Debemos respetar todos los gustos y opiniones. De eso se trata, además y especialmente, el arte. Tengo amigos a los que "I Am the Walrus" les parece una porquería por su melodía atípica y sus arreglos "raros". En cambio a mí me gusta mucho más que, por decir, "Hey, Jude" (que sin duda es una de las más bellas composiciones pop de todos los tiempos). Lo mismo pasa con "Tomorrow Never Knows", que para mí es una genialidad pero para otros es sólo una monotonía aburrida. Y puede que sea ambas cosas, según como uno la quiera considerar.
Con Pink Floyd pasa algo similar al tema "I Am the Walrus"; por lo que aplaudo el que haya sido referido como ejemplo. A mucha gente le gusta Pink Floyd y a mucha otra no. A los fanáticos de esta banda, su música nos parece de lo más inspirado que ha dado el rock y nos transporta emocionalmente; y a quienes no le ven la gracia a PF, esos mismos discos son difíciles de digerir en más de una ocasión.
E incluso entre los aficionados a Pink Floyd, existen diferencias de preferencia o gusto dependiendo de la etapa de la carrera del grupo que se esté apreciando o discutiendo. La "era Barrett", para muchos la más brillante, suele ser criticada por quienes prefieren por ejemplo la era de los merecidamente reverenciados THE DARK SIDE OF THE MOON o WISH YOU WERE HERE; o por los que admiran más la "era Waters", de la cual THE WALL es el indudable pico.
La era Barrett fue breve; y en eso radica, creo, tanto su brillo como su exposición a las críticas. Además fue la única etapa en la que, aún funcionando como banda, el grupo no sólo tuvo un líder absoluto sino que además éste lo fue con el apoyo, venia y deseo de los otros integrantes. Lógicamente, al partir Syd la banda tuvo que cambiar de estilo; y no porque los otros lo quisieran (ya que trataron todo lo posible de recrear el estilo de Barrett al menos un tiempo más), sino porque de hecho sus personalidades y talentos eran distintos. Podemos discutir
ad infinitum sobre si los otros eran menos, igual o más talentosos que Syd; pero de hecho fueron etapas distintas. Y en cada caso hay argumentos a favor de cada preferencia.
Particularmente, siendo admirador de toda la carrera de Pink Floyd, considero que Syd tuvo un genio natural más brillante que el resto. Su producción, sin embargo, no tuvo toda la oportunidad de madurar. Pero lo que nos dejó registrado fue como un relámpago, fugaz pero enceguecedor.
En cuanto al tema "Jugband Blues", no es en mi opinión una canción fácilmente escuchable si lo hacemos desde una perspectiva "normal" (queriendo oír una melodía atractiva con buenas armonías y un ritmo bien encajado); pero personalmente ese tema me gusta sobre todo por la sensación que me produce, algo en lo cual Syd siempre fue especial para mí (tanto en sus temas más melódicos como los más alucinantemente experimentales). Esa reacción la pueden sentir unos, otros no. Ocurre para cada persona con distintas canciones, libros, películas o pinturas. Esa sensación o conexión va más allá de las fórmulas estéticas que nos permiten catalogar fácilmente lo que es "bello" de lo que es "feo". Puede ser que "Jugband Blues" sea un tema "feo" desde cierto punto de vista (o de audición, más bien); pero me gusta sin que por ello pretenda que les guste a todos.
Así también: el filme THE WALL, dirigido por Alan Parker, me gusta mucho y en cine lo vi muchas veces antes de tener el video. Me agrada como filme en sí; y por supuesto mucho más por expresar en imágenes y argumento uno de los mejores álbumes de la banda en mi opinión. De repente a otros no les gusta tanto. Pero escuchar y ver a Pink Floyd es, a fin de cuentas y sin importar que se trate de una de las bandas más populares y exitosas del mundo, una experiencia personal.