Los sueños de John Lennon

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Lore18
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Los sueños de John Lennon

Mensaje por Lore18 »

En un periodico de mi ciudad llamado El Heraldo, encontre este articula, fue publicado el 9 de diciembre del año pasado, y son extractos del libro de Robert Rosen Nowhere man: Los ultimos dias de la vida de John Lennon.




Los sueños de John Lennon


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John Lennon, en una obra de Andy Warhol.


Por ROBERT ROSEN

A principios de 1978, unos meses después del segundo cumpleaños de Sean, John se empezó a preocupar porque pasaba todo el día en su recámara, flotando en las tardes, acariciando a los gatos, durmiendo, fumando y leyendo, y escribiendo la nota ocasional, quizás algo para utilizar en una fecha futura, en una canción o quizás en otra novela. A menudo, Sean estaba en Central Park con Helen, y Yoko andaba en sus lecturas de tarot con el O. Y John, drogado con marihuana tailandesa, estaría mirando la Tv, perplejo con los anuncios del show de la Beatlemanía en Broadway.

—¡Ya no me necesitan! ¡Los clones lo hacen mejor!

Sabía que si pasaba tres años más recluido esencialmente en el Dakota, iba a tener que encontrar un mejor modo de ocupar el tiempo. Entonces ocupó el tiempo enseñándose a sí mismo a programar sueños. El poder del sueño lo llamaba, en referencia a un libro del mismo título. John pronto pudo dominar la técnica, y eso se convirtió en su medio primario de escape.

El poder del sueño es autohipnosis, John se acostaba en la cama, totalmente relajado, drogado con marihuana tailandesa, suspendido al borde del sueño. Se concentraba en cualquier cosa que quisiera soñar. Si era sexo, fijaba en los ojos de su mente una imagen de la mujer a la que quería hacer el amor. Después contaba hacia atrás desde diez. Antes de llegar al uno ya estaba dormido, la imagen fijada en su mente entraba en el sueño.

Una vez que se dormía, no obstante, perdía el control del sueño, y la trama adquiría contornos grotescos. El segundo y el tercer sueño de cada secuencia nunca tenían ninguna relación con el sueño original programado. A menudo se hallaba de regreso en Inglaterra, veinte años antes. Soñaba con Liverpool o con Paul. O tenía un sueño sexual con George Harrison, que lo espantaba y confundía. Estaba furioso con George desde la publicación de su autobiografía, I Me Mine, que mencionaba a Lennon solo de pasada. ¿Qué diablos es esto? Hice más por el maldito George que nadie. ¿Con quién caraXo iba cuando tenía problemas para terminar una canción? ¡Maldita sea! ¡Para mí, ese bastardo ya no existe!

¡Maldito infierno! ¡El maldito bastardo no existe más en lo que a mí concierne!

Pero qué podía haber inspirado posiblemente tal sueño, se preguntó. ¿Fue su visita al doctor para el examen de la próstata? Era una experiencia única tener el dedo del doctor sondando en su c... Sin embargo, ¿por qué eso le haría soñar con George? No lo sabía.

John disfrutaba tanto soñar que pasaba el mayor tiempo como fuera posible durmiendo. Usando el poder del sueño para programar un sueño sexual tras otro, pasaba la tarde, en efecto, haciendo el amor a Yoko o a May Pang, la joven china que empezó como su secretaria personal en 1970 y pronto se convirtió en su amante.

Entonces se empezó a sentir culpable por dormir 16 horas al día —o más—. Necesitaba hacer algo más constructivo. Yoko le sugirió que registrara todos sus sueños con detalle en un diario de sueños. Eso no solo sería un excelente ejercicio creativo, pensó John, sino que los sueños le darían una percepción de su relación con Yoko.
Los símbolos de los sueños siempre le habían fascinado. ¿Qué revelaban éstos? ¿Cuál era su relación con la realidad? Inmediatamente después de despertar, anotaba todo lo que podía recordar.


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Le sucedían tan pocas cosas a John en los primeros cinco meses de 1978 que virtualmente abandonó la realidad por los sueños. Fue una temporada de sueños, y la mayoría de éstos eran sobre tener sexo con celebridades. A veces intentaba interpretarlos y buscar patrones. Quizá, pensaba, se podría psicoanalizar a sí mismo y llegar a curarse. Quizá soñar tendría éxito ahí, donde los alaridos y los maharishis habían fallado.

Aunque los sueños no curaran a John, daban a Yoko la oportunidad de entenderlo mejor. Ella leía sus diarios de sueño todos los días y siempre sabía exactamente qué había en su mente.

Una tarde, John soñó que estaba en la cama tratando de hacerle el amor a una estrella de cine asiática de cabellos oscuros: ambos están vestidos por completo. John la besa en los labios. Pero cada vez que él intenta deslizar su mano por su falda y entre sus piernas, ella se la quita. “No —dice ella—. Usted no puede hacer eso”. Mientras más se resiste ella, más se excita John.

Están en una pequeña habitación en una vieja casa de campo. Al pie de la cama, un fuego arde en una chimenea de piedra. Todo en la habitación es viejo: el gran tocador de roble, los cepillos de cabello, la joyería y los montones de chucherías, el pequeño Buda de jade que parece estar mirando, exactamente en el centro. En la pared hay un retrato de un ancestro de mirada severa con un bonete blanco, una lista enmarcada de tareas y actividades infantiles diarias, como las lecciones de ‘las 9 a.m.’, implementos de una granja antigua, una horca y arreos de arado montados como objetos de arte. Él mira por la ventana. Hay una laguna artificial, como en su propiedad de Ascote, pero está congelada. Más allá de la laguna hay un bosque, y al límite del bosque un venado de rabo blanco jugando. Entonces toma a la estrella de cine por la mano y, como unos superhéroes, salen volando por la ventana y, desde lo alto, sobre la tierra, ven abajo la casa.

Otra tarde, John soñó que estaba con Elvis Presley en una fiesta en la cocina del Dakota: la mesa de la cocina está totalmente abarrotada de entremeses. La habitación está repleta de personas, cada una toma comida de la mesa. Lennon y Presley son las únicas celebridades allí. John no conoce a nadie, se siente fuera de lugar en su propia casa. Nadie le presta atención. Todos se juntan alrededor de Elvis. John, bebiendo una taza de café negro, intenta acercarse a Elvis para hablar con él, pero las personas no le permiten acercarse. “¡Elvis!”, grita John a través del cuarto, pero Presley no parece oírlo. Entonces Elvis se aproxima a John y asiente con su cabeza para seguirlo. Están en la recámara de John. Elvis está sentado en la cama de John. John cambia rápidamente los canales en la Tv.

En otro sueño, John y Yoko embarazada manejan una limusina por un barrio de clase obrera en Londres. Las calles sinuosas están abarrotadas de personas que venden ropa usada, las viejas se asoman por las ventanas de los edificios derruidos, gritando cosas. Otras personas llegan corriendo al coche y golpean las ventanas. John y Yoko están atemorizados, se abrazan el uno al otro fuertemente. Entonces, tomados de la mano, caminan por la escalera de un edificio industrial. Están en un estudio fotográfico. Un fotógrafo que lleva un suéter rojo y negro a rayas toma fotos a una mujer desnuda que posa contra una pared cubierta de graffiti.

John soñaba a menudo con transformaciones. Las sillas se convierten en personas. Los árboles se convierten en relojes. Las personas se convierten en animales. En un sueño de transformación, John está sentado en una habitación de hotel en Los Ángeles, mirando fijamente por la ventana a un viejo que camina por Subset Boulevard. Después John está en la calle, desnudo, frente al hombre desnudo, respirando su aliento asqueroso, mirando fijamente su boca desdentada. John se aterroriza. No entiende qué está haciendo afuera. No quiere estar allí. El hombre se convierte en un lobo.

Más tarde, al analizar el sueño, John decidió que el lobo era un símbolo de su rabia.

Texto publicado en Nowhere man. Los últimos días en la vida de John Lennon. Robert Rosen. Reservoir Books.
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Eterno
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Reconocimientos

Mensaje por Eterno »

Muy interesante amiga GRACIAS ;)
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Dark-Horse
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Mensaje por Dark-Horse »

Texto muy interesante.

Dónde podré conseguir marihuana tailandesa?

Prepárate Harrison...
9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2...8(
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Father Mckenzie
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Mensaje por Father Mckenzie »

BASURA
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el_escarabajo
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Mensaje por el_escarabajo »

Hola
Father Mckenzie escribió:BASURA
¿Y eso por qué?

Para el que no haya leido el texto "Los últimos dias de Lennon:Nowhere man", lo recomiendo. Ahí se describe otra faceta de Lennon, y me atrevo a decir que más acorde a lo que uno podría pensar de el, y por ahí no tanto a lo que se lee en entrevistas y cosas por el estilo. Por lo menos en mi experiencia.

Saludos.
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yeni
Pete
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Mensaje por yeni »

Dark-Horse escribió:Texto muy interesante.

Dónde podré conseguir marihuana tailandesa?

Prepárate Harrison...
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jajajaa :D... para q les dan ideas!
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BEATMAN2007
Pete
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Mensaje por BEATMAN2007 »

En 1989 me hicieron llegar un interesante artículo publicado en una edición especial de la revista Playboy. En esa época lo transcribimos en varios fascículos de un fanzine que distribuíamos entre los integrantes de un club de fans. El título era ‘La Traición a John Lennon’ . Hago la referencia porque se habla de un libro y hasta se recomienda su lectura. Bueno siempre antes de leer cualquier cosa prefiero tener los antecedentes del autor y me parece que es interesante conocer lo que a continuación explicaría el por qué alguien de este foro califica el texto con el mismo calificativo de ‘Basura’ que podríamos designar al libro de Albert Goldman.

Sabemos que Fred Seaman era el asistente personal de John Lennon durante los últimos años de su vida. Era sobrino de la nana de Sean y trabajaba con John y Yoko teniendo un sueldo anual de 36,000 dólares. Acompañó a John a Bermuda y estaba al tanto de la vida del ex Beatle. El era graduado en periodismo en el City Collage de New York. Al morir John tuvo una licencia de trabajo por parte de Yoko ya que se sintió muy afectado por el deceso ya que le había tomado un gran afecto. Al menos esto es lo que parecía.

A las dos semanas de salir del Dakota Seaman contactó con un amigo suyo, Bob Rosen , que tenía aspiraciones de escritor y acordaron ir a partes iguales en un libro acerca de John Lennon. El cuartel general de ambos era el departamento de Rosen en la calle 169 y el proyecto lo denominaron ‘Walrus’ . Fred tenía como misión sacar todo tipo de documentos e información que pudiera servirles para completar el libro, e informar acerca de todo lo que sucedía en el Dakota. Seaman regresó a su trabajo para desempeñarse como asistente de Lenono y de los fondos de la compañía pensaba sacar dinero para pagar el sueldo de Rosen.

Durante un año se realizó un robo sistemático de documentos que eran analizados una vez a la semana en el departamento de Rosen. En abril de 1981 Rosen se había familiarizado y obsesionado con la interpretación que hacía de Lennon que pensaba que lo conocía mejor que nadie incluso más que su socio Seaman. Es entonces que Fred le lleva algo que Bob consideró excepcional, recortes del diario New Yorker de 1975 a 1980 en las que John colocó sus observaciones personales. Era oro para ellos, saber las opiniones y pensamientos de Lennon en el periodo que nadie sabía de él.

El trabajo de Seaman se volvió descuidado y poco a poco una serie de circunstancias llevaron a que fuese despedido a fines de 1981 con una indemnización de 10,000 dólares. En abril de 1983 a Yoko le llega la noticia que Fred está en tratos con la editorial Simon & Shuster para publicar un libro de Lennon en el que difamaría la memoria de Lennon y la personalidad de Yoko. Seaman es arrestado por posesión de objetos personales de los Lennon de valor incalculable. En la incursión de la policía encontraron solo copias de documentos pero no el presunto original del diario de Lennon. El 27 de mayo es declarado culpable del robo y sentenciado a 5 años de cárcel
Llega a un arreglo para reducción de pena (a 3 años) con el compromiso de no revelar el contenido de los diarios.

La revista narra como la obsesión por los diarios de Lennon era tal entre Rosen y Seaman que los llevaba a tener diferencias en cuanto a la interpretación de lo que John escribía. Había un acuerdo en cuanto a culpar a Yoko de todo o presentarla como la mala de la película pero en cuanto a John Lennon, Rosen se daba el lujo de colocar sus propios comentarios corrigiendo los del ex Beatle para hacerlos más interesantes para el público. Yoko se entera que la editorial Simon & Schuster al parecer encontró poco sustancial lo que tenía que revelar Fred así que desestimó la salida de su libro.

Tomando otra fuente extra a la de Playboy se puede recurrir al libro ‘LENNON’ de Cynthia Powell en la que la primera esposa de John narra que Seaman fue a visitarlos en Gales el año nuevo de 1981 y le contó que Lennon tenía diarios detallados de sus últimos 6 años que quería dejarle a Julian en caso le pasara algo. Fred le dijo que los había sacado del Dakota para copiarlos y darle las copias a Julian pero la persona que iba a hacer el trabajo nunca se los había devuelto (en referencia a Rosen)

Esta versión sería confirmada por el propio artículo de Playboy aunque con un detalle extra. Yoko sostiene que envió a Seaman con regalos para Julian y que su empleado se tomó la libertad de regalarle a Julian una cinta de John con material grabado en Bermuda (lo que posteriormente dio pie a pensar que los temas de su producción ‘Valotte’ provenían de dicha cinta). En el libro de Cyn se señala que Seaman vino por su cuenta. En Playboy se señala que la intención sería comprometer a Julian en la conspiración de los diarios.

Bueno hasta acá lo publicado que puede estar sujeto a análisis. Hay un aspecto importante que tomar en cuenta en todo esto. Lennon no era un tipo común y corriente.
Por lo tanto la lectura de un diario suyo no debía tomarse tan a la ligera o tan textual. Si asumimos que muchos de los documentos que tuvieron acceso ya sea Seaman o Rosen fueron escritos por John, debemos tomar en cuenta que Lennon era un artista, escribía tanto prosa como poesía, reflexionaba y tenía sus puntos de vista especiales sobre las cosas. El que conoce su vida sabe que era abierto a experimentar. Sino fijense su paso por los shows de Mike Douglas y los invitados que sugirió. El texto presentado aquí habla en una parte de algo que va más allá del plano no trascendental: el desdoblamiento astral. El tener dominio sobre los sueños y poder fijarlos lleva o apunta a eso. Ahora el hecho de la fijación por el sexo en el caso de un Lennon que ya no tenía mucho interés en Yoko no suena descabellado pero tampoco podría descartar que se tratara de una de las observaciones fijadas en el pensamiento de Rosen para hacer más revelador y vendible su libro.

Al final si la fuente no es objetiva como se aprecia aquí con dos individuos que a toda costa querían dinero y unos diarios que tampoco pueden ser citados directamente para evitar represalias legales, tan solo queda pensar que la lectura del libro de Rosen resulta una interesante fantasía de un autor que creía comprender más a Lennon y cuya presentación de sus escritos debía estar sometida a una corrección e interpretación cuya única persona autorizada era el mismo. Su pasión por el proyecto lo pinta de cuerpo entero cuando no tiene reparos para desembarcar a Seaman y dejarlo a la deriva. Tal vez este escritor no se acuerda que a Lennon le dieron el Foyle’s Prize y que escribió otros dos libros más, el último de los cuales también se robó Seaman.
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