Bienvenido a REVOLUTION, los foros de BEATLES PERÚ. Participa aquí: Comenta, comparte, discute. Foro beatle en español abierto a todo beatlemaniático!
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Hace poco menos de un mes reproduje en este foro una entrevista hecha por el periodista -y beatlemano- cubano Ernesto Juan Castellanos-Ver Hunter Davies: Alguien mas que un tipo con suerte -. Castellanos ha tenido la oportunidad de entrevistar a gente que, de una u otra manera, convivio con The Beatles y ciertamente la siguiente entrevista, que gustosamente el mismo me ha autorizado para compartir con ustedes, es polemica. Y es polemica porque, al igual que en el articulo anterior, el entrevistado se trata de un personaje que capturo toda una etapa en la vida del cuarteto de Liverpool, las imagenes capturadas por el han dado vida a portadas que ahora son objeto de culto e imitacion.
Les invito a leer y a analizar cada palabra y cada reflexion que Juan le arranco a Robert Freeman... polemico reportaje sin duda alguna.
EL FOTOGRAFO QUE INMORTALIZO A LOS BEATLES, LES ECHO TIERRA Y LES DIO PISON By Ernesto Juan Castellanos | La Habana
Reproducido por Tina Toledo
para Beatles Peru
con permiso expreso del autor
Me pareció un chiste dudoso que un cubano con voz desconocida me contactara por teléfono y dijera que me llamaba de parte de Robert Freeman. «¿Robert Freeman, el fotó- grafo ?» «Si.» «¿El fotógrafo inglés?» «Anjá.» «¿Pero tú me estás hablando del fotógrafo de los Beatles?» «¡Sí, ese mismo!» Primero pensé en cuál de mis amigos me pudiera estar haciendo una broma de ese tipo. No me pareció una posibilidad. Luego lo relacioné con Jan Olofsson, el fotógrafo sueco que le tomó algunas fotos a los Beatles en 1967, y que estuvo como invitado en el segundo coloquio de La Habana. Pensé que uno le pudo haber hecho el comentario al otro. También me pregunté si tendría algo que ver con la invitación de los Quarrymen a venir a Cuba. Cualquier cosa era posible. Ver para creer. Aquello de que un fotógrafo de los Beatles me estuviera buscando por toda La Habana no era algo que se creyera con facilidad.
Pero era verdad. Robert Freeman estaba en Cuba. Por tres motivos: García Lorca, Tennessee Williams y los Beatles: fotografía, teatro y música. Quería montar una exposición de fotos sobre Lorca, preparar el montaje de Un tranvía llamado Deseo con un grupo de teatro cubano, y organizar la gira de un grupo español, con temas de los Beatles, por toda la isla.
Cualquiera que conozca algo sobre la historia de los cuatro músicos más famosos de Liverpool debe haber tropezado alguna vez con el nombre de Robert Freeman. Fue él quien tomó las fotos y realizó el diseño de las carátulas de los discos With The Beatles, A Hard Day's Night, Help!, Revolver y Rubber Soul, o sea, desde el segundo disco de los Beatles hasta el sexto, en orden consecutivo, desde 1963 hasta 1966. También hizo la fotofija y el diseño de los créditos del filme Help!, tomó las fotos y diseñó las carátulas de los libros de John Lennon In His Own Write y A Spaniard In The Works, fue el fotógrafo de la boda de Ringo, de varios folletos de promoción y de un montón de cosas más. El propio Paul McCartney ha reconocido que sus fotos están entre las mejores que jamás se tomaron de los Beatles. Aunque en realidad su historia sea algo más que eso.
Freeman es un londinense que ya pasa de los sesenta años, pero no sé por qué aparenta tener menos. En realidad parece más un personaje salido de una historia de vikingos que de la historia de los Beatles: es alto, delgado, huesudo, con barba y cabello entre rubios y canos; tiene los ojos azules, y sus labios y su mirada siempre andan dibujando alguna sonrisa pícara. Habla español con una mezcla de acentos y prefiere escuchar más que hablar.
Nuestro primer encuentro fue en el hotel Sevilla, donde se estaba hospedando a modo de homenaje espiritual a la ciudad española donde vive desde hace algunos años. Muy pronto me di cuenta de que Freeman es un tipo que a pesar de que la vida le regaló la dicha de trabajar con los Beatles durante tres años, y de haber sido el fotógrafo más estable y más artístico que tuvieron, se resiste a hablar de ello. Incluso se siente incómodo cuando lo hace.
Tuve la suerte de que me aceptara como un amigo desde el momento en que nos conocimos, y nuestra relación fue relajada y espontánea. Durante las dos semanas que estuvo en Cuba conversamos mucho. De sus proyectos actuales, de su vida en España, de sus músicos preferidos, de su pasado y, con cierta evasión, de su trabajo con los Beatles, incluso cuando ya no tuvo más habitación en su hotel y aceptó el cuarto de mi hija Zuilma como albergue por una noche.
Es difícil ser un investigador de los Beatles y tener en tu casa a un personaje tan relacionado con ellos que prefiera escuchar un disco de Frank Emilio a hablar de esos cuatro músicos de Liverpool. Me fue difícil comprenderlo, pero no creí que Freeman estuviera tratando de colocar una barrera a su pasado, aunque sí noté que las cosas no terminaron muy bien entre ellos —aún cuando él afirma lo contrario.
Pero el pasado profesional y espiritual de Freeman no tiene que ver solamente con los Beatles, a pesar de que fue su trabajo para ellos lo que le dio la fama. Desde los catorce años había comenzado a usar la fotografía como la mejor vía para expresar y retroalimentar su arte y su espiritualidad. A los veinte había comenzado como fotógrafo freelance de un periódico inglés tan importante como el Sunday Times. Y siete años más tarde se convirtió en el fotógrafo preferido de los Beatles. En cuatro décadas ha logrado pasar por el lente de su Pentax a infinidad de figuras del mundo de la música, de la política y de la vida social, desde el sultán de Brunei hasta Nikita Kruchov.
Pero por supuesto que a mí me interesaba que Freeman me contara más sobre su pasado con los Beatles que sobre cómo había logrado llegar al Kremlin. Y me fue difícil lograrlo. La siguiente entrevista no ocurrió en un día, sino en dos semanas, poco a poco, lentamente. Además de que pude insertar, con mucho tacto, el tema entre nuestras conversaciones habituales, también logré involucrarlo en tres entrevistas por separado. Dos de ellas fueron en programas en vivo de la radio: primero en Juventud 2000, de Radio Progreso, con el Guille Vilar, y luego en A esta hora, de Radio Metropolitana, con Humberto Manduley. La tercera fue con Toni Pradas, mi mejor amigo de la Secundaria convertido en periodista de Bohemia, en uno de los salones del hotel Sevilla. Y cada vez hablamos de su exposición sobre Lorca, de Un tranvía llamado Deseo, y de los Beatles, las tres cosas que lo trajeron a Cuba. Pero si me costó trabajo hacerlo hablar sobre los músicos de Liverpool, más trabajo pasé para encontrar las grabaciones de cada una de las entrevistas, que para colmo de males estuvieron perdidas durante tres años. Por suerte, logré rescatarlas a última hora para editarlas y publicarlas en este volumen.
Sus puntos de vista sobre los Beatles fueron casi siempre subvalorativos y escapatorios. Él tendrá sus motivos.
EL FOTOGRAFO QUE INMORTALIZO A LOS BEATLES, LES ECHO TIERRA Y LES DIO PISON (y 2)
—¿Cómo surgió la idea de venir?
—Hablando con amigos jazzistas en Madrid, uno me comentó que venía al festival de jazz en La Habana por una semana, y yo le dije que me interesaba venir con él. Fue intuición total; no tenía motivo alguno para venir. Fue intuición, como muchas cosas. Encontrar a los Beatles, por ejemplo, fue intuición. Yo nunca dije: "Tengo que encontrar a los Beatles" —cuando los contacté, nadie los conocía. Con Cuba me pasó algo parecido, y desde que llegué todo fue interesante. En una semana conocí a muchos músicos: a Chucho Valdés, a Hernán López Nussa, a Eduardo Durán...
»Luego conocí al actor Jorge Perugorría, porque quería trabajar con él en un proyecto de teatro, una producción que quiero hacer de una versión de la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado Deseo, pero trasladada al contexto de La Habana de 1958. También me hice amigo de otros cubanos fuera de proyectos de trabajo. Posteriormente volví a España y se me ocurrió la idea de traer a este grupo musical, Revolution, porque hay buen ambiente por ambas partes. Consideré que podría ser interesante tener ese intercambio cultural.
—¿Por qué vives en España?
—Porque me gusta el ambiente desde que yo tenía doce años. Siempre tuve interés en vivir allí, es algo sentimental y natural a la vez. Me gusta la gente, la música, la comida, la moda, la forma de vida. Me gusta vivir donde pueda alimentar mi espíritu como artista. En España me siento muy cómodo: allí hay mejor ambiente cultural que en Italia, California o incluso Francia. A veces parece el Tercer Mundo, a veces el Primero, y ese contraste me encanta. Pero visitar a Cuba me gusta también. Me agrada la atmósfera que se respira aquí, igual que le gustaba a García Lorca, por quien siento gran admiración. Llevo viviendo seis años en Andalucía y ya tengo la misma visión de un andaluz.
—O sea, que eres como un nómada que va por el mundo en busca de su satisfacción espiritual.
—Así mismo. Me gusta viajar, pero en España he encontrado un lugar en el que de verdad me gusta vivir. Antes de Andalucía viví nueve años en Hong Kong, desde 1977 hasta 1986, y viajé por toda Asia. También he vivido y trabajado en Francia, Alemania y los Estados Unidos. Me gusta encontrar otras culturas. Ahora me he olvidado de Inglaterra para vivir en España. Uno nace en el mundo, no en un país. Yo vivo en el mundo y soy del mundo. Pienso en clave de culturas, no en clave de países. Cada artista debe buscar el lugar donde mejor se sienta espiritualmente.
—¿Y qué tipo de cosas has hecho por ahí?
—Fotos, música, un poco de video documental, videos de promoción para músicos. En Sevilla me he dedicado más al desarrollo de exposiciones de mi trabajo sobre varios temas, como los Beatles, Asia o la arquitectura. A pesar de que mucha gente me relaciona básicamente con el mundo musical británico, también he abarcado otros temas y personalidades, como Nikita Kruchov, el sultán de Brunei, Alfred Heineken, Andy Warhol, Sophia Loren, Bertrand Russell, Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, la moda en África. He rodado algunas películas en España. No sólo he trabajado como fotógrafo sino también como camarógrafo —llegué a tener mi propia compañía de producción de fotografía, documentales y publicidad.
»Dirigí tres filmes para la 20th Century Fox: The Touchables, Greeting His Mary Ann y Secret World, este último con Jacqueline Bisset en el papel protagónico. Fui director de fotografía del filme The Song Remains the Same, de Led Zeppelin, y he realizado videos clip de músicos como The Pointer Sisters y Bob Marley. Mi obra se ha exhibido en varias galerías y museos del mundo, incluida la exposición de ciento quince encuadres fotográficos de los Beatles. Actualmente preparo otras exposiciones de mi archivo fotográfico; una de ellas es Tierra y Cielo, que comprende la vida y la obra de Federico García Lorca, con algunos de sus textos y fotografías tomadas por mí en el mundo en el que vivió el artista, y una banda sonora de la música que inspiró su obra.
»Como te dije, también tengo el proyecto de Revolution. Esta segunda visita ha sido para coordinar la posibilidad de una gira del grupo por toda la isla, así que la segunda vez que vengo a Cuba es por la misma razón: la música. En mi trabajo, la música me une a los músicos y puedo reflejarla de manera auténtica. Fotografiando músicos comprendo cómo representar la música en imágenes: el sentido del ritmo, la utilización del espacio. Y eso es lo que quiero lograr con Revolution.
—Háblame de ellos.
—Revolution es un grupo de músicos que hace canciones de los Beatles en vivo, como una vía de comunicación entre el espíritu y la música de los Beatles de una manera auténtica, y que a la vez lleve alegría al público. Creo que sería bonito transmitir la alegría de la música de los Beatles al público cubano, y eso es lo que ellos quieren hacer. Yo soy el productor y el promotor del grupo; para mí es casi un hobby trabajar con ellos, al igual que lo fue trabajar con los Beatles: es como un espejo de algo que estoy haciendo treinta y cinco años después de conocerlos.
»Además, la palabra revolución es bastante popular en Cuba, y creo que una gira de un grupo que se llame Revolution, que también tiene que ver con un disco que da vueltas, va a dar resultado en Cuba. Por eso es la propuesta de una gira, quizás internacional. Considero que puedo moverlos por el mundo porque viajé con los Beatles cuando estaban de gira y sé cómo puede ser la experiencia.
»Desde el punto de vista musical, Revolution tiene nivel, especialmente cuando tocan en vivo. Incluso, desde esa perspectiva, son hasta mejores que los Beatles tocando música de los Beatles, como Tina Turner es mejor que los Beatles haciendo Get Back, o Stevie Wonder haciendo la canción que él hace, ahora no recuerdo cuál. Los Beatles no sólo escribían para ellos, sino para otros artistas que lo hicieron mejor que ellos mismos.
—Esas son comparaciones serias. ¿A quién prefieres en la actualidad, a Revolution o a los Beatles?
—Mira, yo me siento muy bien con los muchachos de Revolution, como amigos, porque estamos muy cerca, como una familia. Los Beatles, en este sentido, estaban siempre rodeados de actividad, de managers, de presión. Era diferente. Ahora, con Revolution, viviendo en Andalucía, es mucho más tranquilo. Pero los Beatles tienen su valor desde el punto de vista musical, y Revolution lo tiene también. Para mí no hay diferencia.
—¿Ya no sientes ninguna nostalgia del tiempo de los Beatles?
—No. No siento ninguna. Casi lo contrario. Ahora siento alegría. No recuerdo una alegría de entonces.
—¿Acaso los Beatles no tuvieron ninguna importancia en tu vida?
—Ellos simplemente representaron un porcentaje de mis fotos, y tuvieron ese porcentaje en importancia. No puedo ir en contra de toda la gente con quien he trabajado en treinta y cinco años. Kruchov está muerto, Jimmy Cliff está muerto, Bob Marley está muerto. Los Beatles fueron importantes, pero yo no era un fan de ellos, trabajaba con ellos: éramos partes divididas, esa es la diferencia. Me interesaban, pero como parte de mi trabajo y no como algo que me indicara qué camino seguir. No creo que los Beatles hayan marcado mi vida. Hacerles fotos a ellos tuvo para mí la misma importancia que hacer cualquier otra foto. Era un trabajo igual que otro cualquiera y procuraba hacerlo lo mejor que podía.
—¿Y crees que tú hayas marcado de alguna forma la vida de ellos?
—Bueno, al menos creo que ayudé a los Beatles a tener una continuidad de imagen durante tres años.
—¿Y desde el punto de vista musical?
—Eso no lo sé. A veces yo estaba en mi apartamento escuchando música electrónica, música concreta, no sé… Charlie Parker, John Coltrane, o ese tipo de cosas, y John Lennon venía a visitarme. Él nunca me pidió escuchar a algún músico en específico; nos sentábamos allí a escuchar varios tipos de música: él ponía a Elvis, a King Creole o músicos de la Motown. Era una intercambio entre John y yo. Eso lo hice con él, porque vivía arriba de mi apartamento, y en ese sentido tenía más contacto con él y con el mundo musical de los Beatles. Yo pude haber sido una pequeña influencia entre muchas. No puedo afirmar categóricamente que haya influido en la música de los Beatles, pero sí te puedo decir que tuve muchos puntos de contacto, y eso tiene comunicación.
—¿Quién aportó más, tú a los Beatles o los Beatles a ti?
—Supongo que estamos ante un empate. Primero que todo, cuando yo conocí a los Beatles, yo estaba más maduro profesionalmente que ellos. Hice mi trabajo relajado y muy cómodo, y a ellos les gustó, les sirvió, y por tanto, ambas partes nos consideramos satisfechas.
—¿Crees que los Beatles son tan grandes como la gente dice?
—Eso es un problema de percepción. Ver a los Beatles desde esta época tiende un poco a magnificar las cosas. Es como una piedra en el agua o, mejor dicho, como cuatro piedras en el agua. Hay una distorsión en el tiempo y también se les ve fuera de contexto, porque en el Londres de los años 60 no todo era Beatles. Había otros músicos: los Rolling Stones, los Animals, los Kinks. Había skiffle, había Elvis, había muchísimas cosas. También había Beatles, pero había gente a quienes no les gustaban los Beatles. Todo eso es normal en la juventud.
—¿Crees que aún en la actualidad ellos se merecen la atención que se les da?
—Supongo que sí, porque eran buenos en su tiempo y con los años hay buenas versiones de canciones de los Beatles hechas por músicos importantes: Herbie Hancock, Celia Cruz, Chico Buarque, Caetano Veloso... Todos hablan de los Beatles como influencia en su música. Estoy escuchando mucho Chico Buarque y me gusta la conexión que ese tipo de músicos tienen con los Beatles, y la inspiración, el rango de percepción que tienen de ellos. A mí también me gusta la música de los Beatles, pero, como te dije, no como un fan.
—¿En algún momento te ha parecido desmedido que se compare a los Beatles con Mozart o Beethoven?
—No me gusta hacer comparaciones entre diferentes estilos de música. No se debe decir: la nueva música clá- sica son los Beatles. No, la música clásica es música clásica, y los Beatles son música popular. Es una actitud diferente en el contenido. Uno está escrito para ser interpretado con precisión y el otro para ser interpretado con personalidad, son cosas diferentes. Los Beatles fueron importantes por representar una ola, un movimiento juvenil en los años 60, y porque han abierto muchas puertas desde el punto de vista musical y social. Y creo que fueron importantes como actividad de este siglo. Pero hay muchas otras cosas importantes también: The Beat Generation, Jack Kerouac, William Burroughs, Allen Ginsberg, o los pintores de la escuela de Nueva York. Todo eso es importante en el desarrollo e interacción general de la cultura. Los Beatles fueron una trama popular, pero hubo otras tramas que no se deben obviar. De igual forma tienes que tener en cuenta la situación de los medios. Si pones la palabra Beatles en grande en la primera página, eso comunica y entra en el ordenador.
—¿Cómo lograste que los Beatles te contrataran?
—A mí los Beatles no me contrataron. El encuentro con ellos fue idea mía, algo de mi interés. Yo estuve con ellos más como hobby, porque tenía mi trabajo y mis cosas mejor pagadas, pero no me importaba, porque lidiar con los Beatles era divertido, y yo lo podía hacer con mucha facilidad. Así que trabajé como freelance para ellos de vez en cuando. En un período de tres años fueron como diez semanas de trabajo
—Pero te pagaban, ¿no?
—Claro, me pagaban por cada cosa que hacía, una portada o cualquier otro trabajo.
—¿Cuánto te pagaron, por ejemplo, por el trabajo que hiciste para el With The Beatles?
—Ahora te va a parecer increíble, pero la tarifa de pago por ese tipo de trabajo era de £25. Sin embargo, los Beatles lograron que la EMI me pagara £75.
—¿Qué tenías en común con ellos?
—Yo era una gente relajada, con sentido del humor, flexibilidad y paciencia, y un poco de diplomacia también, porque ellos tenían diplomacia, aunque con mucho humor. Yo era más reservado, más parecido a George Harrison, viendo las cosas con la misma mirada.
—¿Qué significó para ti haber sido fotógrafo de los Beatles?
—Primero que todo, no me siento fotógrafo de los Beatles. Yo soy alguien que utiliza una cámara para recordar imágenes, momentos, situaciones, caras, cosas que me gusten, que me interesen. No tengo ninguna intención en ser un fotógrafo. Tengo más interés en la vida, en la arquitectura, en los paisajes, en las flores, en la gente. Es ahí donde encuentras las respuestas a las cosas de la vida. Cada cosa tiene distinta sonoridad y yo intento captar eso. Hacer fotos es un aspecto de mi vida como lo es escribir para un diario o algo así. Un artista tiene necesidad de empuñar un lápiz para trabajar. Mi cámara es para mí el equivalente al lápiz de un artista. Pero también trabajo para que me paguen si alguien me quiere contratar como fotógrafo. Para mí, hay fotos personales y fotos de trabajo. Cuando trabajé con los Beatles, hacer una foto de John, de Paul, de George y de Ringo era como hacer cualquier otra foto, porque todas me interesan y todo el trabajo que hago procuro hacerlo como mejor sé.
—¿Por qué crees que ellos decidieron trabajar contigo y no con otros fotógrafos?
—Supongo que porque les gustó mi trabajo. Antes de conocerlos yo les había mandado algunas de mis fotos de músicos de jazz como John Coltrane o Coleman Hawkins. Cuando aquello yo no tenía idea de quiénes eran los Beatles, solamente los había escuchado un par de veces en la radio. Brian Epstein, el manager, me llamó poco después y me dijo que les habían gustado mucho mis fotos.
—¿Por qué crees que no siguieron trabajando con Robert Whittaker, el fotógrafo que les hizo la portada del Please Please Me, su primer disco?
—No me gusta especular. Supongo que ellos no conocían su trabajo. Eso era así. Yo no era importante en aquella época, pero parece que les caí bien, vieron que había una simpatía en mi trabajo, y sabían que yo podía hacer lo que ellos querían. Fue algo natural. Yo hacía mi trabajo de forma muy natural, muy espontánea, y esa naturalidad creo que se refleja en mis fotografías.
—¿Cómo fue tu primer encuentro con los Beatles?
—Fue en un hotel en Bournemouth, al sur de Inglaterra, durante una gira. Resultó un buen encuentro. Los chicos me parecieron muy simpáticos y quizás yo a ellos también.
—¿Y cómo surgió la idea de la portada del With The Beatles, el segundo larga duración?
—Dos días después de llegar a Bournemouth, necesitaban una portada. Al parecer, George Martin había llamado a Brian Epstein con urgencia para decirle que el disco ya estaba listo y que solamente faltaba la portada. Epstein me llamó desesperado, me preguntó si podía hacer algo y le dije: "Creo que sí." Así empezó nuestro trabajo juntos. Ellos no tenían experiencia sobre el espectro de fotógrafos que entonces había en Londres, una ciudad que no conocían. El encuentro entre nosotros fue algo muy natural: ellos necesitaban ayuda y yo los podía ayudar.
—¿Cómo hiciste la foto de la carátula?
—Acordamos vernos en el hotel donde se estaban hospedando, y antes de encontrarme con ellos di una vuelta para buscar el mejor lugar para hacer las fotos. Había un restaurante que me pareció perfecto; en uno de los laterales había una ventana abierta por donde entraba una luz natural fuerte, y una cortina marrón que pensé usar como fondo. Neil Aspinal, uno de sus asistentes, les pidió que vinieran al mediodía vestidos con su suéteres negros de cuello de tortuga. Pude haber tomado la foto en color, pero preferí usar un rollo en blanco y negro, pues creí que iba a salir más natural así. Todo fue muy rápido: una sola foto para escoger una. No usamos maquillaje ni nada especial. Sólo estábamos los Beatles y yo con mi cámara. Utilicé película rápida con mucho grano y dejé que la luz natural que entraba por la ventana hiciera el resto.
—¿Ya tú habías trabajado fotos en blanco y negro con otros artistas?
—Sí. Esa foto sigue el mismo estilo del empleo del blanco y negro que ya había usado con músicos de jazz como John Coltrane. Me propuse que fuera algo diferente de lo que se acostumbraba hacer entonces. Todo el mundo del pop quería fotos en colores, pero yo sabía que el blanco y negro era arte también. George Martin me apoyó mucho en eso, porque la foto tuvo que pasar por una comisión que decidía si se podía usar así o no, pues la norma de los discos eran las fotos en colores. La carátula del primer disco de los Beatles es en colores, y para el segundo yo propuse que fuera en blanco y negro.
—¿Y también empleaste esa misma técnica en el A Hard Day's Night?
—Así mismo. Pero esas fotos las tomé en un estudio. Les hice close-ups a cada uno de ellos de manera individual, con diferentes expresiones en sus rostros escogí un fondo blanco y coloqué una ligera luz lateral. En el diseño de la carátula edité las fotos en secuencia para animar sus expresiones, como si fuera un filme.
—Sin embargo, con el Beatles For Sale te saliste del blanco y negro.
—Sí, luego de una breve reunión con los Beatles y Brian Epstein para analizar lo que íbamos a hacer, decidimos utilizar el color en una locación exterior, y escogimos Hyde Park, cerca de la hora de la puesta del sol. Les volví a pedir a los Beatles que se vistieran de negro, incluidas las bufandas —ese día hacía frío. Luego, en el diseño de la carátula decidí emplear la menor cantidad de texto posible, para que la foto resaltara más. Sin embargo, fuimos un poco más allá y utilizamos, por primera vez en la carrera de los Beatles, una carátula a dos aguas, y en el interior incluí fotos de ellos en blanco y negro. En la contraportada puse otra foto de los Beatles en colores, para la que me trepé en un árbol para lograr ese ángulo de picada.
—¿Y qué es eso que aparece en la portada fuera de foco, un dedo tuyo?
—No. Son hojas caídas de los árboles. Era otoño y había muchas en el suelo. Eso lo puedes notar en la foto de la contraportada . Tomé dos y las puse delante del lente para lograr ese efecto. El frente y el fondo están fuera de foco, pero los Beatles no.
—¿Cómo fue el trabajo para la carátula del Help!?
—Esa la hice en un estudio fotográfico, mientras los Beatles estaban filmando las últimas escenas de la película. Los puse sobre una plataforma construida especialmente para eso, con un fondo blanco. Les pedí que pusieran las manos de manera que deletrearan la palabra help de manera semafórica, pero no se veía bien, así que decidimos improvisar y escogimos la posición de las manos que mejor nos pareció. Fue muy rápido. Los Beatles llegaron, pusieron las manos así, luego así, y se fueron corriendo.
—¿Entonces eso no quiere decir socorro, el título del disco, como la gente asegura por ahí?
—No, desdichadamente.
—¿Por qué decidiste usar un enfoque diferente en la portada del Rubber Soul?
—Quería mostrar otra perspectiva del grupo. Esa la hicimos en el jardín de la casa de John Lennon.
—¿Y cómo lograste el efecto de distorsión de sus caras? ¿Empleaste algún lente especial?
—No, fue algo accidental. Cuando les estaba proyectando las diapositivas sobre una pantalla, esta se dobló un poco y a los Beatles les gustó el efecto distorsionado que produjo. El resto lo hice yo en la ampliadora. A pesar de que no quedé satisfecho con la calidad de la imagen, desde el punto de vista gráfico, Rubber Soul fue la mejor portada que hice.
—¿Y por qué no hiciste la del Revolver? ¿Alguna ruptura entre tu estilo y el de ellos?
—No fue una ruptura sino un proceso natural y hasta cierto punto anunciado. Uno no puede hacer constantemente fotos a un grupo de cuatro pretendiendo ser siempre original. Eso fue lo que yo intenté, pero parece que no me entendieron. En un principio, traté de proponerles algo nuevo y les mencioné la idea de un collage, pero no les gustó. Ellos estaban cansados, las cosas habían cambiado un poco y yo también tenía cierta fatiga. En realidad, yo había establecido ya mi propia empresa y estaba haciendo muchas cosas en el mundo de la moda y las artes, de manera que tampoco podía estar preocupado por si a los chicos les gustaba o no lo que les estaba proponiendo para la portada de su álbum. No se trataba en lo absoluto de dinero, porque yo ganaba mucho más con otros trabajos. No sé. El trabajo que estaba haciendo con ellos se estaba convirtiendo en una costumbre. Ellos decían: "Bueno, no hay que preocuparse, ahí está Freeman para hacer la portada." Lo que les propuse para el Revolver fue algo distinto y no les pareció bien.
—Pero finalmente utilizaron la idea del collage …
—Sí, y con muchas fotos mías, pero tampoco tenía deseos de discutir con ellos. En realidad, creo que lo que hicieron con aquella portada fue una chapucería, algo muy primitivo, como de escuela de arte. A mí no me gusta.
—¿Y la del Sgt. Pepper's...?
—Tampoco. Me parece que está bien para un cartel de promoción, para un gran póster, pero no para la portada de un disco. Hubiera sido más acertado centrarse en los cuatro Beatles como motivo principal. Además, el propio conjunto se pierde cuando el formato se reduce a CD.
—Tú tiraste la única foto que existe de los Beatles nadando bajo el agua. ¿Cómo la hiciste?
—Eso fue durante el rodaje de Help! en las Bahamas. Yo estaba en la locación cuando se filmaba la escena de la piscina, y vi, desde arriba, que había una ventana de cristal bajo el agua. Bajé, encontré la ventana e hice la foto. Fue una combinación de percepción y suerte.
—¿Te resultaba cómodo hacerles fotos?
—Sí. Ellos eran muy relajados, a pesar de que siempre había mucha presión en cuanto al tiempo. No recuerdo que las portadas de los discos me llevaran nunca más de media hora. Todo se hacía a grandes prisas, pero cuando trabajábamos era algo muy sencillo, que no fallaba.
—¿Cuál era el mejor de retratar?
—Ringo.
—¿Y el peor?
—Creo que Lennon.
—¿Te llevabas bien con todos?
—Sí, cómo no. Nuestras relaciones eran muy relajadas. Cuando la gente conoce lo que el fotógrafo quiere hacer, uno sabe que las cosas van a salir bien. Como ellos sabían lo que yo quería, no había problemas.
—¿Con quién te llevabas mejor?
—Con John. Trabajé más con él. Recuerda que les hice las portadas a sus libros. Además, cuando los Beatles se fueron a vivir a Londres, les conseguí un apartamento a él y a su esposa Cynthia encima del mío. Estuvimos bastante cerca por varias razones. Pero también me llevaba bien con Ringo: era como un muchacho; salíamos de noche a bailar, a charlar, a beber, a pasarla bien. Ringo era más humano. Era también el único al que le gustaba el baile. ¿Te imaginas a George Harrison bailando? No es capaz, no tiene mucha coordinación. Tampoco les gustaba mucho ni a Paul ni a John. Pero a Ringo le encantaba. Con él y con Lennon mantuve una relación más estrecha. George era muy lacónico y Paul estaba siempre pendiente de las relaciones públicas.
—¿Cómo describirías la personalidad de cada uno de ellos?
—Odio hacer eso, pero te puedo decir que Harrison es un hombre con mucho sentido del humor, muy socarrón y con mucha riqueza interior. Lennon era un surrealista de personalidad compleja; simple en sus emociones y complejo en sus reacciones, inteligente por intuición y no por formación intelectual; muy inteligente, sin duda, y muy rápido en las respuestas. Los otros le seguían la corriente, le reían la gracia. Paul es la viva expresión de las relaciones públicas: siempre ha vivido en esa línea, pendiente y preocupado por su imagen y la manera de proyectarla al exterior. En cuanto a Ringo, era el sol detrás de los Beatles, allí al fondo, sentado tras su batería, resultaba ser el más abierto, el más sociable, el más accesible y el más cariñoso: un tío estupendo.
—¿Mantienes alguna comunicación con ellos en la actualidad, sea personal o de trabajo?
—Ninguna.
—¿Y nunca te han hecho alguna solicitud de trabajo?
—No, y no estoy seguro de que yo quiera hacerlo, porque estoy trabajando con otros músicos, y es más fresco para mí trabajar con gente nueva. No pienso que vuelva a hacerlo con Paul McCartney, ni con…, bueno, John ya no existe, ni con Ringo… No lo creo. Estoy muy contento con los músicos con quienes estoy trabajando ahora.
—¿Entonces, si alguno de ellos te llama con alguna propuesta, le dirías que no?
—Así mismo. Pero ellos no me llaman y yo no tengo por qué llamarlos a ellos.
—¿Y nunca te han llamado?
—Harrison me llamó una vez y dejó un mensaje en mi contestador automático. Nada más.
—¿Tienes malas relaciones con ellos?
—No. Ni malas ni buenas. Simplemente no tengo relaciones.
—¿Desde cuando sientes esa indiferencia hacia los Beatles?
—Desde hace mucho tiempo. No he trabajado con los Beatles o Apple desde 1966. Pero eso es normal. Un fotógrafo hace un trabajo y ya está.
—¿Y después de 1966 no mantuviste relaciones personales con alguno de ellos?
—No. Algún encuentro casual en alguna fiesta, en alguna inauguración, o ese tipo de cosas. Yo ya tenía mi productora, estaba haciendo cine, tenía mucho trabajo y estaba bastante ocupado: no iba a seguir cada día lo que pasaba con Paul o John; no me importa. Incluso tengo sus números de teléfono, pero no quiero llamarlos. El tiempo ha pasado y las situaciones son diferentes, así que supongo que será difícil relacionarnos de nuevo.
—¿Y cuando lees algo sobre ellos por casualidad?
—Bueno, lo leo por casualidad.
—¿Qué atención le prestas a... digamos, la esposa de Paul, que supongo conozcas…?
—Sólo la vi una vez cinco minutos, en una exposición, con Paul.
—¿Qué crees de los problemas por los que está pasando ahora?
—No conozco los problemas por los que está pasando.
—Todo el mundo sabe que Linda tiene cáncer de mama.
—Yo no lo sabía. ¿Eso es… ahora o… desde cuándo?
—Lo ha venido padeciendo desde hace ya algún tiempo.
—Eso no es bueno... pero yo no la conozco personalmente. Hay mucha gente que tiene ese mismo problema. Yo tuve tres amigos que murieron de cáncer, y cada día muere mucha gente por eso.
—¿Cuál fue tu reacción cuando te enteraste de la muerte de John Lennon?
—Mi primera reacción fue pensar que ya no iba a poder hablar más con él. Fue una pérdida en ese sentido. La segunda fue confirmar que John no tenía que vivir en Nueva York, una ciudad muy peligrosa donde cada día muere mucha gente. Yo viví tres años en Nueva York, y conocí muy bien la ciudad, mejor que John. Él no tenía que estar allí. Es así de simple.
—¿Pero no sentiste al menos tristeza por la muerte de un amigo?
—Sí, claro, pero no es como si hubiera cenado con él la noche anterior. Habían pasado seis años sin tener contacto con él.
—¿Y si mañana vas leyendo el periódico en un avión y te enteras de que Paul McCartney murió, qué sentirías?
—Ahora no lo sé. Eso depende de cómo muera y de cómo me sienta en el avión. Si me voy sintiendo mal del estómago me voy a preocupar más de mi estómago que de la muerte de Paul. También influiría si muere asesinado o de muerte natural. Si es natural, entonces no hay por qué preocuparse, eso le va a llegar a cada uno. La muerte es una parte de la vida, no hay vida sin muerte. Para mí la muerte no es tan importante. Lo importante es vivir.
—¿Cómo valoras el trabajo de los Beatles treinta años después?
—No puedo valorarlo en un sentido sociológico, porque estaría especulando. Debe de ser importante porque hay mucha gente interesada en esa música, entonces supongo que tiene un valor. Los Beatles han hecho un trabajo importante en este siglo. Si el interés de la gente se mantiene es porque hay calidad en su música, hay belleza en sus personalidades. Hay muchas cosas positivas que hacen que siga el interés en los Beatles.
—¿Y cómo valoras su música en solitario, después de la separación?
—He escuchado pocas cosas de Paul. Yo prefiero a Bob Marley que a Paul McCartney. No voy a escuchar cada disco de Paul, no es mi responsabilidad.
—¿Y de lo que has escuchado, qué prefieres?
—Me gusta Mull Of Kentyre. Band On The Run no está mal. Hay otras, pero no me acuerdo. John también hizo buenas cosas en solitario. No tanto así Ringo o George, supongo, porque no he escuchado sus discos.
—¿Y eso por qué?
—Porque hay demasiada música ahora en el mundo. Prefiero escuchar a Cachao o a Benny Moré que el último disco de George Harrison.
—Toda esta conversación me ha dado la impresión de que tú enterraste a los Beatles.
—Sí, un poco. No voy a seguir un tema con la misma actividad intelectual que antes, porque ahora tengo interés en nuevas cosas, en nuevas culturas. Eso alimenta más mi espíritu.
marzo de 1998-junio del 2000
Última edición por Day Tripper Girl el Lun Ene 29, 2007 9:27 pm, editado 1 vez en total.
Amigos, a mi en lo particular las palabras de Freeman me parecen duras, no lo se -y eso solo Juan nos los puede decir, porque el lo entevisto y yo solo puedo imaginar las reacciones de Freeman- pero noto mucho resentimiento por parte de Bob hacia la banda, incluso menosprecia el trabajo que Voorman y Blake hicieron para Revolver y Sgt. Pepper's. Al primero lo califica de chapucero y primitivo -casi le falto decir que fue hecho por un menudo de kindergarden- y a la portada diseñada por Peter la cataloga como un cartel sin mas valor artistico.
...y eso que se trata de las dos covers mas revolucionarias en la musica pop.
Quiza Freeman habria hecho algo mejor que lo hecho por Blake para Sgt. Pepper's?
El trabajo de Voorman para Revolver es muy bueno, es una portada de album que impacta visualmente, el trabajo de Freeman con las portadas de Beatles, personalmente no me llama mucho la atención. Incluso pienso que Astrid lo hubiera hecho mejor y no entiendo porque no se le llamó para hacer las portadas Beatles. Fue una buena decisión prescindir de él porque las portadas ganaron en calidad, solo hay que ver Sgt Pepper y Abbey Road ademas del Revolver. Sobre la entrevista, se nota que habla por la herida.
Si los trabajo de Freeman no es que sean gran cosa... lo mejorcito es Rubber Soul, de ahi que With The Beatles, For sale, A hard no son gran cosa. Lo que el tipo esta es resentido, será por que John lo cacheó con su mujer o por el hecho de vivir a la sombra de los Beatles.