El pasado lunes (10 de noviembre de 2014) salió a la venta el nuevo álbum de Pink Floyd, el primero en dos décadas con material nuevo, que así mismo acaba de ser anunciado como el último de la banda.
Se trata de parte de las sesiones registradas en 1993 por Richard Wright, Nick Mason y David Gilmour, en las cuales el trío grabó no solamente su álbum THE DIVISION BELL sino que dejó 20 horas de material adicional que, de ser completado, podría ser editado en otros cuatro o cinco discos.
Lamentablemente el grupo no volvió a reunirse para acabar el voluminoso trabajo, postergando varias veces la reunión por diversos motivos. En algún momento de la segunda década de los '90 uno de los integrantes (creo que fue Nick Mason) anunció que el grupo editaría un disco con temas de esas sesiones y que el título del nuevo trabajo sería THE BIG SPLIFF... pero finalmente nada pasó.
Con el lamentable deceso de Wright en el año 2009 todos pensaron que ese material ya no vería la luz, considerando que Rick no sólo aportaba el sonido característico del grupo sino también con su voz; además de ser instrumental y melódicamente el más creativo.
Pero resulta que, precisamente, los teclados (y algunos coros) son lo que estaba prácticamente completo. Tal como había quedado en los años '90, el material sonaba más a un traabajo de "new age", pero en el presente año Mason y Gilmour decidieron editar un disco a partir de esas grabaciones.
Si bien no todo el material (que, como he señalado, alcanza para varios álbumes) va a ser editado, si tomamos en cuenta el reciente anuncio de David Gilmour de que ésta es la despedida de la banda, al menos tenemos un nuevo disco de estudio de Pink Floyd, cuyo título es THE ENDLESS RIVER.
Lo importante, también, es que se trata de un álbum doble, que contiene 18 temas; con lo cual se ha rescatado prácticamente la mitad de los temas "sobrantes" de la sesiones de THE DIVISION BELL. Las composiciones están repartidas principalmente entre Wright y Gilmour, con Mason compartiendo un par de créditos. Los tres integrantes grabaron sus voces para los coros, los cuales han sido reforzados por Durga McBroom (habitual colaboradora del grupo) y otras dos damas.
También reaparecen, apoyando en algunos pocos temas, viejos amigos de Pink Floyd tales como Guy Pratt (bajo), el ingeniero y co-productor Andy Jackson (bajo y efectos), Jon Carin (sintetizadores y percusión) y Bob Ezrin (teclado adicional y, para sorpresa, bajo); además de que el letrista Anthony Moore no sólo contribuyó con la letra de un tema ("Calling") sino que aportó un poco de teclado adicional en el mismo. En la co-producción, además, vuelve a colaborar Phil Manzanera.
Prácticamente todo el álbum es instrumental (con algunos coros, pero sin letra), salvo el último tema; cantado por Gilmour y titulado "Louder Than Words", cuya letra fue escrita por Polly Samson (esposa del guitarrista) y que más que un cierre para el grupo evidencia su actual sentido de homenaje a Wright.
Recomiendo la edición de lujo, que contiene un tercer disco; el cual incluye tres temas adicionales ("TBS9", "TBS 14" y "Nervana") y seis videos de canciones.
Aunque la crítica está dividida respecto de este nuevo disco, sobre todo por la novedad de ser mayormente instrumental y por tanto más libre en su estructura y ejecución (después de todo, fue mayormente producto de improvisaciones), muchos concuerdan en que es una digna despedida para la banda; la cual, precisamente, se caracterizó por sorprender a propios y extraños con su constante innovación y por "romper el molde" más de una vez.
Mi última mención es para la portada, hermosa y evocadora de paz y trascendencia (y que también parece un homenaje al desaparecido Wright), que para sorpresa de todos no fue diseñada ni hecha por el habitual Hipgnosis sino por Stylorouge; a partir de un diseño del egipcio Ahmed Emad Eldin, como invitándonos a perdernos navegando a través de un celestial río infinito más allá de las nubes.