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morí con la carta de John
jajaj síguelo ahora quiero ver la deseperación de Paul
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es facil, es simple y es gratis...la música está en todas las almas, solo tienes que abrir tu corazón para escucharla
Antes de darme cuenta ya había pasado la semana de exámenes finales y se acercaban las fiestas de fin de año. Iría a Liverpool durante las vacaciones de invierno para pasar Navidad y Año Nuevo con los chicos.
Alisté mis maletas y tomé el primer tren a Londres el 23 de diciembre por la mañana. En el camino a Liverpool le escribí una carta a mi amiga Lorena, cuyo cumpleaños era en 4 días, y si quería que la carta llegue a Perú lo más pronto posible, debía mandarla ahora.
Le conté sobre los amigos que había hecho en Liverpool, y la tristeza que pasé al dejarlos para ir a la universidad. También mencioné que me había encontrado con Stephanie un día, supuse que le gustaría saber que a su inseparable amiga del colegio le iba bien estudiando psicología.
- Effy! Tenía miedo de que no llegues a tiempo para cocinar – dijo John mientras me abrazaba
- Ah, payaso eres. Dile a tu tía que cocine
- Ay, que genio. Además, tu cocinas mejor que ella
- No planearás dejar a la pobre anciana sola en Navidad, ¿O si? – pregunté mientras salíamos de la estación de trenes
- Tal vez… Iré a hacerle compañía temprano
- Iré contigo, me cayó bien.
- Claro, porque las 2 son brujas
- Eres imposible Lennon!
Llegamos a mi casa y dejé mis maletas en la entrada. Decidí que primero iría a la casa de los McCartney, para saludar a Paul y a Mike, y por supuesto a Jim. Jim McCartney era un hombre serio, pero me encariñé bastante con el durante el tiempo que estuve aquí.
Cuando escuché que la cena sería en casa de los McCartney y que las tías de Paul y Mike vendrían de visita me emocioné mucho. Paul hablaba de que tan diferentes eran sus tías y de lo locas que estaban. Tenía muchas ganas de conocerlas.
John y yo caminamos hacia la casa de los McCartney. Tocó la puerta varias veces y nos recibió Mike.
- Effy, siempre es un placer verte – dijo besando mi mano. Típico de los McCartney. Algo debió habérsele pegado de su hermano.
- Mikey – dije con una sonrisa - ¿Cómo has estado?
- Yo bien. ¿Qué hay de ti?
- No me puedo quejar.
- Este… yo también estoy aquí.
- Ya lo se Lennon.
- ¿Acaso no es un placer verme?
- Eres imposible. – dije golpeándolo en el hombro
- Ya te acostumbrarás.
To die by your side is such a heavenly way to die.
-The Smiths
Capítulo 14: If you break my heart I'll go, but I'll be back again.
Que te puedo decir acerca de lo que pasó en Navidad. Básicamente nada. Lo que más me marcó de mi corta visita a Liverpool fue lo que pasó la noche del 31 de diciembre, después de la pequeña fiesta que se organizó en casa de los McCartney.
- Escúchame. Se que no soy perfecta… - dije mirándolo a los ojos
- Effy, no te entiendo. – dijo el algo desconcertado.
- Dame una oportunidad. Se que puedes tener a cualquier chica que quieras. Pero quiero que me quieras a mi. Por favor – dije soltándolo todo de una sola vez
- Ef. No hagas esto por favor.
- ¿Por qué? No seas ridículo, se que sientes algo por mi. No puedes negarlo.
- Tu no entiendes Effy. No quiero lastimarte. Yo no soy bueno para ti, tu te mereces algo mejor.
- Pero yo te quiero a ti – podía sentir las lágrimas caer por mi rostro. - ¿Por qué me haces esto? Sabes que me amas.
- Yo, yo… podría tener a cualquier chica que quiera. ¿Por qué rayos querría estar en una relación contigo?
- Ah, ya veo – sequé las lágrimas de mi rostro y lo miré a los ojos – Con que ese es el problema. Eres un idiota, ya ni siquiera se quien eres. – me di media vuelta y empecé a caminar hacia mi casa. Volví a sentir las lágrimas.
- Effy, espera! – sentí que caminaba detrás de mi – Yo no te merezco – di media vuelta y me acerqué a el.
- Aléjate de mi – le di una cachetada y corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa.
Entré. Me recosté en el sofá y empecé a llorar. Maldito asqueroso. No se porque no me di cuenta antes. Pero ya pasó, Effy, ya pasó. Subo las escaleras y alisto mis maletas, regreso a Cambridge mañana en la mañana. Se que su maldito orgullo impedirá que venga a buscarme y a disculparse conmigo. Me ama y se que no quiere lastimarme, precisamente porque sabe que es un bastardo asqueroso. Pero aún así lo amo, porque es mi bastardo asqueroso. Pero debía olvidarlo.
Me acuesto en mi cama y lloro de nuevo. Lloro, grito, y pronuncio palabras poco entendibles. Lloro hasta que mis ojos me duelen. Lloro porque casi nunca me permito hacerlo. Lloro para poder olvidarlo. Cierro los ojos y los abro en un segundo, porque el también está ahí.
Olvidarlo me va a tomar bastante tiempo. Y eso es lo que me asusta. Tengo miedo de no poder olvidarlo. Pienso en el toda la noche y no consigo conciliar el sueño.
Veo el reloj que está en mi mesa de noche y marca la 6:40 de la mañana. No he dormido ni un solo minuto. Me doy cuenta de que es inútil tratar de seguir durmiendo. Me pongo de pie y voy al baño. Me veo en el espejo y me doy cuenta de que mi rostro da miedo. Me rio de mi misma por varios minutos y paro por el miedo de que tal vez me esté volviendo loca.
Tomo una larga ducha y lloro más. Lloro porque se que mi orgullo no me permitirá llorar más por el. Lloro y trato de olvidar todo. ¿Cómo puede ser tan egoísta? Prefiere tener la oportunidad de costarse con otras en vez de estar conmigo. Pero aún así lo sigo amando. A lo mejor lo seguiré amando después de que acabé la universidad.
Tengo miedo. Miedo de seguir amándolo y nunca poder olvidarlo. No es justo. Salgo de la ducha y me pongo lo primero que encuentro. Me miro al espejo mientras me peino y me doy cuenta de que debo ser sincera conmigo misma. No voy a poder olvidarlo. Lo necesito y lo voy a recuperar. No hoy, no mañana, no la próxima semana, ni en un mes ni en un año. Pero será mió. Algo me dice que el tampoco va a poder olvidarme. Y saber eso es lo que me permitirá dormir esta noche. Y las demás noches que pasen hasta que lo vuelva a ver.
Sonrió para mi misma y me pregunto si estoy al borde de la locura. Sacudo la cabeza y me prometo a mi misma que no dejaré que su recuerdo me consuma y me haga perder la razón. Suspiro y analizo bien la situación. Regresar a Cambridge, estando absolutamente sola en el campus me haría enloquecer. Abro uno de los cajones del tocador y busco algo. No recuerdo bien pero se que hay algo importante ahí. Encuentro un papel con una dirección y un teléfono. Me pongo de pie y bajo las escaleras. Tomo el teléfono y marco el número.
Effy Robinson tiene una excelente memoria. Desde pequeña he sido capaz de memorizar nombres de presidentes, ríos, países y monumentos históricos. Pero soy terrible recordando personas. La letra que está en el papel no es mía. La letra en la que está escrita el teléfono es una, y la de la dirección es otra. Ambas letras son terribles. Pienso y trato de recordar.
Fiorella y Wendy. Terrible caligrafía, y si no apunté sus nombres en el papel es porque supuse que nunca las necesitaría, o que no las olvidaría. Escucho una voz en la otra línea. Sonrío porque me doy cuenta de que había acertado. Escucho la voz algo infantil de Fiorella y permanezco en silencio, tratando de pensar lo que debía decir.
- ¿Si? ¿Quién es, qué desea?
- ¿Figi?
- Effy! – dijo gritando. Alejé el teléfono de mi oído. Estaba acostumbrada a esto. – Dios, Wendy! Wendy! Effy está en el teléfono. Effy, preciosa, ¿Qué es de ti?
- No se por donde empezar. Dime algo, ¿Les molestaría si me quedo un par de semanas con ustedes? Solo hasta que empiece la universidad.
- Claro, claro. No sabes cuanta falta me has hecho. Tengo tantas cosas que contarte.
- Muero por escucharlo todo – dije riendo. – Ahora debo irme, trataré de buscar un vuelo. Te llamo cuando llegue a la cuidad.
- Me parece perfecto, te esperamos.
Colgué antes de que alargara demasiado la conversación. Subo las escaleras y bajo mis maletas. Abro la puerta y camino una cuadra. Las personas me miran igual de raro que cuando me mudé aquí. Llamo un taxi y le digo que me lleve al aeropuerto. Veo mi rostro en el espejo retrovisor del taxi. Acomodo mi cabello y me pongo unos lentes de sol para ocultar mis ojeras. Sonrió de nuevo y me quedo dormida.
Última edición por hangthecyst el Mié Ene 19, 2011 2:06 pm, editado 4 veces en total.
To die by your side is such a heavenly way to die.
-The Smiths
NOOOO, TE PASASTE CON ESTA HISTORIA. LA VERDAD, GENIAL, TE FELICITO.
Suena exagerado, sí, pero es la verdad. siempre me encariño facilmente con los fanfics y este me parece estupendo por empezar porque la chica es igual a mí -aunque dudo si es algo bueno o un poco malo- en el sentido de la personalidad. Me encanta, seguilo:)
The coulds will be a daisy chain, so let me see you smile again.
Dear prudence, wont you let me see you smile?