Joan Manuel Serrat cautivó a su público en Quito

[Eterno]

QUITO. El español Joan Manuel Serrat consiguió empatía con su público compartiendo las emociones de la vida sencilla.
En el Teatro Nacional de la Cultura, el cantante expuso sus temas solo con piano y guitarra.

La sola aparición de Joan Manuel Serrat en el escenario bastó para que el público lo recibiera de pie, con una fuerte ovación, como si el concierto se estuviera acabando.

A las 20:35, el cantautor catalán tomó la guitarra y recibió el cariño de un público que copó el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura.

La primera canción: Mediterráneo, y luego sus primeras palabras: un sincero agradecimiento a quienes llegaron "de manera voluntaria" al teatro para disfrutar de aquella fiesta y, de paso, agradeció a Quito por haberlo invitado.

Serrat trajo consigo las emociones de la vida sencilla en la costa mediterránea, en un concierto acústico que buscaba la simplicidad. Los únicos instrumentos fueron su guitarra y el piano, interpretado por Ricard Miralles, músico con el que se conoce desde hace 40 años y con el que hace un dúo perfecto. "Somos como un matrimonio sin sexo, pero evitamos caer en la monotonía", aseguró.

Serrat rescató lo más medular de sus canciones, con arreglos sencillos e incluso sin arreglos, solo con acompañamiento de guitarra y voz.

Así desfilaron temas como Penélope, Cantares, Lucía, Esos Locos Bajitos, Aquellas pequeñas cosas, y también las canciones de su último trabajo en catalán, Má´, que escribió en homenaje a Maó, ciudad de la isla de Menorca donde Serrat tiene una casa "donde la vida es distinta, escribe sus canciones que crecen, se asoman a las ventanas, se llenan de mar, vuelan como los pájaros y vuelven a entrar por aquella ventana".

Los recuerdos que trajo a colación fueron simples y agradables. Se remontó a cuando aún estaba en el vientre de su madre y ella deseaba que fuera una niña y no un varón. Lo que vino después: crecer en medio de un menaje de color rosado "que explica de dónde viene el punto metrosexual que yo tengo". No recordó tiempos difíciles, como las censuras y los exilios que sufrió en el franquismo, y tampoco habló de política. Eso lo dejó para fuera del escenario.

Dos horas después, el concierto concluyó, en ese instante terminó una complicidad entre el cantautor y el público, que salió satisfecho de haber compartido con un Serrat más cercano que nunca.

DICEN DE ÉL: Quienes lo vieron

Pedro Cevallos,
ingeniero
"Serrat llegó al público con su mensaje sencillo y de solidaridad, fue lo más importante del concierto".

Paulina Corral,
dentista
"Serrat siempre ha sido un ejemplo de cómo se combinan la poesía y la música para llevar un mensaje de dignidad y optimismo".