves tan lindo cuando te sonrojas.-
-Sólo mátala George-
-Tú tienes… ¿cómo se llama? Arañafobia.-
-Aracnofobia, George, es aracnofobia, y no la tengo.-
-O sí, sí que la tienes…-
-¡No la tengo!-
-Sí querido, me temo que sí la tienes.-
-¡¡Yo no tengo aracnofobia George!!
-Admite que les temes y la mato por ti.-
-Quizá el reconocer temores pueda permitirnos saber un poco más de nosotros mismos y…-
-No cambies de tema nene, no lo dejaré así tan fácil. Puedo ir y matarla cuando yo quiera, o simplemente no hacerlo…-
-Pues mátala!!-
-No porque estoy tratando de que admitas que les temes…-
-Pero no les temo.-
-Entonces no me hubieras llamado en primer lugar. Hubieras agarrado un periódico cualquiera y la hubieras matado de inmediato en lugar de estarme gritando como loco.-
-…-
-Vamos Ringo…-
-….-
-Tan pronto que en cuanto lo admitas la mataré para ti.-
-¿Y me darás un beso?-
-Sí, sí, te daré un beso…-
-¡No ruedes los ojos! No me has besado en todo el día.-
-Eso es mentira, pero como sea, sólo dilo y la mataré y te besaré.-
-Encantador.-
-¡Deja de darle vueltas al asunto Starkey!-
-Okey, está bien… yo, letengomiedoalasarañas-
-¿Qué? Tendrás que repetir eso amor, malos oídos.-
-Le tengo miedo a las arañas!-
-Aw, te ves tan lindo cuando te sonrojas.-
-¡eso ya me lo dijiste! Por favor Harry matala ya ¿si?
-Okey, está bien princesa.-
-Mno soe princcesa-
-Uhm, de verdad no deberías mascullar Ritch, te quita el encanto y nadie te entiende. Ahí está, araña muerta, ¿ves?-
-Ew! ¡no me muestres eso!
-Oh, sí, lo siento, olvidé que les temes.-
-Sólo bésame ¿si?-
-No hay problema… listo Ritchie. ¿Sabes? Me siento justo como un caballero en su brillante armadura salvando a su princesa de la enorme, horrible y maligna araña… me gusta.-
-¡¡No soy una princesa!!-
-Lo que digas querido. Muanck-
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Loki Laufeyson
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Mensaje por Loki Laufeyson »

Awwww que lindo George/ Ringo (L) , la verdad son de mis parejas slash favoritas, muy cute aunque cortito.
Ya me veia alli a mi gritando como una histerica por una araña :$
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Mensaje por Be-a-bee »

Loki Laufeyson escribió:Awwww que lindo George/ Ringo (L) , la verdad son de mis parejas slash favoritas, muy cute aunque cortito.
Ya me veia alli a mi gritando como una histerica por una araña :$
hahahaha es que fue cortito porque tengo tarea hasta el... esa es la razón por la que todavía no subo capi 5
pronto lo haré y subiré más George/Ringo

Mi rankin es el siguiente:
John/Paul (L) (L) [obvio creo]
George/Ringo (L) (L)
George/Paul
John/Ringo
John/George
Paul/Ringo
John/Stu

Y luego se viene una lista interminable liderada por:
Axl Rose/Slash (hasta su nombre es gay XD)
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Mensaje por Loki Laufeyson »

Be-a-bee escribió:
Loki Laufeyson escribió:Awwww que lindo George/ Ringo (L) , la verdad son de mis parejas slash favoritas, muy cute aunque cortito.
Ya me veia alli a mi gritando como una histerica por una araña :$
hahahaha es que fue cortito porque tengo tarea hasta el... esa es la razón por la que todavía no subo capi 5
pronto lo haré y subiré más George/Ringo

Mi rankin es el siguiente:
John/Paul (L) (L) [obvio creo]
George/Ringo (L) (L)
George/Paul
John/Ringo
John/George
Paul/Ringo
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Y luego se viene una lista interminable liderada por:
Axl Rose/Slash (hasta su nombre es gay XD)
Haga la tarea tranquila que despues nos molestan en vacaciones ¬¬
La mia es :
1)John/Ringo
2)George/Ringo
3)John / Paul
4)Paul/ Ringo
5)Pete/ Ringo ...ok, no. John/George
... y de ahi variaciones de la misma hasta el infinito y mas alla xD.
Curioso que menciones a los Guns, la mia es el Axl / Izzy (Que amor este hombre (L) ), aunque ahora me he puesto super friki y veo yaoi hasta con mis compañeros de clase (El slash me esta afectando seriamente XD).
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Mensaje por Be-a-bee »

Loki Laufeyson escribió:
Be-a-bee escribió:
Loki Laufeyson escribió:Awwww que lindo George/ Ringo (L) , la verdad son de mis parejas slash favoritas, muy cute aunque cortito.
Ya me veia alli a mi gritando como una histerica por una araña :$
hahahaha es que fue cortito porque tengo tarea hasta el... esa es la razón por la que todavía no subo capi 5
pronto lo haré y subiré más George/Ringo

Mi rankin es el siguiente:
John/Paul (L) (L) [obvio creo]
George/Ringo (L) (L)
George/Paul
John/Ringo
John/George
Paul/Ringo
John/Stu

Y luego se viene una lista interminable liderada por:
Axl Rose/Slash (hasta su nombre es gay XD)
Haga la tarea tranquila que despues nos molestan en vacaciones ¬¬
La mia es :
1)John/Ringo
2)George/Ringo
3)John / Paul
4)Paul/ Ringo
5)Pete/ Ringo ...ok, no. John/George
... y de ahi variaciones de la misma hasta el infinito y mas alla xD.
Curioso que menciones a los Guns, la mia es el Axl / Izzy (Que amor este hombre (L) ), aunque ahora me he puesto super friki y veo yaoi hasta con mis compañeros de clase (El slash me esta afectando seriamente XD).
XD (L) Axl/Izzy es genial también hahahaha
el slash es genial XD no sé porque, pero es adorable XD hahaha
sí... mugre tarea ¬¬
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Mensaje por Be-a-bee »

Bueno, no puedo decir que me sienta muy orgullosa de este capítulo, no me gustó particularmente, pero el tiempo de hacer tarea me ha quitado todo el tiempo para escribir, y con la mente seca esto fue lo único que pude hacer.... ojalá y me perdonen XD a ver que tal les parece. Lo siento, lo siento, lo siento.

Capítulo 5.

Un golpe se escuchó contra la pared y Paul sintió como si ese puño le hubiera golpeado en el pecho. Dentro de la habitación se escuchó una especie de estruendo, y de pronto todo se volvió silencio. Paul siguió pegado a la puerta, sostenido entre el abismo y la gloria sólo por la perilla de esa puerta de hotel. Su corazón palpitó contando los segundos, pero John no salió corriendo tras él para suplicarle que volviera, y aunque debería sentirse un poco más tranquilo por ello, algo se le retorció dentro.
De pronto John dejó escapar un quejido húmedo, un quejido triste y lastimero pues estaba llorando. Paul soltó la perilla aterrorizado, y dio media vuelta para huir de aquel sonido.
Había escuchado a John llorar antes, una que otra noche cuando todos parecían dormidos, escuchaba algún quejido de John, las mañanas siguientes a esos días fenómeno John simplemente se despertaba alegando cruda, sonriendo con el rostro más muerto que vivo, con los ojos en una oscuridad impenetrable que a él siempre conseguía causarle estremecimientos.
Esos ojos tristes siempre eran hermosos, pero terribles y Paul nunca había logrado mantenerle la mirada a esos ojos destrozados sin evitar sentir que el mundo se le vendría abajo de no hacer nada por corregir la manera en que aquellas orbes cafés se perdían en el pasado. La mayoría de las veces el bajista conseguía quitarle esa mirada invitándolo a cualquier idiotez que se le ocurriera en el momento, haciéndolo reír con algo, sonriéndole y mostrándole que su amistad era tan fuerte que John no tenía razón para sentirse asechado por el pasado…
Lo había acompañado por varios valles amargos, desde lo de Julia hasta los momentos en que John no parecía darse por enterado de su éxito y entraba en periodos depresivos en los que se quejaba de sí mismo con un odio casi externo a sí. El bajista no había entendido antes el porqué del sentimiento de terrible amargura que le daba cuando veía a ese hombre así. Solía decirse que se debía a que era su amigo, su compañero… a que a ese hombre que siempre parecía demasiado loco o gracioso, que no se tomaba nada enserio, no podía verlo deprimido, era como una pantomima ensayada para ser imposible, una antítesis continua y arrasadora. Paul siempre lo sacudía del hombro, le regalaba una sonrisa y luego le invitaba a hacer alguna locura, lo que invariablemente le subía el ánimo a John y lograba sacarle una de esas sonrisas enormes que sabía tener.
“Por supuesto que eso lo alegraba idiota, está enamorado de ti….” En su intento por quitarle lo hermoso a las memorias que compartía con John, Paul se quedó estancado en una palabra que había soltado inconscientemente: enamorado.
John se había enamorado de él. Había algo en esa idea que aún no lograba entrar en su mente por completo, parecía simplemente sacada de una alucinación o de un chisme mal fundamentado de esos que seguido les inventaban para desprestigiarlos… todo menos el hecho de ser una verdad asumida por el propio JOHN LENNON.
La idea le revotaba en el cerebro, le daba vueltas como si intentara instalarse a la fuerza, Paul querría cerrarle todas las puertas pero también sabía que relegar eso era retrasar un pensamiento que lo molería todo el tiempo hasta que lo enfrentara.
“Enamorado de mí”, repitió en su mente cautelosamente intentando discernir si lo que venía a continuación era un sentimiento negativo o uno positivo. Sus ojos se movían como s buscaran algo en el suelo, pero el chico no prestaba realmente atención a eso o a nada en particular, sólo quería encontrar una respuesta a ese escozor que se le removía en el cuerpo cuando pensaba en la idea de su mejor amigo enamorado de él.
Paul tenía que reconocer que no era únicamente John quien estaba afectado por esos ánimos negativos que le daban. No era como si él mismo no hubiera gozado al verle sonreír, como si algo de vez en cuando no se removiera en su interior cuando John cambiaba el rostro de tristeza a uno de alegría al verlo a él, a él precisamente.
Quería hacer el ánimo de admitir que le gustaba que su amigo lo necesitara, le gustaba saber que John tenía tanta confianza en él, que un George o un Ringo eran como los amigos perfectos, pero que él mismo era como la extensión de John, una parte interna suya más que una externa, más que un amigo una sección de su cerebro, una válvula de su corazón, el lado izquierdo y John el derecho…
Una vez que John cambiaba de ánimo, Paul instintivamente sentía un calorcito de alegría en el estómago que a veces había confundido con la sensación reconocida de “me siento bien porque hice algo bueno”, ahora notaba que no era simplemente eso.
Desde niño había sabido bien qué debía hacer… de los cuatro era el que mejor manejaba a la gente, notaba los trabajos de Ringo en ser encantador con todos pues el baterista no podría jamás dejar de ser un hombre cálido y amigable, veía a George sometido ante sus ideales a tal punto de que el chico no notaba que ya había superado a sus allegados en la cuestión filosófica, Geo no notaba que las personas a su alrededor a veces se intimidaban ante la altura de su mente debido a que el mismo guitarrista era un hombre tan tiernamente dulce en el fondo, tan tímido y travieso a su vez que no podía ser malicioso, y luego estaba John, duro hasta la médula por decisión propia, dulce y encantador sin darse cuenta, una parte de sí mismo que el guitarrista sólo dejaba florecer muy de vez en cuando. John era una persona extraña ante los ojos del mundo, rebelde (y lo era en verdad), travieso (y lo era también), maquiavélico (pero no en el sentido en que los demás pensaban) y muy lejos de ser el chico tierno y cariñoso, romántico y asustado que de vez en cuando surgía… Paul lo había visto así, tal como era, de una manera en que sólo él y los otros dos Beatles, ni siquiera Mal, Neil, Brian o George Martin habían podido figurar, a veces creía que ni la misma Cynthia lo había mirado como él era.
Paul por otra parte siempre sabía ser cómo era mejor, John no podría jamás ser así porque él mismo tenía problemas para ser por sí mismo… pero él se sabía mover entre la gente, sabía darles lo que pedían de él, lo que estaban buscando, era el favorito por una razón muy simple: era la imagen de la perfección.
Cuando era más joven una chica se había enamorado del cuento de hadas que creía que era Paul, estuvieron juntos un tiempo, pero el bajista no soportaba realmente a esa chiquilla a quien sólo necesitaba porque ya era justo y necesario el tener una novia… cuando sacó a relucir su verdadera forma de ser la chica había dicho algo como que él hacía ese espectáculo de ternura infinita e inocente paloma para recibir el afecto - que inevitablemente recibiría en esa actitud, - que le hacía falta en tantos aspectos.
Paul frunció la cara al recordar aquella frase… había sentido un tirón en el cuello cuando esa chica lo había dicho. Un nudo seco de rabia se le había formado en la lengua y sin saber porque esas palabras de mujer despechada le hacían sentir mal dejó que el desconcierto lo sacara de la presencia de la chica antes de reventar en sus emociones…
De pronto se quedó parado. Un espacio en blanco le nublaba la mente… no recordaba algo, algo importante que su mente rechazaba y al mismo tiempo pedía ver. Hizo un esfuerzo por encontrar esa parte perdida, aferrado a la idea de que era lo suficientemente fuerte para afrontar lo que fuera, le dio vuelta a la mente buscando ese pedazo de tarde que había gastado emberrinchado por esa chiquilla y la manera en que había terminado solucionando su condición con una válvula de escape que no recordaba.

-No tienes porqué sentirte mal Paul….-
-No sé de qué me hablas John.-

Paul dejó escapar el aire de los pulmones con un sonoro jahh! Al recordad aquella conversación.
Paul se había quedado en la habitación mirando al techo, intentando concentrarse en otra cosa para evitar sentir que lo que aquella chica dijera tenía algún sentido para él. Sí, quería ser querido, pero eso no tenía nada de vergonzoso salvo el pensar en ello con tanta frecuencia como lo estaba haciendo él ahora, como si fuese una niña solitaria.
Tenía las manos tras la nuca, y el labio entre los dientes mientras repasaba el himno nacional británico con tal de no cederle una a su mente, en eso llegó John, chiflando alguna nota que traía en la mente, a todo volumen sin importarle que fueran las 2:43 a.m. y que los demás dormían en sus respectivos cuchitriles. Paul se quedó intentando saber por qué esa melodía que John chiflaba le llamaba la atención, pero despejó la mente y se hizo el dormido para evitar dar explicaciones de su temporalmente depresivo estado.
John se calló en cuanto iba entrando a la “habitación” donde estaban los espacios donde dormían él, Paul y los otros tres Beatles. El guitarrista entró al cuarto que compartía con Paul y agachó la cabeza para quedar a la altura del chico que pretendía dormir. Escuchó unos segundos y luego soltó una risita.
-Hey, Paul….-susurró. El de cabellos oscuros pretendió soltar un suspiro, intentando parecer dormido. –Paul….-repitió John y por la manera en que susurraba, el chico supo que tenía una sonrisita en los labios.-Paul demonios sé que no estás dormido así que ya deja el teatro.- dijo el guitarrista sin elevar mucho la voz que sonaba divertida. Sin más remedio Paul abrió los ojos y giró el rostro hacia él.
-Sabía que no dormías.-le dijo John con unos ojos extrañamente cálidos y una sonrisa amable.
-¿Cómo esperas que duerma si entras aquí haciendo ese ruido y te la pasas llamándome?-replicó. John agrandó la sonrisa y le pasó la mano por el cabello.
-Ándale, quejumbroso, como si realmente no hubieras estado despierto todo el tiempo, sumido en tu mundito de chico adolescente… ven, vamos a fuera.-Le dijo ahora cambiando el semblante a uno más serio y jalando al menor del brazo para sacarlo de la cama.
-John es tarde, todos duermen… ¿Adónde quieres ir además?- Paul hacia pesado su cuerpo para evitar que su amigo lo sacara de la cama. John ya lo tenía prácticamente de pie, y el ruido que estaba haciendo entre jalarlo y golpear la cama con los pies para hacer palanca le provocó un inconexo y raro escalofrío en la nuca.
-Oh vamos Macca, como si la hora nos hubiera detenido alguna vez. Anda, ven, te sentirás mejor…- Con esa última frase Paul dejó de empujarse hacia atrás y relajó el cuerpo, por el cambio de peso que estaba ejerciendo John contra Paul ambos se tambalearon y John se golpeó contra la pared de atrás al jalar a Paul para sacarlo de la cama.
John tenía la espalda contra la pared, el golpe seco de su cuerpo larguirucho contra el falso cemento le indicó a Paul que el golpe había sido algo fuerte. Pero John no se quejó, ni siquiera dijo nada o dejó escapar alguna maldición. Se quedó contra la pared sosteniendo a Paul que al hacer más liviano su cuerpo fue a estrellarse contra él.
De pronto notó que estaba muy cerca de John, se separó un poco y miró a los ojos a John queriendo disculparse por haberlo lastimado sin intención, John sólo salió de la habitación y sin soltar el brazo de Paul, lo jaló hacia el exterior.
El que luego se convertiría en bajista se dejó arrastrar por su mayor hacia el exterior; iba pensando en la frase de John, aquello sobre que se sentiría mejor. Paul no había dicho nada al respecto de su humor, no había dado a entender que estaba de malas, ni siquiera había permitido que se le notara el humor en el rostro mientras cantaba como todo un loco a las chicas en el local, justo enfrente de la chica que acababa de terminar, sólo para lucirse frente a ella y frente a todas, pero John, el aparentemente “no-me-importa-nada” John, demasiado rudo para ponerle atención a alguien además de sí, había notado que algo no estaba bien con él.
John lo jaló por el enramado de tuberías y escalones que había de su habitación al exterior congelado y salado de Hamburgo. Una vez fuera lo soltó y se acomodó para caminar al ritmo lento que él había tomado. John tenía las manos dentro de los bolsillos de la chamarra de cuero ahora, los lentes bien puestos y la piel pálida sonrosada por el frío del lugar. El cabello castaño le volaba con la brisa nocturna de la calle.
Paul caminó a su lado intentando despejarse. Afuera el clima era casi igual de frío que en su mediocre habitación, pero entre las cuatro paredes el frío estaba pegado a la estructura del edificio y en el exterior el frío estaba en las ráfagas de viento que te golpeaban el rostro, más fuertes y efectivas que simples paredes congeladas. Todavía había luz en la calle, repleta de negocios y bares. Las prostitutas estaban instaladas en sus esquinas de siempre y unas cuantas les hicieron señas al verlos salir.
John se detuvo por fin, a tan sólo unos metros de la entrada de su edificio, se sentó en una verja helada y le hizo espacio para que se sentara a un lado. Paul se sentó y mantuvo la vista alejada, calle abajo, mirando hacia todo y a nada al mismo tiempo.
Unos segundos después llegó a sus oídos la melodía que John había estado silbando al comienzo. Había algo de familiar en ese sonido, y el chico se concentró en ello. Las piezas encajaron lentamente cuando cambio el agudo silbar de John por un tarareo más suave y lento.
El bajista volteó el rostro hacia John con el rostro sonrosado con expresión de sorpresa.
-¿Qué estás…?-
-Perdona.-se disculpó el guitarrista con un rostro extrañamente conmovido y tímido.- sé que te tranquiliza, y pensé que era una buena idea…-
-¿De dónde sacaste esa idea?-preguntó aún consternado.
-La tarareas cuando te sientes solo.-soltó de pronto John como si quisiera confesar un crimen del que no se arrepentía.-A veces, en las noches te pones contra la almohada y te abrazas a ella, y luego comienzas a tararear esa tonada sin parar, una y otra vez. Parece que te calma, y a mí también, así que…- El bajista bajó la mirada, agradecido de saber que el clima impedía que un verdadero sonroso de vergüenza se notara en su rostro. Nunca había permitido que nadie lo viera en aquel estado de vulnerabilidad, y ahora resultaba que todo ese tiempo, mientras él intentaba tragarse todo hasta que los ronquidos proliferaran en la habitación, John lo había estado acompañando en silencio enterándose de todo.
-Está bien Macca, tú también has cargado con mis penas.-dijo el otro, como pidiendo perdón y permiso. Por alguna razón aquello hizo que Paul se sintiera momentáneamente mejor.
-Mi madre cantaba eso todo el tiempo en casa.-explicó.- No logro recordar la letra, pero el sonsonete jamás se me ha olvidado. Perdona, de seguro te quité el sueño al cantarla…-John ladeó la cabeza con una expresión extraña, como entre molesto, avergonzado y atacado. Soltó un suspiro.
-A veces no puedo dormir cuando tú no duermes.-dijo.
-¿Eh?- aquello no sonaba simplemente como si el chico hubiera dicho: “Cuando te quedas despierto no me dejas dormir con el alboroto que armas” o “Me mantienes despierto con tus tonterías.”-¿A qué te refieres?-
-No lo sé, pero es como hoy, sabía que no estabas dormido, lo supe desde antes de bajar a la habitación. Simplemente lo sentí, ¿sí? Como que estabas….-John se calló cerrando la delgada boca y presionando los labios. –Como sea, no tienes porqué sentirte mal Paul.-
-No sé de qué estás hablando John.- El guitarrista lo miró, como diciéndole con los ojos: “¡pero yo sí!” Paul se quedó mirándolo, y luego sonrió, mucho más tranquilo, despreocupado, aliviado de lo que estaba cargando. Aquella niña y sus frases bobas ahora parecían una tontería, un desperdicio de tiempo, un gasto innecesario de sensibilidad.
Al verlo sonreír John sonrió de nuevo, ahora de verdad complacido. El guitarrista sacó una botella de escocés de su chamarra dio un trago y se la pasó al bajista y luego cambió de tema totalmente, como si desde un inicio hubieran estado hablando de música y de lo que harían cuando se convirtieran en una banda famosa, en la mejor banda que el mundo jamás hubiera escuchado, había replicado John acompañado de las risas semi conscientes de Paul.

Un par de años después, parado en el pasillo del hotel en el que estaban instalados, Paul se tambaleó al despertar de sus recuerdos y toparse con el largo pasillo de puertas una enfrente de la otra, como si fueran interminables espejos.
Casi se sintió perdido, soltó un suspiro y despejó la mente, alejando las memorias para concentrarse en su presente. Necesitas pensar… no, lo que necesito es salir… sal a caminar y piensa…. Ya pensé lo suficiente…. Se lo debes a John.
John.
Paul reanudó el paso que había llevado hasta antes de aquella pausa mental que había hecho y se alejó por el pasillo, bajó las escaleras pues el elevador estaba cerrado para que las fans no subieran a su piso, y decidió caminar sin rumbo por el hotel para relajarse.
Llevaba unos diez minutos vagando, constipado de pensamientos contrarios y de la sensación de querer rehuirlos cuando se topó con George y Ringo. Sonrió al verlos juntos, tranquilos y jugando billar completamente relajados. George Martin lo había dicho en alguna ocasión, que le parecía muy curioso que los pocos días que tenían libres, en los que podrían descansar de ser quienes eran y de sus compañeros, en lugar de alejarse, de repelerse entre ellos, se la pasaban juntos, les había dicho que era algo curioso pues ninguno parecía querer huir de sus compañeros de trabajo, Geo muy molesto solía contestarle: “Es que somos amigos además de compañeros de trabajo”.
El guitarrista y el baterista se veían muy divertidos, jugando y haciendo tonterías. Paul se les quedó mirando.
-Hey Ringsy.-decía George poniéndose detrás de Ringo para distraerlo y hacerlo tirar mal.-a esa, a esa pégale.- El baterista mantuvo la vista en la bola que había escogido antes, pero miró de reojo a la que George le había señalado, se mordió el labio y cambió de posición para jugar por la de George, pero falló. George le pasó el brazo por el hombro y la palmeó la espalda.
-Ay.-suspiró.-Mejor suerte para la próxima.-dijo y apuntó a la bola que Ringo había visto primero, tiró y logró hacer una buena jugada. Se levantó con expresión de victoria y una sonrisa enorme que dejaba ver sus caninos, Ringo lo fulminó un segundo con la mirada y al siguiente se lanzó a sujetarlo.
Estaban locos de la risa, de pronto el ambiente había cambiado y habían vuelto espadas los tacos. Se golpeaban levemente con éstos, jugueteando.
-Ya verás Hary…- se habían comenzado a corretear y Paul soltó la risa al verlos jugando con niños, así debían de lucir cuando estaban juntos los cuatro haciendo tonterías y chiquilladas.
-Hey mira, es Paulie. –Señaló Ringo al oír la risa de Paul. El bajista terminó de acercarse a ellos y tomó un taco, le puso cera y se apoyó en él.
-Te dije que terminarían las canciones en una sentada.-dijo el baterista al guitarrista, que se acercaba hacia ellos.
-¿Y John?-preguntó George mirando al espacio vacío a un lado de Paul que casi siempre completaba el cuerpo de John. El bajista intentó no demudar la expresión del rostro, pero un atento George notó como los ojos le cambiaban y la sonrisa se endurecía en su posición imitando a una estatua más que a un hombre.
-Se quedó a arreglarle unas cosas a la melodía, yo necesitaba salir un momento, estoy algo cansado…-se excusó.-No sé qué pasa con John,-intentó bromear.- quedarse trabajando en un día como éste, y hacer de buen niño con Brian, de seguro se prepara para algo más interesante.-sugirió, Ringo sonrió y George lo miró con ojos analíticos.
-Sí, el pequeño Johnny te está ganando el papel de neurótico de oficina.-se burló el baterista y por respuesta Paul le picó el estómago con el taco.
-¿No habías dicho que tenías planes para hoy?-le preguntó cuándo se quedaron quietos de nuevo. Ringo acomodó las bolas dentro del triángulo y le puso cera a su taco.
-No, eso lo dijo John para que Brian captara la idea de que no queríamos trabajar hoy, pero la verdad prefiero quedarme aquí con Geo que salir a enfrentar las calles… los fans están como locos, hace rato oímos a la policía dando vueltas alrededor, como que están muy efusivas.-frunció el ceño.
-Prefiere quedarse conmigo, ¿no es un encanto? Anda Paul juega una con nosotros en lo que baja John.-….en lo que baja John, se supone que tenía que ofrecerle una respuesta justa a John, una que fuera bien pensada, que no se basara sólo en un recuerdo agradable de una noche en Hamburgo o de una racha de preocupación por la imagen del grupo. Dejó el palo en su sitio y sonrió a sus amigos.
-Nah, iré a caminar un poco, si lo ven bajar…. -¿Qué iba después de esa oración?- ya saben.-le restó importancia.-Al rato los veo chicos.-y dio media vuelta. George lo siguió con la vista todo el camino hasta que desapareció al final del pasillo, dando vuelta hacia la calle. Después regresó su atención a Ringo y le sonrió con dulzura.
-¿En serio prefieres pasar el rato conmigo?-

Las fans estaban esperando a verlos juntos, a los cuatro o por lo menos salir en pares, con sus ropas de sastre y la melena al aire para impresionarlas, esperaban ver en alguna ventana algún movimiento, y a que alguna otra chica comenzara a gritar para lanzarse a donde sea que ésta estuviera viendo, para ver si de casualidad ahí estaban ellos de verdad, así que cuando Paul se escurrió con tranquilidad, con un simple impermeable que alguien más había dejado en un perchero de la recepción y que no se molestó en consultar antes de tomar, con un sombrero de alas amplias y los pasos lentos, nadie se lanzó contra él ni gritó histéricamente, y eso él lo agradecía de todo corazón.
Caminó a un lado de las barreras que la policía había impuesto a las fans, sonriente de que éstas no lo miraran siquiera, pero con la vista al piso y el sombrero tapándole la cara sólo por si acaso. Dio vuelta en la esquina del hotel y siguió andando, había un grupo de personas, más rudas y de rostros molestos parados en ese costado del hotel, tenían pancartas que jalaban entre ellos, y sus gritos molestos se hacían oír por encima de las voces agudas de las fans aunque eran un número definitivamente minoritario.
La rudeza con la que miraban hacia las ventanas de arriba, y el desdén de otros hacia las gritonas fans llamó la atención del bajista. Se detuvo un segundo a ver que decía la pancarta más grande, hecha en manta y con letras en azul oscuro, y que era sostenida por unas 5 personas que intentaban por todos los medios no dejar que se cayera mientras buscaban llamar la atención de los reporteros que, aburridos ante la falta de los usuales zafarranchos que provocaban los chicos para incitar a las fans, como pasearse por las ventanas o saludar, miraban a todos lados con ánimos de tomar en cámara cualquier cosa que fuera mínimamente menos rutinaria que los rostros de locura de las fans.
La pancarta decía: “Fuera Beetles bazofia británica” y bajo el letrero venían cuatro cabezas rapadas con caras tristes.
Paul se estremeció al leerla. Sabía de la existencia de grupos que estaban en contra de ellos, era obvio que existían, nadie podía tener sólo gente a su favor, de hecho era imposible que algo fuera aceptado por todo el mundo y cuando se es tan inmensamente famoso, tan grande, era obvio que hubiera respuestas en contra más fuertes y grandes. Pero una cosa era saber de su existencia y otra el enfrentarse a ella.
Brian siempre había sido bueno para movilizar las cosas, eso no se lo podía criticar ni Paul ni ninguno de los chicos. Mal, George, Neil y el mismo Brian se encargaban de lograr miles de maravillas, una de ellas era que los chicos jamás se habían enfrentado directamente a los grupos aguerridos que se lanzaban en su contra.
La punzada de adrenalina que le dio el ver el escándalo que aquellos organizaban le removió el lado más salvaje y travieso que llevaba dentro. Se acercó hacia el lugar, intentando cerrar los oídos a los gritos de las fans y concentrándose únicamente en lo que un hombre con un altavoz, parado sobre unos tambos de basura, decía.
-….esos chicos son sólo un grupo de tontos que no sabe nada sobre la vida, vienen a nuestra ciudad, a llenar teatros de niñas bobas que sólo quieren diversión libre. Sus canciones promueven la promiscuidad y al escucharlos los chicos deciden volverse rebeldes….-Paul soltó una risita ante eso, si esa era la imagen que tenían de ellos ¿qué podrían pensar de Mick y compañía? No mentiría, la verdad es que esa imagen de tiernos hijos responsables no era exactamente la verdadera, pero aun así todo aquello era demasiado.
-….son adolescentes sin estudios, que promueven que los jóvenes no estudien más y entre sus mensajes no hay nada más fuerte que el del vicio, el libertinaje y la irresponsabilidad. Si miramos con cuidado notaremos el cinismo de sus actuares, y…- Paul intentó no reírse, se mantuvo serio, parado con rigidez intentando mantener el estilo de los otros presentes. Pero el guía del grupo cambió el ambiente a algo que Paul no soportó, sin saber cómo, una imagen de John sonriendo llegó hasta él, y éste sostuvo el cartel casi con asco, la gente comenzó a abuchear, risueña, y el presentador comenzó a decir cosas sobre su amigo.
-…este hombre es sin duda una muestra de la más directa imagen negativa del grupo.-Los ojos de Paul se entrecerraron de forma inmediata sin darse cuenta, el presentador comenzó señalando los defectos de la banda y ahora había encontrado a un chivo expiatorio para que fuera el responsable de todos ellos. De pronto en aquella voz John era un malicioso, pervertido, púbero irrespetuosos, irresponsable, cínico, malvado… los puños del bajista se fueron apretando bajo sus brazos que mantenía cruzados, y sus dientes ya estaban rechinantes de contener el coraje, una última crítica salió del presentador y Paul ya no lo soportó por más tiempo.
-¡Ya basta!-gritó llamando la atención de los presentes….

John tenía la cabeza recargada contra la pared. ¿Cuánto tiempo llevaba Paul fuera? ¿Y si no volvía? Dejó el cuarto cigarrillo que había estado fumando en el cenicero que tenía a un lado. Se llevó las manos a la cara, apoyándolas contra las rodillas. Tenía un sentimiento extraño, en la base del estómago un nudo enorme le retorcía todo. Al inicio pensó que eran simplemente los nervios, el pensar en que Paul no pudiera aceptarlo, que lo rechazara y nada volviera a ser lo mismo. Sin embargo, de un momento a otro un sentimiento diferente le empezó a remover no sólo el estómago, sino el cuerpo entero.
Paul… Paul, algo estaba mal. Sin saber cómo lo supo, simplemente tuvo la certeza. Se puso de pie y salió corriendo a buscarlo. En su carrera pasó corriendo por donde estaban los otros dos Beatles pero los ignoró y corrió hasta la salida. Los otros dos chicos se miraron extrañados y sin pensarlo más lo siguieron intentando alcanzarlo.
-Johnny, espera, John.-gritó Ringo al no darle alcance. John se detuvo un segundo, aún tenso y nervioso.
-¿Qué pasa?-preguntó George.
-¿Dónde está Paul?-preguntó el guitarrista por toda respuesta, mirando a todos lados sin control.-Paul está en problemas.- les informó y entonces los tres corrieron hacia la salida.

Ver tres Beatles correr fuera del hotel era justo lo que el grupo de fanáticas estaba esperando. Cuando John, George y Ringo salieron corriendo por la puerta principal evitando a toda costa toparse con ellas, las chicas y chicos presentes enloquecieron y se fueron contra las barreras para atraparlos. Los tres chicos evadieron los brazos que se alzaban en su contra y corrieron hacia la calle. Un tumulto se veía a unos metros sin que llamara la atención realmente, de haber puesto más atención, los fans notarían que aquellas personas tenían a su bajista favorito acorralado y que parecían muy dispuestos a sacarle algo más que un autógrafo. Inevitablemente, el sitio se volvió una completa locura.

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Continuación..... abajo. O.-
Última edición por Be-a-bee el Vie Abr 29, 2011 6:12 pm, editado 1 vez en total.
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AMO LAS FIRMAS DE PAUL!!!!!!
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Be-a-bee
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Mensaje por Be-a-bee »

Capítulo 5 parte 2 XD hahaha. Repito, no es muy bueno, pero ya qué... no sé que más hacer estoy seca del cerebro momentaneamente. Opiniones por favor!!!!!


-Por supuesto, tenía que suceder, ¿No Lennon?-escupía Brian con rostro enrojecido de ira, fulminando a los cuatro chicos que estaban parados en medio de la habitación, quienes de pronto parecían de regreso en sus colegios en Liverpool, cuando tenían 13 años y se metían en problemas, cuando el director los llamaba a recriminar aquellos actuares que habían logrado sacar de quicio a alguien. Por costumbre Paul siempre lograba evadirlo y cuando no, lo solucionaba con facilidad, George no era un estudiante muy apreciado, pero no llegaba al límite de llegar a la dirección, ni que decir de Ringo, que difícilmente era castigado más allá de algo como no poner atención. El caso de John era francamente el opuesto al de los otros tres; estaba acostumbrado a la rutina con el director, a las miradas de reto que mantenía con sus directivos cuando era llamado a la dirección, iba siempre con las patillas predispuestas a los jalones, con las piernas y las manos listas para los reglazos… se había acostumbrado a que los ojos de los profesores recorrieran las filas y los rostros de cada pupitre hasta él inmediatamente después de que cualquier cosa ocurriera fuera de su rigor o su deseo. Por mero gozo había adjudicado a su tutoría algunas travesuras que no eran suyas, por mala suerte había sido atrapado en tantas otras que él hacía y que no lograba esconder. Estaba tan acostumbrado que no le sorprendió que Brian Epstein lo señalara inmediatamente a él luego del altercado con los manifestantes y los fans que se había dado en la calle aledaña al hotel.
Los cinco adultos, George Martin, Mal Evans, Neil Aspinall, Tony Barrow y el mismo Brian Epstein, parecían seguros de que el altercado no podría haber salido sino de la mente de John, que inevitablemente lograría que Paul le siguiera la corriente y por consiguiente los otros dos también harían lo mismo. Cuatro de los cinco “adultos” sabían ya que los golpes que presentaba John no eran de ese día, pero uno de ellos, el más importante quizá, no podía concebir otro origen a esos golpes que la riña con los manifestantes que habían estado armando alboroto desde la noche anterior y durante el concierto.
-No hay sitio donde me puedas regalar un poco de paz.-Siseó. John no contestó, tenía los puños apretados y los dientes tensos chocando unos contra otros. Aguantó las miradas molestas y no se defendió porque estaba demasiado excedido en sí mismo como para liberar algo de tensión enojándose con alguno de ellos… si hacía eso corría el riesgo de reventar, algo muy liberador pero poco conveniente teniendo en cuenta que en su situación podría liberar cierta información reciente que le causaría graves problemas.
-¡Jesús Lennon ni siquiera perdón pides nunca! Deberías estar agradecido de que todo haya acabado bien, y no precisamente por su presteza a solucionar los desórdenes que generan.-gritó Brian ahora mirando fulminantemente a cada uno de los Beatles.
Era cierto, finalmente todo había acabado bien, no precisamente porque John, George y Ringo hubieran hecho algo para detener el zafarrancho, pero tampoco fue precisamente porque Mal, George, Tony, Neil o Brian hubieran actuado muy rápido, como Brian quería hacer notar, había sido más bien una cuestión de suerte.
Cuando los dos guitarristas y el baterista lograron salir del hotel se toparon con un bajista atorado contra la pared y una muchedumbre insultante. Paul no era nada cobarde, pero esos eran demasiados y era obvio que golpear gente no era una solución efectiva, afortunadamente, los otros tres llegaron justo antes de que a alguno se le ocurriera la idea de liberar furias de maneras físicas, y no hubo ni un solo herido –a diferencia de lo que Brian creía al mirar así a John.- los fans habían sido la salvación, de un modo muy curioso. Justo cuando John estaba jalando a Paul del brazo para sacarlo de ahí, con los manifestantes lanzándoseles encima, los fans que habían visto correr a los tres Beatles llegaron hasta ellos jalando consigo a los que estaban detrás y que corrieron por la costumbre de seguir a los demás. Pronto los cuatro músicos estaban rodeados, entre manifestantes que fueron acallados y alejados por los fans, y éstos mismos que en su histeria parecían más peligrosos que los anteriores. Los reporteros y la policía intervinieron, y los 5 adultos ya mencionados libraron a los chicos movilizando una escolta.
Sin embargo todo lo malinterpretaron. Se pensó que John y Paul habían visto a los manifestantes desde su habitación privada en la cual componían, que John había incitado a Paul a salir a incomodar un tanto, que estos dos habían comentado su idea a los otros dos y que por aburrimiento y la misma absurda camaradería de costumbre, estos habían accedido, y que todo había terminado con un shock de adrenalina que los motivó a hacer la idiotez de ir a enfrentar a los manifestantes y exaltar a los fans.
En menos de diez minutos los profesionales hicieron su trabajo, Tony pidió que se sacaran fotos de los fans, y de los manifestantes, y de sacó de su colección fotos de los Beatles saludando a una multitud expectante, Mal y George Martin controlaron los humores en la entrada, exhortando a los periodistas a calmarse, a la policía lavándoles el cerebro con frases como: buen trabajo, y a Brian consiguiéndole un té, Neil acorraló a los chicos y maquiló un plan con Brian, y todo quedó listo: del mismo modo que Tony había dicho en alguna ocasión por primera vez aquella frase de “The Beatles son los Fab Four” quedó registrado, para los miembros del hotel, reporteros, fans y hasta los manifestantes, que unos adorables Beatles se habían querido acercar a sus fans, saliendo en su día libre a saludar, e incluso mostrándole sus respetos a los manifestantes, pues si algo tenían los Beatles era apreció por sus seguidores y respeto por sus oponentes. Si los manifestantes decían algo contrario nadie les creería, como nadie realmente creía sus discursos sobre las teorías conspiratorias de aquellos cuatro británicos para robar las riquezas nacionales, los mensajes subliminales en sus canciones, o que eran calvos, no tenían dientes, no cantaban realmente y un sin número de inventos más.
La tensión de aquella simple media hora había puesto en el rostro de Brian unos años más de los que tenía, de pronto parecía el manager, el que organizaba, el que gritaba y el que se teñía las canas verdes para evitar problemas.
Las miradas de John y de Brian estaban conectadas en un dejo de enojo tan fuerte que parecían enemigos de vida. John endureció más el rostro, con las largas pestañas haciéndole sombras oscuras sobre las mejillas de tanto juntar los párpados. Al no recibir respuesta, Brian bufó, completamente exasperado.
-Lárgate de aquí.-le indicó. En realidad no podía decirle a John que se largara o no de algún sitio. Aunque era más joven que él, John tenía voz de mando hacia consigo mismo, y aún sí Brian hubiera tenido autoridad para decirle a él o a cualquiera de los otros que se largara, éste no le hubiera hecho caso en ninguna otra circunstancia. Pero John se alejó, caminó con paso enérgico por el pasillo y desapareció, y la falta de algún comentario ácido de su parte le bajó la ira a Brian de la impresión. Paul gesticuló terriblemente, urgido por hablar pero con el instinto de supervivencia atacándolo fuertemente.
-Jo-John.-alcanzó a medio gritar, pero el guitarrista siguió caminando sin voltear o detenerse. Paul se mordió el labio, tenía que ir con él, pero primero tenía algo que hacer; se volteó hacia Brian, que tenía a su espalda a Mal y a Neil y a su lado a Tony y a George M. y lo enfrentó.
-Te equivocaste Brian.-La voz estaba atorada en su seca garganta y salió más severa de lo que era meritorio.- John sólo intentaba ayudarme.- Brian enjutó el rostro, consternado y sin entender.
-Sí, es cierto…-quiso intervenir Ringo, pero George le puso la mano en el hombro y Paul continuó hablando.
-Yo me salí y me topé con los manifestantes, yo estaba en problemas, ¡me estaban atacando!-exageró el bajista.-y John, George y Richard sólo fueron a sacarme de ahí. Jo… Ellos sólo estaban salvándome el trasero.-exclamó con una emoción que no quería transmitir en ese momento. Presionó la uña del dedo índice contra el pulgar para evitar demostrar su estado. –Fui yo quien metí la pata esta vez.-Admitió al fin. Motivado por su sentimiento de caluroso heroísmo, de correcto comportamiento, Paul se sintió lo suficientemente seguro como para pretender irse con dignidad a hablar con su amigo, pero a Brian no le bastaba sólo con oír eso y cuando Paul comenzó su andar por dónde John se había ido, lo detuvo.
-No, no, no McCartney, ¿a dónde crees que vas?-

La puerta se abrió abruptamente, y por ella entró un apresurado chico de cabellos oscuros y ojos enormes. La habitación estaba vacía y esa era la octava puerta que abría en su búsqueda de su mejor amigo John. Algo en su mente le decía que estaba inseguro aún, pero el cuerpo le suplicaba por ver al guitarrista, y tras un diálogo sordo entre ambas partes, Paul había decidido que lo que tuviera que decidir lo haría al ver a John.
La siguiente puerta se abrió y dio pasó a otra nueva habitación vacía. Aquel juego de las escondidas no era agradable para su tensión, ya demasiado grave como para empeorarla pensando en que John era quien le rehuía ahora a él.
“¿Qué te rehúye? ¡Bah! Claro que no, John tú son inseparables Paul, y lo que se venga encima su amistad lo afronta y lo saca a pasear como si nada.” Se animó pensando. “Simplemente debes recordar cómo fue a sacarte de ese aprieto.” Su sonrisa se hizo enorme sin que fuera consciente de ello pues aún no había tomado una decisión y estaba reacio a darle nombre a lo que le pasaba por la mente. “Fue esa conexión entre nosotros, yo no le llamé, pero vino a salvarme, y yo no pude evitar salvarle de aquellos tampoco.”
Abrió la última puerta de ese pasillo y por reflejo indirecto no soltó la perilla listo para jalarla de nuevo y cerrarla, pero esta vez la habitación estaba ocupada, ocupada por John Wiston Lennon y un hombre rubio que tenía una mano apoyada sobre el hombro del guitarrista, que tenía la cabeza escondida entre los brazos que apoyaba contra sus rodillas.
La sonrisa de Paul se esfumó. El hombre rubio presionó el hombro de John con más fuerza pero sin lastimarlo, a lo que el guitarrista elevó la vista y luego se giró a mirar lo que éste veía. Paul se había quedado en la puerta, con la mano apretando la perilla. Un desconsuelo se marcaba en los ojos castaños de John, un retortijón revolcaba el corazón de Paul.
-Bueno John, yo…. Creo que será mejor que me vaya.-Dijo el hombre rubio soltando a John con cautela, manteniendo una mirada cálida al hablar con el guitarrista, cosa que no le pasó desapercibida a Paul, y luego mirando al bajista con una extraña fusión entre comprensión, algo de molestia y lo peor, cautela. Por el puro hecho de aquello Paul arreció en sus ojos un rencor que no reconocía, el hombre rubio ladeó la cabeza hacia atrás en reflejo.
-Sabes dónde encontrarme, Johnny.-determinó sin quitarle los ojos de encima a Paul.
-Gracias Do.-contestó John con una voz tan queda que parecía prescindir un velorio. “Do” Salió con parsimonia por la puerta dejándolos por fin solos, mientras el hombre se alejaba por el pasillo, Paul le hizo mala cara y le lanzó rayos imaginarios a la espalda rígida que se iba marchando.
Un rescoldo de enojo se había instalado en él sin sentido al ver aquella acción tan común como era el poner una mano sobre un hombro, o despedirse con nombres apodados, como Johnny o…. “Do”. El bajista quería pedir una explicación más cuando giró el rostro y se topó con un John acurrucado contra el respaldo del sofá, sintió unas ganas enormes de que alguien lo golpeara y le exigiera explicaciones a él.
Paul cerró la puerta contrariado por sus cambios de humor y se acercó hacia el guitarrista movido por la pura inercia, con la mente atorada en un limbo de ideas y emociones.
-Ahí estás.- atinó a decir cuando quedó de pie frente a John. El aludido elevó el rostro hacia él.
-Gracias, me estaba preguntando dónde estaba.-el comentario debería ser sarcástico, ácido o excéntrico, al más puro estilo Lennon, pero al parecer el chico no tenía fuerza para imponer carácter a su lengua, y las palabras salieron como si de verdad hubiera estado perdido en algún sitio mirando hacia todos lados sin poder encontrar la ruta que debía tomar.
Paul y él soltaron un suspiro juntamente sin querer. Tal vez sí estaba perdido. Al verle así, el más puro centro de Paul se removió, con todas las murallas previamente derrumbadas sin su consentimiento, sólo quedaba la fortaleza final que John derrumbó con un simple suspiro. Sin entender o enterarse de cómo Paul supo qué y porqué, y mejor aún, cómo iba a continuar a partir de ahora aquello que ambos tenían.
Despreocupadamente se lanzó hacia el guitarrista, hincándose para quedar a una altura propicia, abrazado al abdomen de John con la cabeza de éste apoyada ahora sobre su espalda y hombro.
-Perdóname.-susurró, estrujando la espalda de John.
-¿Por qué razón?- preguntó el aludido sin entender, con las manos sin saber dónde colocarse o con que cantidad de cariño deberían presionarle la piel.
-Por hacer que te preocuparas por mí… -contestó. Por ponerte en riesgo… por herirte… por hacerte esperar… por no tener el valor de hacer lo que debí hacer. Quiso añadir, pero la voz no lo dejaba y la repentina calma en la respiración de John y el hecho de que su mano se posara en su nuca con ternura, le hizo ver que el resto era obvio. Paul aspiró pesadamente, como dándole permiso a su alma de sentirse terrible, pero dándole algo de la cura con ello también.
-Y gracias.-dijo. John se rió levemente.
-¿Por qué razón?-repitió.
-Por preocuparte por mí…-

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Anilu_Lennon
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Mensaje por Anilu_Lennon »

o.o cada dia me sorprendo mas... D:

no lo creo.. lo leere dos veces para estar segura de lo qie lei

GENIALOSO!

Entrando a mi Ranking de parejas yaoi esta...

John/Paul
Paul/George
George/Ringo
Ringo/Paul
George/John
Paul/Stu
Stu/john

y un trio!! D: [si soy rara x) ]
John/Paul/Stu

LOVE!

PACE 'N' LOVE XD Ahi les dejo mi ranking xD
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THIS IS USUK TIME!!
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