y compartiendo mi primer escrito con ustedes, me decidí a postear el primer capítulo de
mi historia más reciente. Es acerca de lo que sucede durante un dulce intento de entretener
a Julian Lennon por parte de Paul, intenté ser algo verídica, así quu espero que lo disfruten.
Personajes: Paul McCartney, John Lennon, Julian Lennon.
Personajes secundarios: Cynthia Powell, Linda Eastman.
Clasificación: No menores de 13 años.
Géneros: Drama.
Advertencia(s): Lenguaje vulgar.
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A John parecía no preocuparle ese asunto, en absoluto.
-"Estar solo no me preocupa, y Cynthia tampoco. Si ella no ha encontrado a alguien no es mi problema, yo tengo a alquien... yo tengo a Yoko."- se repetía el guitarrista dejando a Cynthia, llorando inconsolablemente en la habitación. Powell no resistía más.
Detrás de la puerta, un tímido Julian miraba cómo su madre lloraba. Ahora le parecía normal.
Sus padres habían estado discutiendo demasiado en los últimos meses, y aunque ya se había acostumbrado, se sentía inquieto viendo a Cynthia ahogándose en llanto.
Se acercó lentamenta, cruzando la habitación, y subió con dificultad a la cama donde su madre lloraba. Su estado no podía ser más frágil. Sus manos cubriendo su cara, apoyándo sus codos en las rodillas imitando parcialmente una pocisión fetal. Julian posó su pequeña mano en el hombro de su madre.
-Mami, no llores, mi papá no se va a ir para siempre, él va a regresar, ya verás-
El llanto de Cynthia se volvió incesante tras escuchar las palabras de su hijo. Su intento de hacerla sentir mejor con sus inocentes pensamientos, era inútil. Efectivamente, John se había ido, Julian estaba en lo cierto; el problema que no regresaría ni pasado un rato, ni mañana, ni la próxima semana...él ya no regresaría jamás.
En eso, el timbre sonó.
-¡Iré a atender mami!- dijo Julian pegando un salto fuera de la cama.
-No mi amor, iré yo- respondió Cynthia levantándose del lecho.
Se acercó al tocador, y dispuso a ponerse unas gafas oscuras para ocultar sus enrojecidos ojos. En seguida, se limpió la nariz.
Abrió la puerta, invitando a pasar amablemente a quien llamaba insistentemente.
-¡Tío Paul!- Gritó Julian eufóricamente, corriendo con pequeños saltos hacia el bajista.
-¡Hola Jules!, ¿Cómo te va pequeño?- Paul revolvió el cabello del chico mientras le decía esto.
-Pues bien, pero mi mamá ha llorado mucho porque mi papá se va, pero ya le dije que no llore, mi papá siempre vuelve.-
Dicho ésto, Paul desvió su preocupada mirada hacia la de Cynthia, acto seguido, regresó buscando la valiente expresión del niño, se inclinó hacia él, y le dió una cariñosa palmada en la cabeza.
-Hijo, necesito que me dejes un momento a solas con tu mami, ¿Crees que puedas permitírmela un segundo?-
-Sí Paul, yo seré un guardia-
-No es necesario, Jules, el jardín te espera y es un lindo día, sal a jugar.-
Y Julian salió corriendo, al tiempo que pateaba una pelota que parecía estar olvidada en el pasillo.
Cynthia y Paul se dirigieron a la sala y tomaron asiento; cada uno en un sillón diferente. A lo lejos se escuchaban las risas de Julian, lo que conmovió a Cynthia una vez más-
-"No puedo llorar, no delante de Paul, no quiero lucir tan débil, y mucho menos causarle lástima."-
La expresión de sus labios la delató.
-Está bien Cynthia, no necesitas hacerte la fuerte conmigo, sacar esas lágrimas es lo que necesitas ahora.-dijo él mientras le tomaba la mano.
Cynthia estalló una vez más.
-¿¡Es que cómo me hace esto!? ¡Yo lo amé por todos estos años!, ¡Estuve ahí cuando me necesitaba! No se si esperar que me amara, pero tampoco puedo decir que lo amé sin esperar nada a cambio, tuve qué soportar muchas cosas para poder ganarme su amor y su cofianza, ¡¿Por qué me hace esto?!, ¿Es malo amar así a alguien? ¿Qué debo hacer? Díme, Paul, ¿Es malo amar?- cuestionó ella quitándose sus gafas, limpiando sus gruesas lágrimas que caían de sus ojos, que empezaban a empapar la falda que traía puesta.
Aunque Cynthia hacía aquellos cuestionamientos abiertamente para desahogarse, también quería que el recién llegado contestara; ella necesitaba un consejo. Sinceramente, el bajsta no se sentía capaz de dárselo, nisiquiera de dirigirle palabras para alentarla.
-"Soy bajista, no consejero matrimonial, por Dios"- pensaba Paul, acercándose delicadamente a Cynthia y dándole un leve abrazo.
Aún con las risas de Julian, los sollozos de la rubia llenaban parte de la casa.
McCartney se sentía un poco cansado, no tenía previsto llegar a casa de John y encontrar a su esposa llorando. Él estaba consciente del problema entre Lennon y Cynthia desde que Yoko había empezado a asistir a las grabaciones del "White Album".
Honestamente, no la soportaba.
Trató de mantener cierta compostura y no verse "como todo un marica", manera en la que afirmaba, parecería si comenzaba a darle consejos y a compadecerse.
Se levantó del sillón y se acomodó la corbata.
-Cynthia, ¿Crees que pueda llevarme a Julian por un momento? Serán sólo unas horas.- dijo sin establecer contacto visual alguno.
-Claro, necesita salir. Gracias.- Dijo ella un poco más tranquila.
Al haberlo llamado, el pequeño entró por la puerta trasera dejando marcas de las suelas de sus zapatos en el suelo, hierba seca en el cabello y las manos sucias.
-Arréglate cielo.-
-¿A dónde vamos?-
-Paul te llevará con él. Yo voy a quedarme. Anda, apresúrate, que tiene prisa.-